jueves, 25 de octubre de 2012

¿Para qué escribir?

Nada de lo que haga te devolverá a mí. Probablemente lo único que logro escribiendo en este blog es acordarme de ti, pensar en todas las palabras que nos hemos dicho desde el día en que nos conocimos hasta el momento en que no tuvimos nada más por decir; revivir aquel amargo sabor angustia de cuando decidiste dejarme con mis fantasmas. Así sucedió, me abandonaste con esas horribles sombras. Quisiera olvidarme de tu nombre, aunque sé que me perdería a mí misma antes que borrar tu recuerdo de mi   memoria. Apareces en mi imaginación demasiado hermoso, increíblemente bello con tu sonrisa característica y esos ojos profundos que revelaban siempre lo que pasaba por tu mente, y también tus manos que solían necesitar las mías, o así lo creía. 
Solo espero que este día finalmente acabe, que el inmenso sueño me atrape y me procure un ensayo a la muerte, ese sentir tan glorioso, tanta dicha es escapar de uno mismo, dormir siempre que sea posible. Pero las horas pasan de manera cruel; entre viajes, libros que devoro o que a veces me devoran a mí, música y un café que nunca se termina. Y al caer la noche, el insomnio hace acto de presencia, vuelve a mí como si mi cuerpo fuese su lugar favorito; lo acompañan el dolor, la incertidumbre, las eternas preguntas. 
Me encuentro con una vida rodeada de miedos infantiles, de inseguridad absurda, de calles desoladas y notas tristes, no sé cómo comenzó. Me confundes: llegas, me destrozas, y te vas. ¿A qué estamos jugando? ¿Cómo decirle que no a tus ojos? ¿Qué hacer para no caer en la trampa de esos labios tuyos? Que mal está todo, todo está terriblemente mal. Lo sabes y lo sé. 
Me odio por no tenerte, te odio por estar tan lejos. Detesto necesitarte con todas las fuerzas que me quedan. Por qué diablos no puedo acariciar tu cabello, por qué no puedo deleitarme con tu aroma, no puedo besarte. No he podido enamorarme de nadie más, es como si mi jodido corazón se hubiese emperrado a estar contigo. Ojalá pudiera regalártelo: arrancármelo e irme en paz ¿se podría?
Quiero transformarte en polvo, deseo que seas olvido. 

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