miércoles, 31 de octubre de 2012

La última sinfonía del corazón

Al fin verás, la llama eterna 
que encenderá viejas pasiones de tu corazón 
se esfumarán tristes suspiros 
al tiempo que las lágrimas se acabarán. 

El veneno que se ha derramado 
de tus venas es una poción 
dulce vino que me ha emborrachado 
es un elixir para no morir 
es la llama que me ha acariciado 
es un infierno en el corazón.
Triste sueño que ha terminado 
por ahogarse en la realidad 
esas rosas del jardín secreto 
han robado nuestra identidad 
sus espinas sangran nuestros cuerpos 
empapándose de eternidad.
Si la noche nos tiene en sus manos 
de estrellas yo te haré un collar 
si el día me descubre huyendo 
mis cenizas me delatarán. 

Al fin verás, la llama eterna 
que encenderá viejas pasiones de tu corazón 
se esfumarán tristes suspiros 
al tiempo que las lágrimas se acabarán.

martes, 30 de octubre de 2012

Él la ama

La necesita y eso me está matando. Suspira con melancolía y le llora a su ausencia mientras yo intento brindarle mi apoyo, pero él solo quiere que ella vuelva. Ningún abrazo, ni siquiera un beso mío tranquiliza a su alma, lo que él desea no lo encuentra en mí: todo lo posee ella.  ¿Cómo salvarlo? Si pudiera traerla a su lado a costa de mi felicidad, lo haría por aliviar su dolor. De ese modo yo lo amo.
Intenté provocarle sonrisas, lograr que me mirara con amor. Pero su rostro únicamente reflejaba angustia, tristeza y una profunda soledad que conmigo no podía llenar. Sé que no es culpable y que alguna vez intentó amarme como la amaba a ella: fracasando inevitablemente. No lo puedo culpar, ella es todo lo que quiere y él representa el universo para mí. Así de injusto es, sin que podamos evitarlo. 
¿Quién se creyó ella para abandonarlo?
¿Quién es ella, rechazando lo que yo moriría por tener?
De cuanta ternura se pierde, de cuantas caricias y besos que yo no obtendré de él.

lunes, 29 de octubre de 2012

No te quiero perder

Aún no es momento de que partas, mi corazón me lo dice a gritos. Sé que no es el final pues mi mente me ha dicho que todavía te necesito. Cariño, te pido no perdamos el control de nuestras vidas, no son esperanzas vanas: tengo fe en que nos faltan más recuerdos que forjar juntos, no quiero acallar este sentimiento, queda más tiempo. Dime que permanecerás, solo tienes que decirlo ¿sabes? No es demasiado difícil. La calma de mi alma acaecerá si tan solo le brindamos al amor una nueva oportunidad. Porque no he dejado de quererte, sigues siendo mi ilusión, la razón del desastre en mi poesía, y mi mayor inspiración. 
¿Qué pasa por tu mente?

domingo, 28 de octubre de 2012

Y nada cambia aquí, sigo de infeliz, buscando soluciones.

Esas fantasías

Si supieras cuántas veces yo soñé a lo largo de mis días con verte llegar. Con encontrarme en un momento cualquiera con tu presencia; sería alzar el rostro, toparme con tu mirada y que las lágrimas inundaran mis mejillas de radiante felicidad. Dirías entonces: "Ya estoy aquí". Y yo me moriría. 
Me vería en ese parque, escribiendo poesía; sería interrumpida por una silueta extraña, por una persona que me tomaría entre sus brazos, sabría que se trataba de ti, no podría ser nadie más. Pronunciarías: "Tranquila, estoy contigo". Y yo me moriría.
Quizás en una triste madrugada, estaría leyendo un libro; una melodía comenzaría a sonar haciendo a mi corazón acelerarse, me asomaría; tú estarías allí viéndome con una sonrisa que no cabría en ti, una sonrisa que me contagiarías. Cantarías: "He venido por ti". Y yo me moriría.

sábado, 27 de octubre de 2012

Canto (el mismo dolor)

Canto porque me levanto siempre con las mismas penas
con las heridas abiertas que siguen sin cicatrizar
Vago por las veredas, por desiertos, por la selva
surcando los anchos mares hacia ningún lugar
Canto porque me canso de dar explicaciones
no tengo soluciones para qué tanto preguntar

Y no hay mejor ni peor
pues con la gente que tropiezo
sufren del mismo dolor
están igual, el mismo dolor.

Parto de aquí a otro lado
crias cuervos y te comen los ojos luego
Canto porque me levanto
siempre con las mismas penas


Más de seis años escribiendo

Estaba escuchando un poco de música, una combinación extraña entre Anabantha y Evanescence. Fue inevitable recordar, solo algunas cosas. Aquellos viajes con mis padres que parecían no terminar jamás, y luego qué. Me he detenido aquí, puede que me haga feliz o incluso me vuelva triste, no he perdido esa costumbre. Los discos rayados, los caminos que parecían infinitos en medio de una noche tortuosamente negra. 

viernes, 26 de octubre de 2012

Cuatro años hacia delante IX


Después de aquel beso que nos dimos, me separé de él y dediqué un tiempo a mirar en sus profundos ojos, logré encontrar el reflejo de su alegría, me sentí repentinamente fresca y mi corazón no dejaba de golpetear contra mi pecho. Me di cuenta de que Eduardo era mi salvación, claro, era mi mejor amigo; él que siempre estuvo aun cuando no se lo pedía, que fue mi alma gemela y además, a pesar de haberme ido sin explicaciones, me perdonó.
-Te quiero Eduardo, te quiero muchísimo – solté sin más.
-Yo te amo, es más, te he amado siempre – me respondió – y deseo ser quien te ayude a olvidar el pasado, quiero formar un futuro contigo, dame la oportunidad de demostrarte lo importante que eres para mí.
-¿Cómo? – Me extrañé con una sonrisa - ¿yo soy la chica de la que me hablaste hace tanto tiempo?
-No puedo creer que lo haya disimulado tan bien – se sonrojó – claro que lo eres.
-No entiendo por qué fui tan ciega – resoplé – estuve soñando con mi gran amor y hasta ahora vengo a darme cuenta de que siempre lo tuve frente a mí, lo peor de todo es que lo abandoné…
-No digas más – me calló – eso ya no importa porque estás aquí, estás conmigo y no con él.
-No con él – repetí – tienes razón, estoy contigo, no con él – dije repetidamente como una niña de cinco años.
-Así es – se rió Eduardo – estás conmigo, estás aquí frente a mí – me besó – y por fin pude sacar todo este sentir de mi pecho – otro beso – quiero protegerte siempre. No te vayas otra vez, por favor no lo hagas…
-Eduardo…
-Me siento seguro y cálido cuando estás aquí – comenzó a cantar sorprendiéndome con su melodiosa voz – Y nada me sale mal. Estoy curado cuando estoy a tu lado, estoy muy bien – a este punto me rodeó con sus brazos, cerré los ojos y me dejé llevar por la hermosa canción que me trasmitía amor puro – Estoy curado cuando estamos juntos, y me siento feliz pero solo si tú quieres que lo esté. Sabes que siempre cuidaré de ti…Me siento seguro cuando te tengo cerca – finalizó y suspiré.
- ¿En qué piensas? – me preguntó.
-Demasiadas ideas arremolinadas en mi cabeza – reí – pero sobretodo pienso que este es el día más feliz de mi…
Comenzó a sonar el timbre de su casa y yo me paré en seco, Eduardo gruñó algo que no entendí muy bien y se dirigió a la puerta, por su puesto tenían que ser Ángela y Cecilia, entorpeciendo mi momento con mi mejor amigo.
-¡Qué demonios haces tú aquí? – escuché gritar a Eduardo con una furia que no le conocía, hasta ahora. 

jueves, 25 de octubre de 2012

La princesa y el príncipe

La princesa lo conoció en un baile que poco le importaba, lo vio entre la gente con una mirada aburrida. El príncipe no quería estar allí, mas tiempo después supo que haber aceptado la invitación había sido la única buena decisión que había tomado en su vida. Ella es bellísima, pensó, sintiéndose ahogar en los ojos azules de la princesa. Él es extraño, tanto que me muero por hablarle, dijo para sí la princesa. Entonces al destino se le antojó juntarlos.

¿Para qué escribir?

Nada de lo que haga te devolverá a mí. Probablemente lo único que logro escribiendo en este blog es acordarme de ti, pensar en todas las palabras que nos hemos dicho desde el día en que nos conocimos hasta el momento en que no tuvimos nada más por decir; revivir aquel amargo sabor angustia de cuando decidiste dejarme con mis fantasmas. Así sucedió, me abandonaste con esas horribles sombras. Quisiera olvidarme de tu nombre, aunque sé que me perdería a mí misma antes que borrar tu recuerdo de mi   memoria. Apareces en mi imaginación demasiado hermoso, increíblemente bello con tu sonrisa característica y esos ojos profundos que revelaban siempre lo que pasaba por tu mente, y también tus manos que solían necesitar las mías, o así lo creía. 
Solo espero que este día finalmente acabe, que el inmenso sueño me atrape y me procure un ensayo a la muerte, ese sentir tan glorioso, tanta dicha es escapar de uno mismo, dormir siempre que sea posible. Pero las horas pasan de manera cruel; entre viajes, libros que devoro o que a veces me devoran a mí, música y un café que nunca se termina. Y al caer la noche, el insomnio hace acto de presencia, vuelve a mí como si mi cuerpo fuese su lugar favorito; lo acompañan el dolor, la incertidumbre, las eternas preguntas. 
Me encuentro con una vida rodeada de miedos infantiles, de inseguridad absurda, de calles desoladas y notas tristes, no sé cómo comenzó. Me confundes: llegas, me destrozas, y te vas. ¿A qué estamos jugando? ¿Cómo decirle que no a tus ojos? ¿Qué hacer para no caer en la trampa de esos labios tuyos? Que mal está todo, todo está terriblemente mal. Lo sabes y lo sé. 
Me odio por no tenerte, te odio por estar tan lejos. Detesto necesitarte con todas las fuerzas que me quedan. Por qué diablos no puedo acariciar tu cabello, por qué no puedo deleitarme con tu aroma, no puedo besarte. No he podido enamorarme de nadie más, es como si mi jodido corazón se hubiese emperrado a estar contigo. Ojalá pudiera regalártelo: arrancármelo e irme en paz ¿se podría?
Quiero transformarte en polvo, deseo que seas olvido. 

miércoles, 24 de octubre de 2012

Que él hable de mí como Chris Martin habla de Gwyneth Paltrow

Ya verás con que alegría brillarán las estrellas cuando les hable de ti

Y encontrarás cómo la luna, diosa de la noche, me envidiará al verme pasear entre las calles arropada en tus brazos. Me mirará con ira, me gané el tesoro más grande del universo entero. 
Entonces saldrá el sol y deseará tener nuestra luz, aun más cegadora que la suya, querrá competir con nuestra felicidad, pero sabemos que no lo logrará. 
Ya verás de que modo yo te amo. 
De que forma los besos que te ofrezco me proporcionan dicha, desquician a mi corazón.
Tengo todo con solo tocarte. 

...Y mandé todo a la mierda

De haberme entregado al engaño de una ilusión disfrazada de amor. De haber dejado mi corazón a merced de un hombre que nunca ha amado a nadie.
Pero me apiado de él, que jamás identificará el sentimiento de alegría que enamorarse provoca. 
Siento lástima, pues grande es su desdicha; no se dio cuenta de que mi poesía surgía gracias a él. Ahora me retracto del sentir apasionado, de cada suspiro por su causa, de todo lo que le di sin pedir a cambio nada que no fuese su presencia en mi vida. Me avergüenzo de haberle querido, de guardar un espacio demasiado grande para él en mi idiota corazón. 
Me equivoqué pero pude notarlo a tiempo, para exiliarlo de mi alma y de mis versos. No compondré más canciones en su honor, ni viviré el proceso tortuoso de extrañarlo, de esperar que anhele escucharme, que se acuerde de mí aunque sea un momento. Lo que haga de si mismo carece de importancia a partir de ahora. Su silencio marcó siempre la diferencia, aquella que me había negado aceptar, no debí tener fe en un ser que no me demostraba nada. Él calló, mi decisión nació de su indiferencia tan bien planeada.  No tengo la capacidad de soportarlo más, de autodestruirme con esperanzas vacías que no me llevan a ningún lado, no voy a llorar. Si acabó, quizás nunca debió comenzar.
Te amaba, pero no eras para mí. Yo no te salvaré de la soledad, miserable hombre.
Yo no. 

domingo, 21 de octubre de 2012

El ruiseñor y la rosa


—Ella me prometió que bailaría conmigo si le llevaba rosas rojas —murmuró el Estudiante—; pero en
todo el jardín no queda ni una sola rosa roja.
El Ruiseñor le estaba escuchando desde su nido en la encina, y lo miraba a través de las hojas; al oír
esto último, se sintió asombrado.
—¡Ni una sola rosa roja en todo el jardín! —repitió el Estudiante con sus ojos llenos de lágrimas—.
¡Ay, es que la felicidad depende hasta de cosas tan pequeñas! Ya he estudiado todo lo que los sabios
han escrito, conozco los secretos de la filosofía y sin embargo, soy desdichado por no tener una rosa
roja.
—Por fin tenemos aquí a un enamorado auténtico —se dijo el ruiseñor—. He estado cantándole noche
tras noche, aunque no lo conozco; y noche tras noche le he contado su historia a las estrellas; y por fin lo
veo ahora. Su cabello es oscuro como la flor del jacinto, y sus labios son tan rojos como la rosa que
desea; pero la pasión ha hecho palidecer su rostro hasta dejarlo del color del marfil, y la tristeza ya le
puso su marca en la frente.
—El Príncipe da el baile mañana por la noche —seguía quejándose el Estudiante—, y allí estará mi
amada. Si le llevo una rosa roja bailará conmigo hasta el amanecer. Si le llevo una rosa roja la estrecharé
entre mis brazos, y ella apoyará su cabeza sobre mi hombro, y apoyará su mano en la mía. Pero como no
hay ni una sola rosa roja en mi jardín, tendré que sentarme solo, y ella pasará bailando delante mío, sin
siquiera mirarme y se me romperá el corazón.
—Este sí que es un auténtico enamorado verdadero —seguía pensando el Ruiseñor—. Yo canto y él
sufre; lo que para mí es alegría, para él es dolor. No cabe duda que el amor es una cosa admirable, más
preciosa que las esmeraldas y más rara que los ópalos blancos. Ni con perlas ni con ungüentos se lo
puede comprar, porque no se vende en los mercados. No se puede adquirir en el comercio ni pesar en
las balanzas del oro.
—Los músicos estarán sentados en su estrado —decía el Estudiante—, y harán surgir la música de
sus instrumentos, y mi amada bailará al son del arpa y el violín. Ella bailará tan levemente, que sus pies
casi no tocarán el suelo, y los cortesanos, con sus trajes fastuosos, formarán corro en torno suyo para
admirarla. Pero conmigo no bailará, porque no tengo una rosa roja para darle.
Y se arrojó sobre la hierba, y ocultando su rostro entre las manos, se puso a llorar amargamente.
—¿Por qué está llorando? —preguntó una lagartija verde que pasaba frente a él con la cola al aire.
—¿Sí, por qué? —murmuraba una margarita a su vecina, con voz dulce y tenue.
—Está llorando por una rosa roja —explicó el Ruiseñor.
—¿Por una rosa roja? —exclamaron las otras en coro. ¡Qué ridiculez!
La lagartija, que era un poco cínica, se puso a reír a carcajadas. Sólo el Ruiseñor comprendía el
secreto de la pena del Estudiante y, posado silenciosamente en la encina, meditaba sobre el misterio del
amor.
Por último, desplegó sus alas oscuras y se elevó en el aire. Cruzó como una sombra a través de la
avenida, y como una sombra se deslizó por el jardín.
En medio del prado había un magnífico rosal, y el Ruiseñor voló hasta posársele en una de sus
ramas.
—Necesito una rosa roja —le dijo. Dámela y yo te cantaré mi canción más dulce.
Pero el rosal negó sacudiendo su ramaje.
—Mis rosas son blancas —le contestó—, como la espuma del mar y más blancas que la nieve de la
montaña. Pero ve donde mi hermana que crece al lado del viejo reloj de sol, y puede ser que ella te
proporcione la flor que necesitas.
El Ruiseñor voló hacia el gran rosal que crecía junto al viejo reloj de sol.
—Dame una rosa roja —le dijo—, y te cantaré mi canción más dulce.
Pero el rosal negó sacudiendo su follaje.
—Mis rosas son amarillas —contestó—, tan amarillas como el cabello de la sirena que se sienta en un
trono de ámbar, y más amarillas que el Narciso que florece en el prado. Pero anda a ver a mi hermano,
que crece al pie de la ventana del Estudiante, y quizás él pueda darte la flor que necesitas.
El Ruiseñor voló entonces hasta el viejo rosal que crecía al pie de la ventana del Estudiante.
—Dame una rosa roja —le dijo—, y yo te cantaré mi canción más dulce.
Pero el rosal negó sacudiendo su follaje.
—Rojas son, en efecto, mis rosas —contestó—; tan rojas como las patas de las palomas, y más rojas
que los abanicos de coral que relumbran en las cavernas del océano. Pero el invierno heló mis venas, y
la escarcha marchitó mis capullos, y la tormenta rompió mis ramas y durante todo este año no tendré
rosas rojas.
—Una rosa roja es todo lo que necesito —exclamó el Ruiseñor—; ¡sólo una rosa roja! ¿No hay
manera alguna de que la pueda obtener?
—Hay una manera —contestó el rosal—, pero es tan terrible que no me atrevo a decírtela.
—Dímela —repuso el Ruiseñor—. Yo no me asustaré.
—Si quieres una rosa roja —dijo el rosal—, tienes que construirla con tu música, a la luz de la luna, y
teñirla con la sangre de tu corazón. Debes cantar con tu pecho apoyado sobre una de mis espinas.
Debes cantar toda la noche, hasta que la espina atraviese tu corazón y la sangre de tu vida fluirá en mis
venas y se hará mía...
—La propia muerte es un precio muy alto por una rosa roja —murmuró el Ruiseñor—, y la vida es
dulce para todos. Es agradable detenerse en el bosque verde y ver al sol viajando en su carroza de oro y
a la luna en su carroza de perlas. Es muy dulce el aroma del espino, y también son dulces las
campanillas azules que crecen en el valle y los brezos que florecen en el collado. Sin embargo, el Amor
es mejor que la vida, y, por último, ¿qué es el corazón de un ruiseñor comparado con el corazón de un
hombre enamorado?
Y, desplegando sus alas oscuras, el ruiseñor se elevó en el aire, cruzó por el jardín como una sombra,
y como una sombra se deslizó a través de la avenida.
El Estudiante seguía echado en la hierba, como lo había dejado; y las lágrimas no se secaban en sus
anchos ojos.
—¡Alégrate! —le gritó el Ruiseñor—. ¡Siéntete dichoso, porque tendrás tu rosa roja! Yo la construiré
con mi música, a la luz de la luna, y la teñiré con la sangre de mi corazón. Lo único que pido en cambio,
es que seas un verdadero amante, porque el Amor es más sabio que la Filosofía, por muy sabia que ésta
sea, y es más poderoso que la Fuerza, por muy fuerte que ella sea. Las alas del Amor son llamas de mil
tonalidades, y su cuerpo es del color del fuego. Sus labios son dulces como la miel, y su aliento es como
la mirra silvestre.
El Estudiante levantó la vista de la hierba y escuchó, pero no comprendió lo que decía el Ruiseñor,
porque él sólo podía entender lo que estaba escrito en los libros.
En cambio, la encina comprendió y se puso a balancear muy tristemente, porque sentía un hondo
cariño por el pequeño Ruiseñor que había construido el nido en sus ramajes.
—Cántame, por favor, una última canción —le susurró la encina—, porque voy a sentirme muy sola
cuando te hayas ido.
Y el Ruiseñor cantó para la encina, y su voz era como el agua que cae de una jarra de plata.
Cuando terminó la canción del Ruiseñor, se levantó el Estudiante y sacó del bolsillo un cuadernito y un
lápiz.
—He de admitir que ese pájaro tiene estilo —se dijo a sí mismo caminando por la alameda—, eso no
puede negarse; pero ¿acaso siente lo que canta? Temo que no, debe ser como tantos artistas, puro estilo
y nada de sinceridad. Jamás se sacrificaría por alguien, piensa solamente en música y ya se sabe que el
arte es egoísta. Sin embargo, debo reconocer que su voz da notas muy bellas. ¡Lástima que no
signifiquen nada, o que no signifiquen nada importante para nadie!
Luego entró en su alcoba, y, echándose sobre su cama, comenzó de nuevo a pensar en su amor.
Después de unos momentos se quedó dormido.
Cuando la luna alumbró en los cielos, el Ruiseñor voló hacia el rosal, y apoyó su pecho sobre la mayor
de las espinas. Toda la noche estuvo cantando con el pecho contra la espina, y la luna fría y cristalina se
inclinó para escuchar. Toda la noche estuvo cantando así apoyado, y la espina se hundía más y más en
su carne y la sangre de su vida se derramaba en el rosal.
Cantó primero al nacimiento del Amor en el corazón de los adolescentes. Entonces, en la rama más
alta del rosal floreció una rosa maravillosa, pétalo tras pétalo como canción tras canción. Al principio era
pálida, como la niebla que flota sobre el río; pálida como los pies de la mañana y plateada como las alas
de la aurora. La rosa que floreció en la rama más alta del rosal era como el reflejo de una rosa en un cáliz
de plata, era como el reflejo de una rosa en espejo de agua.
El rosal le gritó al Ruiseñor para que apretara más su pecho contra la espina.
—¡Aprétate más, pequeño Ruiseñor —gritó el rosal—, o el día llegará antes de haber terminado de
fabricar la rosa!
Y el Ruiseñor se apretó más contra la espina, y más y más creció su canto porque ahora cantaba el
nacimiento de la pasión en el alma de un joven y de una virgen.
Y un delicado rubor comenzó a cubrir las hojas de la rosa, como el rubor que cubre las mejillas del
novio cuando besa los labios de su prometida.
Pero la espina no llegaba todavía al corazón del corazón, y el corazón de la rosa permanecía blanco,
porque sólo la sangre de un ruiseñor puede enrojecer el corazón de una rosa.
Y el rosal le gritó al Ruiseñor para que se apretara más aún contra la espina.
—¡Aprétate más, pequeño Ruiseñor —gritó el rosal—, o llegará el día antes de haber terminado de
fabricar la rosa!
Y el Ruiseñor se apretó más aún contra la espina, y la espina al fin le alcanzó el corazón. Un terrible
dolor lo traspasó. Más y más amargo era el dolor, y más y más impetuosa se hacía su canción, porque
ahora cantaba el Amor sublimado por la muerte, el Amor que no puede aprisionar la tumba.
Y la rosa del rosal se puso camersí como la rosa del cielo del Oriente. Su corona de pétalos era
púrpura como es purpúreo el corazón de un rubí.
La voz del Ruiseñor ya desmayaba, sus alitas comenzaron a agitarse, y una nube le cayó sobre sus
ojos. Su canto desmayaba más y más, y sentía que algo le obstruía la garganta.
Entonces tuvo una última explosión de música. Al oírla la luna blanca se olvidó del alba y se demoró
en el horizonte. Al oírla la rosa roja tembló de éxtasis y abrió sus pétalos al frescor de la mañana. El eco
llevó la canción a la caverna de las montañas, y despertó a los pastores dormidos. Luego navegó entre
los juncos del río que llevaron el mensaje hasta el mar.
—¡Mira, mira —gritó el rosal—, la rosa ya está terminada!
Pero el Ruiseñor no contestó, porque estaba muerto con la espina clavada en su corazón.
Ya era eso del mediodía cuando despertó el Estudiante; abrió la ventana y miró hacia afuera.
—¡Caramba, qué maravillosa visión! —exclamó—. ¡Una rosa roja! En mi vida he visto una rosa
semejante. Es tan hermosa que estoy seguro que tiene un nombre muy largo en latín.
Se inclinó por el balcón y la cortó.
En seguida se caló el sombrero, y con la rosa en la mano, corrió a la casa del profesor.
La hija del profesor estaba sentada cerca de la puerta, devanando una madeja de seda azul, con su
perrito a los pies.
—Dijiste que bailarías conmigo si te traía una rosa roja —exclamó el Estudiante—. Aquí tienes la rosa
más roja de todo el mundo. Esta noche la prenderás sobre tu corazón y como bailaremos juntos podré
decirte cuánto te amo.
Pero la jovencita frunció el ceño.
—Me temo que no va a hacer juego con mi vestido nuevo —repuso—, Y, además el sobrino del
Chambelán me envió unas joyas de verdad, y todo el mundo sabe que las joyas son más caras que las
flores.
—Eres una ingrata incorregible —dijo agriamente el Estudiante, y tiró con ira la rosa al arroyo donde
un carro la aplastó al pasar.
—¿Ingrata? —dijo la muchacha—. Yo te digo que eres un grosero. ¿Qué eres tú, después de todo?
Sólo un estudiante, y ni siquiera creo que lleves hebillas de plata en los zapatos, como lo hace el sobrino
del Chambelán.
Y muy altanera se metió en su casa.
—¡Qué cosa más estúpida es el Amor! —se dijo el Estudiante mientras caminaba—. No es ni la mitad
de útil que la Lógica, porque no demuestra nada y le habla a uno siempre de cosas que no suceden
nunca, y hace creer verdades que no son ciertas. En realidad no es nada práctico, y como en estos
tiempos ser práctico es serlo todo, volveré a la Filosofía y al estudio de la Metafísica.
Y al llegar a su casa, abrió un libro lleno de polvo, y se puso a leer.

Oscar Wilde.

Hoy ya me voy

sábado, 20 de octubre de 2012

De ella me enamoré

Es ella mi acompañante cuando todos se van. Es mi luz, aquella paz que me permite continuar el camino. Ella que soporta mis cambios de humor, que me regala su hermosa compañía aún cuando no la merezco, ella es demasiado buena para mí. Ella tan perfecta y dulce, la cura tan necesaria al tormento de mi alma. Ella es mi amor eterno, mi existencia, cuanto la amo, yo la amo desmedidamente. No sabría vivir sin su presencia, probablemente terminaría cortándome las venas. Ella que le obsequia belleza a mis palabras, sabe cómo expresar mi sentir, mi dolor y mi felicidad. Me levanta de entre los cadáveres, me reanima y provoca mis suspiros. Ella, la bella, me hace sentir que realmente estoy viva, que el respirar es ameno. Sé que jamás me abandonaría, tengo mi fe colocada en ella. Mi escape, aquella que acude a mí y me acuna entre sus brazos como si fuera una bebé. Ella me protege, me cuida y me ama tanto como la amo yo. 
Ella tan mía, yo tan de ella.
Oh, ella se llama poesía...
poesía. 

viernes, 19 de octubre de 2012

Mesa para tres

Mesero, quiero mesa para tres,  hoy despediré a un amor, también a una amiga "fiel".
Mesero, mi visita es temporal, solo quiero encararlos, quiero la verdad, prometo no gritar. Yo te encargo agua con hielos solo para remover la traición sabor veneno que dejó mi amiga aquel.
Y él, yo sabía que lo bello era solo el exterior, adentro habría decepción, debí escuchar al corazón.
Por él llegué a dar mi vida entera y así fue como pagó, rompió no solo un corazón, una amistad también acabó...Mesero, ahora que estamos los tres; le encargo que se vaya. No hay por qué temer, no regrese hasta que yo no esté. Para ellos un tequila o tal vez un buen champagne, quiero ver si hay vergüenza o si quieren celebrar. 
Y él, yo sabía que lo bello era solo el exterior, adentro habría decepción, debí escuchar al corazón.
Por él llegué a dar mi vida entera y así fue como pagó, rompió no solo un corazón, una amistad también acabó...Tienes tu propina, ya me voy, y aprende la lección. Si me viste llorando fue solo el coraje que provocó la situación.

jueves, 18 de octubre de 2012

Él sufría en silencio

Lo vi, se había alejado otra vez de toda la gente, lo seguí sin que él pudiera notarlo, pude escucharlo sollozar. Fumaba y suspiraba, soñaba despierto. Algo acontecía en su corazón, eso que a simple vista no se puede ver, yo sabía que estaba muriéndose por dentro y quise salvarlo. 
Él le escribe versos a la luna, se enamora de ella. Canta a las flores su melancolía, las hace feliz. Él camina por las calles durante sus noches más amargas. Toca el piano con perfecta delicadeza, las melodías que crea muestran su inmenso dolor, su interminable duda, el recuerdo que no lo deja nunca. 
Alguna vez he logrado encontrarme con sus ojos grises, ese único momento en que torpemente notó mi meticulosa observación, pude ver en su mirada un gran vacío, un mensaje de desolación, una petición de auxilio.

miércoles, 17 de octubre de 2012

Tu alma gemela

En mi cofre de latón apareció una carta,
hablaba de aquel amor antiguo como la tierra, 
el espejismo delator te mostrará a tu alma gemela,
una historia tan perfecta, una historia tan incierta.

Y nunca nadie escribió del dolor que da la vida,
nunca nadie me explicó que el amor es un suicida,
nunca nadie me advirtió que la soledad florece,
te acompaña y envejece, a tu alma entristece,
así sin fin. 

Miro a la luna y ella me mira a mí,
te busco en el cielo y no estás ahí,
cómo reconocerte si nunca te he visto aquí.

martes, 16 de octubre de 2012

Sonríeme

La luz más hermosa vive en ti,
todo aquello que brinda paz, 
que me hace suspirar,
el amor que obsequias,
sin esperar nada de vuelta.
Déjame tocar tu luz, sonríeme

lunes, 15 de octubre de 2012

Oz, el ggande y teggible

Alguna vez debiste sentirte atrapado por una adversidad, perseguido por relojes, por aquel tiempo que no se detiene por nadie. Quizá aquella noche que ella te dejó, que él te abandonó, te arrinconaste en medio de la oscuridad y le lloraste como un bebé. O puede que un sol resplandeciente te haya descubierto en una discusión, fumando un cigarrillo, drogándote, no sé. Los ojos rojizos muestran tu dolor, tu alegría, tu secreto más grande, más extraño. La adversidad te atrapó en su cárcel, ahí donde tantos yacen, vencidos. No sabes qué es lo que pasa, no hallas la salida de ese infierno en que tú mismo te inmiscuiste, toda la culpa siempre fue tuya, por qué no lo detuviste, por qué no corriste más rápido, por qué no te lanzaste, lo dejaste partir.  Te preguntas una y mil veces, por qué a ti te sucede. Eres cínico, he de decirlo, sabes muy bien las razones por las que la adversidad te atrapó en sus fauces. Esa canción solo te inspira eso, incertidumbre. El violín y el piano forjan el camino a tu destrucción, estás perdido, lo sabes bien. Te dejaste engañar por el mismísimo dios de la oscuridad, creíste que te devolvería lo que un ser insignificante te había arrebatado. Hiciste planes apresurados, ahora lo tienes en cuenta, por recuperar lo que nunca fue tuyo, lo perdiste todo. Aún no comprendes del todo esa atracción irreal que te llevó a atravesar ese sendero que lo único que trasmitía era desconcierto, sí, la adversidad te tendió una trampa feroz. Las personas descubrían las conjeturas que formabas, tú sabes, por medio del destello de tus ojos, ellos lo sabían y no pudieron salvarte de la caída. De algún modo, también fueron destruidos. Por un minuto confiaste en que todo saldría bien, que volvería a ser como antes, que la felicidad esperaría tu regreso con los brazos abiertos. Qué equivocado y qué ingenuo al creer. El pobre hombre se dio cuenta de que él te había encaminado al error y al intentar repararlo, entre sueños se perdió. La locura te atrapó en la caída que parecía no tener final, te arropó y te cuidó, susurrándote al oído palabras sin sentido, aún estás a tiempo, podemos arreglarlo, puede que ya no sea el mismo, pero estará contigo. Y lo hiciste, a pesar de saber que eran mentiras, lo hiciste. Ahora tienes en cuenta, morirás. La adversidad te ha entregado a Oz,el ggande y teggible. 

http://youtu.be/VfVqOZQVcJQ

domingo, 14 de octubre de 2012

Muñeca de trapo

Como esos cuadros que aún están por colgar,
como el mantel de la cena de ayer.
Siempre esperando que te diga algo más,
y mis sentidas palabras no quieren volar.

Lo nunca dicho se disuelve en té,
como el infiel dice “nunca lo haré”
Siento que estoy en una cárcel de amor,
me olvidarás si no firmo mi declaración.

Me abrazaría al diablo sin dudar
Por ver tu cara al escucharme hablar.
Eres todo lo que más quiero
Pero te pierdo en mis silencios.
Mis ojos son dos cruces negras
Que no han hablado nunca claro.
Mi corazón lleno de pena
Y yo una muñeca de trapo.

Cada silencio es un nube que va
detrás de mí sin parar de llorar.
Quiero contarte lo que siento por ti ,
que me escuche hablar la luna de enero mirándote a ti.

Me abrazaría al diablo sin dudar
Por ver tu cara al escucharme hablar.
Eres todo lo que más quiero
Pero te pierdo en mis silencios.
Mis ojos son dos cruces negras
Que no han hablado nunca claro.
Mi corazón lleno de pena
Y yo una muñeca de trapo.

No tengo miedo al fuego eterno,
tampoco a sus cuentos amargos
pero el silencio es algo frío
y mis inviernos son muy largos.
Y a tu regreso estaré lejos
entre los versos de algún tango.
Porque este corazón sincero
Murió siendo muñeca de trapo.

Me urge olvidar

Necesito borrar de mi memoria los recuerdos, debo olvidar o me volveré loca. Son demasiadas cosas en mi contra, tanto dolor inundándome por una maldita ilusión que me forjé. Cielo santo, necesito olvidar, encontrar la manera para desaparecer todas aquellas cosas que aguardan en mis pensamientos causándome una angustia siniestra, terrible y humillante.

  ¿Cómo pude pensar que las cosas finalmente saldrían como yo deseaba, que los sueños nacidos desde mi más extraña imaginación por fin llegarían a acontecer? Me voy a morir de la tristeza si no logro olvidar ¿cómo le hago para borrar sensaciones? No quiero seguir sintiéndome así, crece en mí una absurda melancolía que parece no hallar final.

  Escucho "Para Elisa" mientras las lágrimas recorren con malicia todo mi rostro, encharcándolo de forma patética. Si no olvido caeré en la demencia. Ya no pertenezco a ningún lugar. Creí haber encontrado la alegría en esas sombras malignas, mentirosas, me dejé llevar por pertenecer, por ser, por sentirme parte de algo que según yo valía la pena. Su presencia me acosa todo el maldito tiempo, siento su respiración detrás de mío, está vigilándome noche y día.

  La reminiscencia se acentúa cada vez que intento desecharla, más sólida se vuelve. Volvió a confiar y de nuevo me decepcionaron. Si no se esfuma, creo que voy a desaparecer, o me ahogaré en la misma marea. Quiero suicidarme, arrojarme de la ventana o volarme la tapa de los sesos, me urge olvidar. ¿Qué hacer, infierno, para olvidar? Las pastillas ya no efectúan su misión principal, los cigarrillos son una excusa más, el café crea más recuerdos. Y, por la muerte, ni en sueños puedo liberarme de las remembranzas, magnífica tortura.

  Solo anhelo tirar a la basura todas las palabras que él pudo decirme, dejar de revivirlas de manera masoquista, odiarlo un poco y al final no saber ni siquiera cuál es su nombre. Ojalá pudiera arrancarme la cabeza por unos segundos, volver a sentir la paz que seguramente alguna vez sentí, quiero que mi existencia deje de ser un desastre, un puñetero juego, un desierto con ilusiones efímeras. Quisiera descartar, evitar, olvidar.

Necesito tanto sumergir tu recuerdo en mis tazas de café, mis libros a medio leer y mis cigarros sin contar. Necesito estar bien, secar la sal de mis ojos y sonreír más. Pero, sobretodo, necesito olvidar.

sábado, 13 de octubre de 2012

Una cura para el alma

Nos complementamos de tal manera, 
que parece ser un sueño demasiado perfecto.
¿No lo crees así, amor mío?
Nos salvamos recíprocamente, 
cambiamos el rumbo de nuestras vidas
y todo por el cariño inmenso que nos tenemos
¿podría ser mejor?
Gran ironía amarte.

Llegaste a mi vida como un castigo, un error, y terminaste siendo lo más bello, lo que cura mi alma cada día, ante cada caricia que me obsequias. Jamás creí que escribiría sobre ti, que pensaría en tu persona con una sonrisa dibujada en los labios, que me encontraría, una noche fría, soñándote abrazada a la almohada. Entonces llegó ese momento, en que todo giró, todo cambió con una sola frase, aceptémoslo, nos amamos. Nos dimos cuenta que nos habíamos perdido en miradas, callamos fundiéndonos en un beso, con la luna como testigo de nuestra revelación, un nuevo comienzo para ambos, para dejar el dolor a un lado, para volver a ser felices, curándonos mutuamente. Yo que pensé que no volvería a enamorarme, que me había dejado llevar por una triste marea, pude encontrarte, de verdad, la vida me regaló una nueva oportunidad para acercarme a la verdadera felicidad.

viernes, 12 de octubre de 2012

Muerte

Las experiencias de la vida después de la muerte, recogidas en revistas especializadas y divulgadas por la prensa popular, indican, probablemente, un último intento de la mente por resistir la acometida de la muerte: la mente humana, con su inagotable inventiva, se sustrae la desesperación construyendo una alucinación de inmortalidad.

Fragmento de "Cementerio de animales". 

jueves, 11 de octubre de 2012

El solitario

En mi vida yo nunca he sido feliz
las estrellas me iluminan al revés
pues ya pienso que si volviera a nacer
heredaba una traición y gran sufrir

Por eso quisiera hoy ahogarme en el licor
para olvidar la traición,
mientras viva no dejaré de beber
hasta que encuentre la dicha en el amor


Voy a escribir en mi diario
que voy vagando por el mundo
qué dolor tan profundo
vivir triste y solitario

Sé que nadie me quiere
solo por mi pensamiento
con tanto sufrimiento
así cualquiera se muere

Si yo he venido a este mundo es pa' sufrir
no puedo encontrar la dicha
si me besan y me entregan su querer
se me alejan para hacerme un infeliz

Un desamor me puede causar la muerte
y si el mar se convirtiera en aguardiente
en él me ahogara para morirme borracho

Voy a escribir en mi diario
que voy vagando por el mundo
qué dolor tan profundo
vivir triste y solitario

Sé que nadie me quiere
solo por mi pensamiento
con tanto sufrimiento
así cualquiera se muere

¡ESTA NOCHE ES MÍA!
Licenciado cantinas.

Eres sólo fotografías

Y no necesité tenerte para quererte, para sentirte de algún modo mío. No te toqué pero me hiciste sentir algo aún más hermoso que una caricia, palpaste mi alma. Eres tú parte de mis sueños y también de mis suspiros. Porque te quiero, porque me haces inmensamente feliz, porque logras que de mí surja tanta cursilería, tanta miel derramándose de mis dedos al escribir sobre ti. Eres voz, letras de amor y fotografías en mi ordenador, eso. Te transformaste en mi máxima ilusión, mi meta a alcanzar, ese alguien que me enamoró entre poemas y que muero por tener pronto en mis brazos. 
Yo te esperaré. 

Sus ojos azules

Y eso fue lo que me devolvió a la vida, lo que me hizo reaccionar, me di cuenta de que estaba haciendo las cosas mal, de que no estaba luchando como había dicho que lo haría. Al encontrarme con su mirada, ese fulgor en aquellos ojos azules me hizo reconstruirme el corazón, entregarme otra vez a la vida, aquella a la que había huido con inmenso terror. Sí, fue su mirada lo que me obsequió las fuerzas necesarias para levantarme, para salir adelante y secar mis lágrimas. Entonces supe que lo amaba con cada parte de mí, en cada palabra estaba él, en cada canción de amor, en cada película, incluso hallaba su nombre en comerciales estúpidos de televisión. Sabía que de algún modo, mi cariño le pertenecía únicamente a él. Me salvé, salí del pozo sin quitar mi mirada de aquel brillo que emanaba todo su cuerpo, aquel amor que surgía en forma de palabras y abrazos, pero más aún en esa complicidad entre mis ojos cafés y los suyos, aquel mar bellísimo, mi lugar ideal, mi complemento. Volví a sonreír, ¡en verdad lo hice! Lo más especial es que le brindé una sonrisa sincera, y él lo sabía, porque también me amaba. Me enseñó a perdonar, a olvidar el pasado, a restar importancia a aquellas personas que me hirieron, a vivir el ahora, a querer sin sufrir, él me amó y me ayudó a amarme a mí misma. Eso es lo que más me enamoró de él; sus enseñanzas, su madurez, esa aura de paz que lo rodeaba y que me trasmitía, su forma de ver la vida, su poesía a la naturaleza, a la belleza del mundo, a todo aquello positivo que yo jamás supe plasmar. Él era tranquilidad, yo un desastre, él era fortaleza, yo fragilidad. Entonces...de alguna manera extraña, cuando estaba con él, yo era tranquilidad y fortaleza, alegría. Él me dijo un día que yo podía lograr todo lo que quisiera si nunca dejaba de sonreír, si nunca me daba por vencida. Me pidió que pensara en nuestros recuerdos cuando me sintiera sin ganas de vivir, y así lo haré. Le prometí que nunca abandonaría a la vida, a mi persona, que siempre lo tendría en el espacio más grande de mi alma. Él me enseñó a amar mi propia existencia, jamás olvidaré todo lo que hizo por mí, toda la luz que me regaló, todas las palabras que aún persisten en mi memoria. 
Aunque ahora él, mi gran amor, está descansando ya; espero algún día volver a verlo y decirle satisfactoriamente que cumplí la promesa que le hice, que disfruté la vida al máximo, por mí y también en su honor. Donde quiera que estés, te amo corazón mío, dueño de los ojos azules más hermosos, esos ojos que me devolvieron la motivación de existir. Gracias, nunca te borraré de la memoria, ojalá que al morir pueda alcanzarte.

miércoles, 10 de octubre de 2012

¡Quiá!

Increíble, otro espacio vacío.
¡No puede ser!
Se terminó, se acabó.
No más, no más.

Entonces, aquellas palabras eran una mentira,
una verdadera estupidez,
siento que te odio,
al amarte te aborrezco con el alma.

¿Qué haré ahora con este dolor tan mío?
Una soledad terrible me persigue,
de a poco me convierte en polvo.
¡Por tu maldita fantasía!
Ya no puedo creer en ti.

Escribo con la inspiración hecha pedazos,
una melancolía inacabable,
frases incompletas, nombres y melodías.
Me fumo tu recuerdo,
tu cinismo, tu forma de decepcionarme.
Una y otra vez. 

Si vuelves a decirme te amo,
con esa tranquilidad y máscara que te caracteriza,
soy capaz de matarte. 
¡No puedo creer el haber sido tan estúpida!

martes, 9 de octubre de 2012

Hasta que te conocí

No sabia, de tristezas, ni de lágrimas,
Ni nada, que me hiciera llorar
Yo sabía de cariño, de ternura,
Porque a mí desde pequeño,
Eso me enseñó mamá, eso me enseño mamá,
Eso y muchas cosas más.
Yo jamás sufrí, yo jamás lloré,
Yo era muy feliz, yo vivía muy bien
Yo vivía tan distinto, algo hermoso,
Algo divino, lleno de felicidad
Yo sabía de alegrías, la belleza de la vida,
Pero no de soledad, pero no de soledad,
De eso y muchas cosas más
Yo jamás sufrí, yo jamás lloré,
Yo era muy feliz....yo vivía muy bien
Hasta que te conocí,
Vi la vida con dolor
No te miento fui feliz,
Aunque con muy poco amor
Y muy tarde comprendí,
Que no te debía amar
Porque ahora pienso en ti,
Más que ayer, mucho más

Yo jamás sufrí, yo jamás lloré,
Yo era muy feliz... pero te encontré
Yo no quiero que me digas
Si valió o no la pena
El haberte conocido
Porque no te creo más
Y es que tú fuiste muy malo
Sí, muy malo conmigo
Por eso no te quiero
No te quiero ver jamás.

lunes, 8 de octubre de 2012

La increíble D

Me aburre la vida. Me derrota, me vence. 
A veces me brinda altura y cuando está de mal humor me deja caer de cabeza al suelo.
¿Sólo es conmigo? ¿o es con todos, mas soy débil?
Atrapada en una inmensa marea.

Pensar en él, duele

¿Y qué es dolor? Un dolor emocional, ¿qué es?
Nace en el pecho y comienza a abrirse paso en tu garganta. 
Una angustia voraz, sofocándote.
¿Qué significa?

Un pensamiento que causa una herida, 
la cual es invisible o sólo tal vez, 
se puede notar esa laceración en un par de ojos apagados,
sin vida, sin brillo, sin nada.

Representar los recuerdos hiere,
¿Por qué? Si tu recuerdo era maravilla,
significaba color, alegría, qué se yo.
era una sensación amorosa,
jamás pensé que terminaría así.

De ser mi príncipe pasó a ser mi verdugo,
de ser mi sueño se convirtió en mi pesadilla.

Nada es igual

Nada es igual a como fue 
Se nubla todo y ya no sé que más decir 
Simplemente me tendré que conformar una vez más 

Hoy ya no sé por qué tú 
A veces ni siquiera me hablas como ayer 
Y es mucho más raro de lo que jamás pensé 

Mírame alguna vez y dime si es verdad 
Que me olvidarás 
Sabes que es mejor morir 
Sabes que pudiste ser feliz 
Muy junto a mí 

Ahora estoy tirado aquí 
Me basta con saber que nunca fui feliz 
Para no pensar que me perdí tal vez gracias a ti 
Vuelvo otra vez a tropezar 
Dirás que no he aprendido a nada más que a olvidar 
Y es mucho más duro de lo que puedas pensar 

Mírame alguna vez y dime si es verdad 
Que me olvidarás 

No me puedo acostumbrar 
a caer de rodillas y esperar 
Tu soledad 
Mi soledad 

Mírame alguna vez y dime si es verdad 
Que me olvidarás 

Sabes que es mejor morir 
Sabes que pudiste ser feliz 
Muy junto a mí,
muy junto a mí. 

sábado, 6 de octubre de 2012

Cuatro años hacia delante VIII


Después de nuestra pequeña danza, nos volvimos a sentar en el sillón.
-¿Hermoso yo? – Rió Eduardo – claro que sí.
-Hablo en serio, bobo – sinceré – eres una persona maravillosa. Espero no haberme dado cuenta de eso demasiado tarde – me mordí los labios con preocupación.
-¿Por qué lo dices?
-Es que…bueno…quizá – balbuceé – por estar pensando sólo en cierta persona, no supe valorar a los amigos que tenía a mí alrededor. Todo giraba en torno…
-A Ian – me interrumpió Eduardo – lo sé, todos lo sabíamos. Si te soy sincero, quise protegerte, intenté alejarte de él, de alguna manera sabía que él iba a lastimarte.
-¿De verdad?
-Sí – asintió – fui un idiota por no luchar más, pude haberte ahorrado muchas lágrimas.
-¡No! – Grité – no te eches la culpa, Eduardo – lo abracé inesperadamente – en todo caso la tonta fui yo, me enamoré perdidamente, ni siquiera usé la cabeza. Fueron tantas las “señales” de su engaño pero no quise darme cuenta. Yo me cegué.
-Pero eso ya no importa, ¿o sí? – dijo Eduardo limpiándome las lágrimas con la yema de su dedo.
-Claro que no – sonreí en medio de aquel tonto llanto – haber hablado con él fue lo último, la pieza restante para por fin olvidarme completamente de él. Ahora, lo único que importa es mi presente, mi esperanza en el viaje que cambiará mi vida, sólo eso.
-Estoy orgulloso de ti, mi pequeña – sonrió tiernamente acunándome en sus brazos.
-Tú eres mi alma gemela – reí hundiéndome en su pecho, aquel aroma que ese chico emanaba me brindaba tanta paz. Caí de vuelta en la comparación, el olor de Ian eran tan distinto al de Eduardo. El de Ian representaba calor, rebeldía, fuerza, prisa y descontrol. Muy en cambio, el olor de mi Eduardo trasmitía ternura, dulzura, amor y un cariño inmenso. En fin, todo era totalmente distinto.
Entonces sucedió.
Alcé mi mirada al rostro de mi mejor amigo; su piel avellanada, sus intensos ojos cafés, su cabello ondulado, su blanca sonrisa y esas manos perfectas. Sí, mi mejor amigo era hermoso en el sentido más literal de la palabra. Lo quería demasiado.
Tal vez debíamos aceptar que nos perdimos y ya está.
Sin Ian alrededor de mí, Eduardo lucía como un ángel. De alguna manera, Ian era la maldad, pero Eduardo, mi amigo era luz. El chico que me abrazaba empujó sus labios contra los míos. La verdad es que no reconocía ese beso, no sé, su boca no encontraba su lugar en la mía. Pero el chico no se dio por vencido, al contrario, comenzó a moverse en la mía hasta encontrar su espacio. Efectivamente terminó por encontrarlo y se hizo dueño de él, estoy segura, para toda la vida.
Él me hacía sentir protegida, lograba que al tenerlo cerca me sintiera dueña del mundo, me curaba, sabía que si él me hacía falta, yo no iba a poder sobrevivir, definitivamente no lo haría. A mi manera, es decir, de una forma distinta, yo lo amaba.

Lo sé, capítulo corto. Falta de tiempo :( pero un capítulo más y esta historia llega a su final. Estoy segura de que pocos o casi nadie quedará satisfecho, pero esa es la misión de esta historia, un final truncado y con dudas. Besos!

jueves, 4 de octubre de 2012

No he podido olvidar

He negado tu presencia en mi cabeza, me he alejado.
Alzo la mirada intentando detener las lágrimas.
Silencioso llanto y suspirar,
no ha acabado aún,
no para mí.

Todavía te pienso cuando sonrío,
cuando escucho aquel piano triste.
En los latidos de mi corazón tú vives,
no he de lograr cambiarlo.
Aún te amo.

Nómbrame por favor, amor.
Necesito volver a vivir, quiero verte, no sé cómo,
cuando, a qué hora o deshora,
Razón, necesítame.
Evita mi desaparición.

El momento no interesa, llámame,
hazme saber que estás aquí como prometiste,
que no has dejado de quererme,
di esas palabras otra vez,
yo te creo, sí, te creo.

Te nombro otra vez, te tengo en mi mente,
no has podido escapar de mi memoria,
no he querido dejarte ir, porque aún es,
la gloria, el paraíso, tus ojos negros,
tu cabello azabache,
tus ojos negros.

Permanece aquel brillo de tu piel,
esas ganas de tocarte prevalecen,
podrán pasar meses o años,
en mi alma estás tatuado.
El cigarrillo que jugaba entre tus dedos,
las canciones que escuchabas,
aquellos dramas que hacíamos,
eramos unos niños, lo sé.
Pero había amor, estoy segura.

Mi palabra favorita ahora es: aún.
Aún escucho nuestra canción,
sólo nuestra.
Aún leo tus mensajes, aún me preocupas,
aún deseo que seas feliz, que estés bien,
que nada te falte, excepto mi amor.

Porque volverte a ver,
porque volverte a tener,
porque saber qué es de ti,
porque enterarme que me extrañas,
que también me extrañas,
sería mi máxima alegría.

Mi palabra predilecta: Todavía,
no he podido olvidarte,
ni olvidar tu amor,
tu tierna risa,
todas las veces que me hiciste sufrir.

Dos años de mi vida,
tres, cuatro, cinco, seis.
Acaso serán más, acaso.

Si te interesa saber,
si quisieras pasearte por mis pensamientos,
por mi catarsis y leerme,
puedes figurar que estoy ahí en este instante,
y con mi voz lee:
Aún te amo.

Andrómeda.

Donde ella confesó su amor

La vi arrancar una rosa
Al comenzar el día, temprano,
Y fui a besar aquel páramo
Donde ella rompió su rosa;
Entonces vi los anillos
Donde su estilo era un secreto,
Y me enamoré de todos los objetos
Donde sus ojos habían caído.
Si ella viese el abismo
O las cálidas hojas dobles,
Ya sea de un olmo o un viejo roble,
Jamás sabría lo caras que esas cosas son para mi.

Poseo una agradable colina,
Allí me siento por horas, erráticas,
Donde ella arrancó hierbas aromáticas
Y otras pequeñas flores;
Allí murmuró ella, como la
la belleza canta en sueños,
Y la amé cuando derramó sobre su pecho
Algo similar a un llanto pequeño,
Bañando el lunar oscuro de su cuello,
Que a mis ojos era un diamante eterno;
Entonces mis labios ardieron
Y en mi corazón se consumieron.

Hay un pequeño espacio verde
Donde pasa indolente el ganado,
Donde descubrí un pálido sábado
La cosa más querida del mundo.
Un pequeño roble se extiende sobre él,
Arrojando una sombra redonda,
La hierba oscura allí se demora,
El verde más intenso que haya conocido:
Allí no hay penas ni dolor
No hay bosques ni arboledas,
Pero fue en aquella mágica tierra
Donde ella confesó su amor.

John Clare

Mil demonios

Tengo mil maneras diferentes de decirte
Lo que siento y siempre elijo la peor
Así soy yo… un cobarde manipulador
Y lo que pasa es que me acosan toda clase de fantasmas
Y la brecha de mi alma ya no puede abrirse más
Por favor decide si te vas…
Algo cambio dentro de mí lo estoy sintiendo
Y cada día crece más y más, tengo que empezar
A preocuparme o que no me importe ya

Van como mil veces que he tratado de decírtelo
Mírame a los ojos y verás que no te miento no,
Dame dos minutos no apures el tiempo de este amor
Y el tiempo pasó y nos dejó uno, dos, tres,
Mil demonios he contado yo…

Tuve mil dolores de cabeza
Mil momentos de tristeza y una culpa equivalente a un millón
A un millón de años de tu amor, tan alejado
Que de mí te has olvidado, yo sé que me lo he buscado
Ni aunque te pida mil veces perdón volverías a mi corazón
Mi corazón se esta rompiendo en mil pedazos
Y no puedo dejar de llorar, tengo que empezar a preocuparme
O que no me importe más…

Van como mil veces que he tratado de decírtelo
Mírame a los ojos y veras que no te miento no,
Dame dos minutos, no apures el tiempo de este amor
Y el tiempo pasó y nos dejó uno, dos, tres,
Mil demonios he contado yo.

miércoles, 3 de octubre de 2012

No confíes

No puedes hablar, no te puedes mover; sólo llorar.
Y quieres esperar que alguien venga y te diga qué hacer,
Qué fácil es hacerse el muerto y ver quien llora por tu ser.

Escucha lo que diré, nunca dependas del amor,
Pues el amor viene y va, si el tiempo pierdes en llorar
No encontrarás a quien pueda quererte,
Sin reprocharte lo que puedas hacer. 

Amor, qué nos has hecho,
Destruyes amistades, cierras oportunidades,
Y provocas locuras por hacer.
Amor, qué te has creído para venirnos a atrapar,
A acabar con la humanidad, cegándola.

No finjas jamás que te sobra felicidad, no engañarás.
Ese amor que se va, siempre trae otro igual o hasta mejor,
Sólo sana la herida y agradece que todo acabó.

Amor, qué nos has hecho,
Destruyes amistades, cierras oportunidades,
Y provocas locuras por hacer.
Amor, qué te has creído para venirnos a atrapar,
A acabar con la humanidad, cegándola.