miércoles, 3 de diciembre de 2014
Dos fantasmas.
viernes, 21 de noviembre de 2014
Corazón torturado
Las ilusiones devastadas eran mi razón, porque fuera de ti no encontraba nada más. Eres el recuerdo más cruel y hermoso. Te estoy anhelando, enganchada a un pasado que no me pertenece. Nuestra historia fue tan corta que demasiado extraordinario se volvió el adiós. Por lo menos para mí…
No puedo evitar el recordarte. La época en la creí tenerte fue el punto máximo que alcanzaré de alegría. Estaba completa, a pesar de la oscuridad que dominaba en mí. Cómo explicar que fuiste la pequeña luz que me obsequió esperanza para afrontar a la vida…
Tú, las estrellas en mi alma, me hacías brillar. No entiendo por qué me dejaste tan apagada. ¿Por qué te era tan difícil mantener aquí una de tus resplandecientes estrellas? Me bastaba una para aceptar que te fueras. Siempre fuiste egoísta, y sabiéndolo te amé con mi fe de niña.
Tu espectro vive entre las paredes de mi habitación. Cuando creo que me he salvado me vuelve a mostrar las vivencias que de ser hermosas, hoy son parte de mi perene infierno.
http://www.youtube.com/watch?v=nyMZUoix39M&spfreload=10
miércoles, 29 de octubre de 2014
No me esperes.
Y ellos no paran de decirme que no hay tiempo para esperar. Que aunque inútilmente, las horas pasan también para mí. Que debo vivir, vivir. Aunque delante solo divise un gran vacío, un hueco que se asemeja a mi corazón. Eso si es que tengo uno. No hay tiempo, los relojes avanzan. Las personas gritan a mi alrededor. Las siento como un zumbido irritante que no acaba nunca.
La muerte nos respira al oído. Aunque no tenga voz siempre demuestra de algún modo que está entre nosotros. Que tan de pronto ataca.
No hay tiempo para poetizar perennemente mis desdichas.
lunes, 20 de octubre de 2014
Viajera.
Exploro sin salir de mi cama maltrecha. Sonrío sin la necesidad de observar más rostros imitándome. Es que a veces las fantasías alcanzan más allá de lo físico. En ocasiones se es más feliz en la sencillez del sueño. Soy una viajera en busca de poesía, soy una enferma mental que aún cree que el espíritu se eleva fuera cuando medita, cuando acepto cerrar los párpados sin más. Descansan mis ojos a pesar de la luz. A pesar de la luz.
El miedo en lugar de detenerme, me impulsa. Reconozco ciudades destruidas, traspaso habitaciones lóbregas. Escucho con nitidez el gruñido de un ser sin rostro. No puedo quejarme cuando al escapar de las ruinas hallo solo paraísos. Reinos plagados de colores, de formas, la ausencia de dolor. Las risas sinceras, las alas. Destello.
La realidad siempre pesa más, sin embargo; disfruto. ¿Quién cómo yo que al escribir se transporta? ¿Quién con la dicha de conocer el mundo que le habita? Unos pocos. Me digo: "Solo escucha el piano, y su manera de descubrirte sus secretos". Me haces fuerte, grande Inexistencia.
Maravillosa entelequia. He escrito tanto sobre ti, que te conozco quizá un poco más que a mí. Te adoro como a una amante eterna, musa brillante. Soy una andante de mundos incoherentes, de indefinidas fragancias, de alegres infortunios. De palabras que no existen. Soy yo, contigo. Soy yo, que en la irrealidad me vuelvo verdadera.
Somos, mi única. Siempre somos.
sábado, 11 de octubre de 2014
Una muñeca cae.
Estamos solos, solos y atrapados. Víctimas de un pasado cruelmente presente. Nuestros días son inciertos. La desesperanza es la reina, la diosa del castillo del terror. No entiendo cuantas veces más, voy descubriendo que la oscuridad tiene niveles grotescos. Y que ahí solo son bienvenidos los malaventurados.
Lo único que desconozco es hasta que punto mi cuerpo tolerará la sofocación de cien problemas.
Suena para mí, presume tu más villana sonrisa.Trágate mi carne, tritura mis huesos, llévame a el gran quizá. Haz de mí lo que quieras, excepto mantenerme aquí.
El infierno es en la tierra. El reino de las sombras vive en mi alma. Siempre recibe sustento, y jamás se debilita. Lo siento como nunca he logrado sentir nada más.
El filo libera, una muñeca cae. Tiñe de rojizo los vestidos. Mancha hoy, suspira como el poeta romántico. El filo libera, una muñeca cae. Tiñe de rojizo los vestidos. Mancha hoy, suspira como el poeta romántico. El filo libera, una muñeca cae. Tiñe de rojizo los vestidos. Mancha hoy, suspira como el poeta romántico. El filo libera, una muñeca cae. Tiñe de rojizo los vestidos. Mancha hoy, suspira como el poeta romántico.
El filo tiñe de rojo mis vestidos, mancha y mi muñeca cae. Suspiro por última vez.
miércoles, 17 de septiembre de 2014
El fantasma que se deja fotografiar
Sus labios expuestos ante una cámara que lo hace todo eterno. Una cámara que no reconozco, pero que cada noche me acerca a él, tanto, que creo aspirar su fino aroma.
Esta es una de tantas noches en que le observo, critico su actitud ocultando el amor que anhela salir en forma de palabras. Soy una fanática callada, que lo adora sin alardear de ello. En eso me convertí desde que el final nos estrechó la mano con desdén. Sus fotografías son mi tormento y mi escape. Creo mil historias de su vida y le veo con detalle, como la desquiciada enferma. La loca. Suspiro ante los cambios de sus facciones, sí, suspiro.
Reconozco el daño que me provoco ante cada fotografía, sé que es una insensatez; pero no lo puedo evitar. Ignoro cuanto tiempo más… cuanto. Musa cruel.
lunes, 15 de septiembre de 2014
A los quince años...
Me enamoré por primera vez, sentí el calor que emanaba de mi pecho. A él le obsequié todas mis palabras de amor, a él le entregué una esperanza de niña. Dejé que me sostuviera sin pensar que algún día me podía dejar caer sin más. Cometí el error de imaginar que mi seguridad y alegría podían dependerle sin traspié. No puedo culparlo, éramos adolescentes. Y a él también la vida lo cambiaría. Lo transformaría. Y sé que así fue.
Los años alejaron al primer amor. El tiempo me expuso lo mezquino que el mundo podía llegar a ser, me aclaró que nada puede ser perpetuo, me señaló las risas burdas de una deleznable sociedad. El tiempo me hizo abandonar aquella ternura, que juro, me caracterizaba. Todos se van, las personas mienten, a nadie le importa. Lo peor es que me he vuelto exactamente igual. Peleo y desconfío, soy cruel y esquiva. ¿Esta es la lección de la vida? ¿La misión acaso?
Solo pienso en todo lo que perdemos al madurar. Me siento tranquila, pero no logro ser plena en medio de este caótico lugar.
Ojalá las cosas no tuvieran que acabar así.
martes, 9 de septiembre de 2014
Un septiembre diferente.
https://www.youtube.com/watch?v=ih0x9NrQT2U
domingo, 31 de agosto de 2014
Los sonetos de la muerte.
Del nicho helado en que los hombres te pusieron,
te bajaré a la tierra humilde y soleada.
Que he de dormirme en ella los hombres no supieron,
y que hemos de soñar sobre la misma almohada.
Te acostaré en la tierra soleada con una
dulcedumbre de madre para el hijo dormido,
y la tierra ha de hacerse suavidades de cuna
al recibir tu cuerpo de niño dolorido.
Luego iré espolvoreando tierra y polvo de rosas,
y en la azulada y leve polvareda de luna,
los despojos livianos irán quedando presos.
Me alejaré cantando mis venganzas hermosas,
¡porque a ese hondor recóndito la mano de ninguna
bajará a disputarme tu puñado de huesos!
II
Este largo cansancio se hará mayor un día,
y el alma dirá al cuerpo que no quiere seguir
arrastrando su masa por la rosada vía,
por donde van los hombres, contentos de vivir...
Sentirás que a tu lado cavan briosamente,
que otra dormida llega a la quieta ciudad.
Esperaré que me hayan cubierto totalmente...
¡y después hablaremos por una eternidad!
Sólo entonces sabrás el por qué no madura
para las hondas huesas tu carne todavía,
tuviste que bajar, sin fatiga, a dormir.
Se hará luz en la zona de los sinos, oscura;
sabrás que en nuestra alianza signo de astros había
y, roto el pacto enorme, tenías que morir...
III
Malas manos tomaron tu vida desde el día
en que, a una señal de astros, dejara su plantel
nevado de azucenas. En gozo florecía.
Malas manos entraron trágicamente en él...
Y yo dije al Señor: -"Por las sendas mortales
le llevan. ¡Sombra amada que no saben guiar!
¡Arráncalo, Señor, a esas manos fatales
o le hundes en el largo sueño que sabes dar!
¡No le puedo gritar, no le puedo seguir!
Su barca empuja un negro viento de tempestad.
Retórnalo a mis brazos o le siegas en flor"
Se detuvo la barca rosa de su vivir...
¿Que no sé del amor, que no tuve piedad?
¡Tú, que vas a juzgarme, lo comprendes, Señor!
Gabriela Mistral.
martes, 26 de agosto de 2014
Como al despertar de los sueños.
Cuyas risas apenas oídas hacen
Nuestra oscuridad brillante como el día;
En vano nos esforzamos, llorando,
Sobre el rastro luminoso de sus espíritus,
(Donde escaparon mientras dormíamos)
¡Llamando a los que hemos querido!
Como las estrellas, algún poder los divide
De un mundo de ambición y dolor;
Están allí, pero los oculta el diario resplandor,
Y en vano los buscamos.
Por un rato con la tristeza moramos
Sobre la belleza de aquel sueño,
Entonces giramos, y saludamos con alegría
El brillo de la luz matutina.
Cuando el poder de la memoria retuerce
Nuestro corazón solitario en lágrimas,
Formas débiles alrededor nos traen
Aquellos diáfanos días antiguos:
Miradas cariñosas y susurros,
De los que el soñador podría alardear,
Creciendo; hasta que el hechizo sea roto,
¡Olvidarnos que se han ido!
Pero cuando la oscuridad retrocede
Como la noche pesada;
Y la paz es robada de nuestras almas,
Como el alba de un día estival:
Las dulces formas débiles que solían bendecir,
Parecen robarnos también;
Los amamos, pero la dicha del sol
Los ocultó de nuestra vista.
Podría el día resplandecer por siempre,
Y el poder de la Memoria cesar,
Este mundo, un mundo de luz sería,
Y Nuestro corazón un mundo de paz:
Pero los sueños dichosos vuelven con la noche,
Morando sobre el pasado,
Y cada pena que nubla nuestra luz,
Nos recuerda el último.
lunes, 25 de agosto de 2014
El final de la botella.
Alcohol, que me consuelas aún cuando me condenas; me acompañas a otra noche de vigilia. Vienes a transformarme con tu maldito beso con sabor a amargura. Te burlas de mí seduciéndome a caer. Calmas las heridas, las adormeces; haces desaparecer la realidad. Al día siguiente sé que escaparás para abandonarme al mundo que debo enfrentar. Al mundo que perdió la fe en mí, al mundo que no es capaz de volver a tomar en serio mis juramentos, al mundo que me regaló la imagen de su rechazo. Sé que volverás, embriaguez. Finges olvidarme pero no eres capaz de estar sin las energías que protegen mi cuerpo. Eres el espectro más temido, ¿por qué después no puedo recordar nada? No eres yo. No eres…
Al alcanzar la cúspide por fin llega el remordimiento. Abrazo mis rodillas y me odio por no ser capaz de enfrentar nada, por haber sido vencida tan sencillamente. No entiendo en sequedad como soy capaz de destruirme sola a base de cigarros, botellas, pastillas y falta de alimento. Pero cuando el demonio vuelve, lo sé, todo se ilumina: el final de la botella me lo dice.
Mil sabandijas hacen un ebrio,
Miles de risas no te quitan la pena.
Al salir
Veo a mi sombra tambaleando
Como ninguna (Gozando como ninguna, el mortífero placer)
domingo, 24 de agosto de 2014
Un poco sobre "Doctor Sueño" de S. King.
Dan Torrance me robó el cariño con su manera de sobrellevar el alcoholismo, su culpa del pasado se hizo mía y su entrada a Alcohólicos Anónimos me hizo reflejarme en él. Mi Danny de El resplandor creció. Erró cayendo al fondo, pero logro salir del pozo. Sacó de su irradiación lo mejor, incluso las cosas negativas las utilizó a su favor. Dan pasó de ser un alcohólico más a ser el dr Sueño. El acompañante de los moribundos, el que le regalaba a un alma que partía la paz necesaria para dejarse llevar.
Al lograr sobrellevar al fin su pasado, mi querido Dan Torrance sacrificó la tranquilidad por salvar la vida de una niña con un resplandor colosal. Una luminosidad que un grupo de espectros le quería arrebatar. La pequeña Abra Stone además de tener un enorme poder, es una niña sumamente tierna. Y así como se ganó el corazón de Dan, a mí como lectora me lo robó también. Final hermoso; con recuerdos del pasado, muertes inminentes, miedo, ansia.
Después de haber leído El resplandor tenía un poco de recelo. No quería decepcionarme al leer Doctor Sueño. No pudo ser más que una tontería, pues ahora no me puedo arrepentir de la emoción que este libro me causo. No puedo dejar de lado a todos los personajes. Es una historia que va más allá de terror superficial. Es más que solo horror, Stephen King es más que eso.
sábado, 23 de agosto de 2014
Trastorno obsesivo-compulsivo
Nunca olvido comprobar si las puertas y las ventanas están cerradas al ir a dormir. Si no hago las cosas por mi cuenta, el mundo se me caerá a pedazos. Otra vez movieron los muebles, las cosas no están alineadas. Todo tiene que verse perfecto, todo debe estar bien nuevamente.
Asquea la comida pensando en las manos en las que pudiese haber pasado por error, náuseas dan los utensilios si antes no los limpié yo. No estoy loca, no estoy loca, ¿cerré la puerta? ¿Organicé las cosas? ¿Organicé mi vida? No estoy loca, los demás sí lo están.
Lo están.
viernes, 22 de agosto de 2014
¿De qué escribís ahora, eh?
Juegas al tonto, los sigues como si lo que hicieran fuera maravilloso, lloras exageradamente por una nota de voz de un amigo. ¿Por qué? “Me conmueves, es todo” Ya no escribas más; Corina, ya no sirves para esto. Quizás antes tampoco, pero te defendías. Había coherencia y un tópico. ¿Y ahora qué quieres decir? Que te sientes ordinaria, que te sientes cómoda en un bajo perfil. Que finges apasionarte por tonterías. Todo es inútil.
Parece que en la indiferencia y la normalidad eres más feliz. ¿Es que eres masoquista? ¿Es que eres? ¿Qué eres sin la melancolía? No quiero volver a comer nunca más, cada cosa es nauseabunda a su manera. Nadie te entiende ¿por qué publicarlo? Para no abandonar. ¿A quién? A nadie. So imbécil.
Coronas de flores, tatuajes en la espalda, galaxias, críticas, anorexia, bulimia, belleza, perfección, más tatuajes, cigarros electrónicos, teléfonos inteligentes, videoblogs, música independiente, cine de arte, poesía, novelas, hadas bipolares, adolescentes deprimidas, somníferos, somníferos, somníferos, somníferos. Escribe, no escribas, escribe, no escribas. Sebastian Larsson, mi pianista. Amo escribir, amo las letras; lo juro. No te vuelvas a marchar.
Un fantasma te lee, un espectro sonríe, una mujer que tecleó “amor” está aquí por error. Compañeros de vida; ellos y las palabras. No importa mentir a los demás si podré volver a encontrarme a mí misma en este mundo angosto. Así con incoherencias, con tonterías, con altibajos, con lectores o sin ellos. Así me gusto, aquí. Estos párrafos son un espejo que no me devuelve inseguridad.
viernes, 1 de agosto de 2014
01/08/14
jueves, 31 de julio de 2014
A veces sí vuelven las palabras
¡Brillante el logro del descubrimiento de un engaño! Aplaudo a las lágrimas el volver a escribir como antes. La soledad también apasiona al pseudo escritor, el romanticismo de mi coraje también me reconforta. Me devuelvo a la tranquilidad del cómodo desazón. Otra vez me acomodo en mi tormento. Los fantasmas me saludan como a una antigua amiga. Las letras me reciben como si jamás las hubiese abandonado, como si nunca las hubiese rechazado. El piano me da la bienvenida con su mejor obra...
Papel y tinta para describirte en el poema número cien sobre ti, la sombra se aproxima a mí; me espía. Lo único que quiero es traducir a los demonios para que por treinta minutos me dejen en paz, ¡para que se larguen a buscar más cuerpos débiles a los cuales atrapar! Solo treinta minutos, lo ruego. Un poco de paz para la miseria.
Sigo aquí, vida. Aún mi cabello es azabache y rizado, todavía mis dedos torpes fallan al teclear, mi mirada sigue siendo café, mis ojeras no se han podido borrar, mis libros siguen ordenados tal como los dejaste, no he cerrado las páginas del cuento que escribiste en mi honor. Te sigo describiendo en poemas, en trabajos escolares, en historias, en aromas, en mi almohada, en mis sueños, en mi rostro, en mí. Vives en mí, estás dentro, estás atrapado, estás, estás, estás. Y aunque te corra jamás te irás.
jueves, 17 de julio de 2014
La misma mierda del pasado.
Han pasado muchas cosas desde la última vez que me atreví a escribir. Vivo asustada por mi realidad y pierdo las ansias de luchar. ¿Alguna vez tuve alas?
Toda mi vida se ha basado en mentiras, en estetizarlo todo. Mis tristes libros no me salvan del todo, a veces tengo que huir sola, a veces debo cerrar los ojos y dejarme llevar por mi piano eterno. No puedo olvidar, todo mi proceso descrito en mil poemas me resulta hoy vano e inmundo. Dejé que las sombras lograran enterrar el único método que me quedaba para hablar sobre mis miedos de forma precisa. Ahora escribir hiere, traducir el pánico en prosa es casi imposible. Pero no puedo parar, me gusta lastimarme, me acostumbré a odiarme.
Mis vivencias me han traído hasta aquí, el monstruo miserable me ha paseado por rostros imborrables, me ha obsequiado a los fantasmas, me ha ilusionado con espejismos de amor y protección. Páginas viejas me empeño a leer, quisiera volverme ficcion, y burlar a mis verdugos para siempre. Hay tanto rencor en mi alma, no sé cómo llamarle a esta oscura nada.
La gente se ha cansado de leer la misma mierda de cada día. Mis letras siguen relatando añoranza, tristeza, lágrimas. Mi cerebro repite letras de sufrimiento, mi existencia se encierra en el mismo círculo vicioso de mis años atrás.
domingo, 13 de julio de 2014
Sé feliz tú
Estoy cansada de depender de ti, ¡basta!
Lo único que puedo hacer desde aquí es pedirle al cielo que encuentres aquella mujer que colme tus días de felicidad. Deseo que tus penas se apacigüen. Serás siempre mi eterno. Ángeles de fantasía, cuiden sus pasos.
Con todas las fuerzas de mi alma te entrego mi suerte y mis sueños. Añoro que tu existencia siempre sea de protección. Sin embargo... ¿Acaso alguien te querrá cómo yo? Te dejo ir aunque a cada momento aparezca tu imagen nublando mis ojos, a pesar de que el dolor me impida caminar.
jueves, 10 de julio de 2014
Lluvia de imaginación
En mi mundo invento la vida que deseé a su lado, lo que el tiempo truncó. Pienso en él, le pienso, duele, le pienso. Lo necesito de vuelta, con todas las alegrías y decepciones que de modo involuntario me ha provocado. Ya me olvidó, yo lo sé. Sin embargo en mi irrealidad cuento los días, sigo marcando nuestras "fechas especiales" Loca. Mi idiotizado corazón tiene la idea de que nada ha cambiado, de que los meses no han pasado. El reloj se congeló.
Morimos juntos, alegres por habernos amado. Nos miramos profundamente, sonreímos. Siento el calor de su suave mano marcada por los años. Me besa y ambos cerramos los ojos, dejándonos llevar con alegría por el ángel negro.
miércoles, 9 de julio de 2014
La distancia
Te amo con mi suavizada fe de niña, con la comparación de la profundidad de un vasto mar. Te adoro con la inocencia que me definió al reconocer por primera vez el romance. Te anhelo con la sinceridad que escapa de mis ojos y de mi aliento.
Por cada suspiro brotado de mí, te quiero...
Por cada una de mis risas tontas.
Me ahoga tu ausencia, hay fuego en mis venas, suplico a la luna tu presencia. Eres solo otra parte de mi alma.
No es complicado descifrar el fervor de una mujer que ama. Otro día que te tengo en quimeras, otra realidad observándote de lejos. Desde la distancia que el destino marcó entre nosotros. Mi infierno de palabras es confuso otra vez...
Por ti.
martes, 8 de julio de 2014
Reacción poética
Admito, la cobardía ha sido un amigo fiel, y la fuerza indiferente me ha dado la espalda. Un rictus en mi rostro, alivio es melancolía silenciosa. Aire despiadado, frío. Temores encienden su fuego que abrasa, tristeza me apaga las luces del alma, lágrimas ahogan mi pesar interminable. Mi inspiración se frustra, es inestable.
Alma dulcemente exhausta, mente putrefacta, labios carcomidos.
Olvido recordado, muerte consumada.
miércoles, 2 de julio de 2014
El cristal del poeta
A una persona que se dedica a describir sentimientos en palabras se le mide por las veces que ha sufrido. Del otro lado del cristal que protege al poeta hay caos, odio y un infinito dolor. Todo lo que ve lo transforma en inspiración. Las personas fuera no entienden por qué el encierro, solo él.
Vidas asquerosas o dichosas, todo lo escribe él a su antojo. La melancolía lo alimenta, la desdicha y el desamor lo embriagan, no sabe separarse de la tinta y el papel. Tras su cristal por siempre. Misery, tras tu cristal.
Ya no hay más cadenas en las cuales aferrarse, el color rojo en el alma lo domina. La compañía triste de sus demonios lo esperan.
martes, 1 de julio de 2014
Una invitación
sábado, 28 de junio de 2014
¿Un final diferente?
— ¿A dónde vamos, Daniel? — pregunté sin mucho interés. Estando con él, no me importaba en lo más mínimo en donde estuviéramos.
— Quiero celebrar nuestros dos años de matrimonio de una manera inolvidable. Necesito demostrarte lo feliz que me has hecho en este tiempo, no hay momento que no celebre que te hayas enamorado de mí.
— Eres demasiado romántico — suspiré. — Espero que sigas siendo así cuando Natalia empiece a hacerse notar en mi vientre.
— Cuando eso pase estaré tan cerca de ti, que te hartarás — rió acariciando mi poco abultado estómago.
Nos dirigimos hacia la carretera, me encantaba propinarle tiernos besos en el cuello mientras él manejaba algo nervioso por mis caricias. Detuvo el auto en seco y atrapó mi cabello entre sus manos, me beso con furia envolviéndome en su cuerpo.
— De acuerdo — me resigné enojada cruzando los brazos. Él se echó a reír.
— Y yo te amo a ti, Paula. Eres mi musa, y quiero que estés conmigo siempre. — respondió mi esposo.
Resta decir que vivimos una velada inolvidable; hablamos por horas de cómo nos conocimos, de la reacción de nuestros padres, de cuando me propuso el casarnos, etcétera. Conversar con él era incluso más fácil que respirar. Me necesitaba tanto como yo a él. Por fin iba a tener esa familia que tanto deseaba.
— Paula, cierra los ojos — dijo de pronto.
— ¿Por qué?
— Confía.
— Sube al auto, cariño.
— Solo recojo esto y... — se detuvo Daniel. Estaba terminando de recoger las cosas para dirigirnos a casa. Eran las seis de la mañana.
— ¿Mi amor?
Sentí que alguien ajeno posaba su mano en mis hombros. Me separé como si hubiese sido fuego. Giré la cabeza con angustia y observé a un hombre robusto de gran tamaño. Su cara estaba cubierta por una máscara de payaso que nunca voy a olvidar.
— Bájate del auto — me ordenó con rudeza el desconocido.
— ¡A ella no la toquen! — escuché el grito de mi marido. Lo busqué con la mirada, venía hacia nosotros con el rostro cubierto de sangre. Un hombre delgado lo seguía por detrás, con un arma en la mano.
Bajé del auto con rapidez. Daniel decía una y otra vez que todo iba a estar bien, que no iba a dejar que nada me pasara.
— Tu esposa sí que es bonita — se acercó a mí su compañero, besándome el cuello. Me mantuve rígida.
— No los escuches, preciosa, no los escuches — rogó Daniel.
— Por favor no me hagan daño, estoy embarazada... — me atreví a decir.
— Oh, qué lindo. El monstruo embarazó a la princesa — dijo el payaso.
— ¿De qué carajo están hablando?
— Perdóname, mi amor. Oh dios, por favor perdóname Paula. Te amo.
— Tu esposo no es lo que tú crees, y hoy venimos a cobrar venganza. Daniel, Estefanía te manda saludos.
El hombre con máscara de payaso apuntó un arma hacía mí, cerré los ojos, era mi fin. ¿Qué maldita culpa tenía Natalia de esto? Oí un disparo sin sentir nada. ¿Así era como debía sentirse? Abrí los párpados y observé a los dos hombres huyendo ante mi mirada de extrañeza...
Daniel.
Bajé la vista y noté el cuerpo de mi esposo en el suelo.
Muerto.
Otro sueño en el balcón (Después de la tragedia)
Nicolás me había abandonado, no había cumplido con su palabra.
— Creí que me habías dejado — Tartamudeo con alegría. Le transmito una ternura distorsionada a él, a Nicolás.
— Quizás tarde, pero cumplí mi palabra. Aquí estoy para ti, para protegerte de la realidad.
— ¡Es él! — Sollozo — ¡Él y su recuerdo otra vez! — Lo vuelvo a abrazar casi asfixiándolo. — Su fantasma me persigue, ya no quiero quererlo más...
— ¿De quién hablas?
— Todo el tiempo pienso en él — suspiro.
— No necesitas de él, no necesitas de nadie si eres capaz de romper esa coraza y vivir. Deja que el recuerdo muera. Yo te cuido, te protejo. — me besa en los labios, abatido.
— Eres la razón por la que aguanto el dolor, por ti soy capaz de fingir sonrisas frente a los demás. — me recargo en su pecho y sonrío con sinceridad. Sé que con él a mi lado ahora no caeré. Lo amo.
jueves, 26 de junio de 2014
En medio del bosque
Procuro no correr para no provocar más a la muerte, me gana la inseguridad. El aire frío congela mis labios, mi piel palidece, mi cabello despeinado se deja cubrir por el brillo de una luna gris. Una guitarra llora melodías dramáticas. Siento en carne viva el desazón de una decepción. Tú me enviaste aquí, me has matado, y aún así sigues dañándome.
Por un momento la muerte se aleja regalándome un atisbo de alivio. Frente mío se lanza una luz que ciega. Me arrodillo sintiendo la humedad del suelo. Me dejo arrastrar por una fantasía que mezcla monstruos con imágenes de ti. Tus ojos profundos mares que en instantes se oscurecen. Tus labios divinos haciéndose arena. Tu cuerpo volviéndose piedra.
Quiero dejar de necesitarte para enfrentarlo todo y escapar de aquí.
jueves, 19 de junio de 2014
Conversación de un sueño I
A escasos pasos de mí se encontraba un hombre de alta estatura, cabello rizado y con postura a la defensiva, era él. La persona que siempre aparecía. En mis sueños anteriores nunca estaba a mi alcance y por una extraña razón yo no daba los pasos necesarios para acercarme; temía molestarlo. Por eso en los sueños anteriores siempre me quedaba en mi sitio, observándolo mientras él dirigía su vista hacia el horizonte, como si yo no existiera.
Pero esa noche era distinta, lo sentía. Sustraje valor de cada parte de mi cuerpo; tomando en cuenta que todo era parte de mi imaginación. Con una mano en el pecho me acerque a él y como pude llame su atención. Él estaba recargado en el balcón, repentinamente giró su vista hacia mi rostro. Trate de sonreírle pero mis labios se congelaron. Él me seguía mirando extrañado, esperando a que yo dijera una palabra. Como no lo hice se volvió y continuó mirando al horizonte, con indiferencia.
Me tragué el miedo y con un suspiro lleve mi cuerpo hacia su lado, con la misma indiferencia me postré ahí. Lo imité colocando mi vista en la misma dirección en la que él veía. Después de varios minutos inhalé todo el aire que pude y comencé a hablar.
— Siempre estás aquí — Pronuncié angustiada sin voltearlo a ver. Él puso los ojos como platos y abrió la boca.
— Es el único lugar en el que puedo sentir que sigo siendo yo. — Tragó saliva.
— ¿A qué te refieres? ¡Si estás en mis sueños! Míos. — Me irrité.
— No comprendo nada de lo que dices. Ni siquiera sé quien eres tú. — Contestó.
— Mi nombre es Misery y todas las noches vengo aquí a observarte desde lejos.
— ¿En serio? Acosadora.
— Cállate — lo pellizqué. — No es a propósito. Inevitablemente al dormir acabo por soñarme aquí, contigo todo el tiempo.
— ¿Y por qué hasta ahora te acercaste a mí? — Dijo tratando de entender y rascándose la cabeza.
— Creo que tenía miedo, no de ti. Sino a tu reacción.
— Ah. Yo jamás te había visto — Entrecerró los ojos — No temas, no soy una mala persona.— Suspiró.
Esperé a que dijera algo más, pero se calló y durante un rato no dijo nada más. Yo estaba histérica, intrigada por preguntarle muchas cosas. Pero mi boca no decía nada, era como si alguien me dominara a mantener las palabras a raya.
— ¿Sabes? — Me asustó con su voz rasposa — Cuando vengo aquí me pongo a pensar en muchas cosas. Sobre mi vida, sobre mi familia y sobre mi carrera. Me siento satisfecho con lo que he cultivado y agradecido por lo que he cosechado. Pero hay algo, algo que falta. Como un vacío. ¿nunca te has sentido así?
— Humm — Carraspeé — Muchas veces, como si todo lo que he hecho no fuera suficiente. No sé a que se deba, puede que ya haya perdido la cabeza.
— Claro — Sonrió — Me pasa igual. La gente me observa y me juzga diciendo cosas como: "¿Qué más puedes pedir? Tienes todo. Y las mujeres llueven a ti como miles de hojas en otoño. Tienes el dinero suficiente para mantenerte. Tu vida es perfecta". Bueno, tal vez soy un egoísta y deseo algo más que eso. Lo único que me llena temporalmente es componer música, supongo.
— No creo que seas egoísta — Acaricié su hombro — Yo creo que a todas las personas nos pasa alguna vez. Son momentos, pero pasará.
— Espero que tengas razón. ¿A ti qué te llevó hasta aquí?
— Eh — No sabía que responderle, la historia de mi vida era un poco complicada. — No encajo mucho con la gente. Soy introvertida, no confío en nadie.
— ¿Por qué confías en mi entonces?
— No lo sé, debe ser porque no eres real — ironicé.
— Oh ¿sigues con la idea de que este es tu sueño? — Habló con un enojo fingido — Tú te metiste en él. Sin embargo me agradas.
— Tú me gustas — Repliqué secamente — Pero de lejos me parecía que eras frívolo y amargo.
— Ya he oído eso antes. Todo eso es solo una coraza. Cuido de mí. — sonrió.
Inspiré profundo y me quedé en silencio. Me sentía muy complacida por su compañía. Pero sentí una opresión en el pecho cuando recordé que este solo era un sueño más y que pronto despertaría, esfumándose todo en un instante.
— ¿Cómo te llamas? — pregunté.
— Soy Nicolás.
— Tienes un nombre precioso.
— Es el sueño más realista que he tenido en mi vida. ¿Es normal? — Preguntó sobresaltándome.
— No lo sé, a estas alturas ya no estoy segura si soy yo la que sueña. Pero es el sueño bizarro más lindo que he tenido — Lo volteé a ver con una amplia sonrisa y tomé su pálida mano, con timidez la acaricié. Demostrándole que podía confiar en mí. Él me aceptó amablemente.
— No quiero que esto termine — Me ruboricé.
—Yo tampoco. Quisiera quedarme aquí para siempre, contigo.
Continuamos disfrutando de ese sueño, con una luna y unas estrellas eternas. Todo era demasiado real; podía oír la melodía que los grillos formaban, la calmada respiración del hombre que se encontraba justo a mí lado, y la sensación de desmayo cuando su piel rozaba la mía. Él era bellísimo. Lo abracé con fuerza y él correspondió mi abrazo. Mis mejillas ardían, sabía que mi sueño estaba por finalizar. Con ese abrazo me sentí igual que una pequeña niña, por primera vez sentí que los pedazos de mi corazón se unían.
— Tengo que irme ya — Dijo y me soltó, regalándome otro beso.
— ¿Te volveré a ver? — Pregunté preocupada.
— Siempre podrás encontrarme aquí.
Se alejó, quise correr y retenerlo pero mis pies no me respondían. Intenté gritarle pero de mi garganta no salía sonido alguno, traté de alzar los brazos pero estos tampoco me respondían. Mi vista se nubló. Apreté los párpados y un minuto después logré abrirlos.
viernes, 13 de junio de 2014
Cuatro años hacia delante FINAL.
lunes, 2 de junio de 2014
Imposible ausencia (Guión)
— Hola, buenas tardes — Saludó Ausencia al cuidador de la entrada. (Le saluda con una voz chillona y agitada)
— Buenas tardes, soy Caronte. ¿En qué puedo ayudarle? — respondió él. (Con voz ruda, tonalidad de fastidio o de aburrimiento)
— ¡Necesito pasar al otro lado! — gritó Ausencia de pronto. (Desesperación y angustia plasmadas en su voz. Bufido de Caronte)
— Su nombre, por favor — pidió Caronte.
— Soy Ausencia. (Se escucha el carraspeo de Caronte y el sonido de papeles siendo manipulados)
— Lo siento, su nombre no está en la lista.
— ¡Eso no puede ser! ¡Tengo que estar en esa lista! — gritó Ausencia con quejidos de frustración. (Su voz se vuelve a acelerar, se escucha un golpe seco)
— Solo cumplo con las reglas, y si su nombre no está en la lista, no podrá pasar al otro lado. — respondió Caronte de manera tajante.
— Tengo que cruzar, he hecho algo muy malo y debo escapar. (Ausencia comienza a llorar muy sonoramente)
— Señorita, le he dicho que no puedo hacer nada, de verdad. (La voz de Caronte se suaviza)
— Voy a cruzar aunque no me lo permita (la voz de Ausencia baja de tono)
— ¡Señorita Ausencia! ¡No haga eso! ¡Deje de hacerse daño! — gritó Caronte. (De fondo se oye un chirrido extraño.
— Voy a cruzar, voy a cruzar, voy a cruzar al más allá — finalizó Ausencia. (Su voz se vuelve frenética, ella se desploma)
Ausencia cruza al otro lado.
martes, 27 de mayo de 2014
Cuatro años hacia delante | Penúltimo capítulo
— Dime, Ella.
— ¿Realmente Ian se puso tan mal por mi culpa?
— Más bien por mi culpa — corrigió — y sí, lo afectó mucho. Cuando se enteró de que te habías ido fue a buscarme. Vi al demonio en sus ojos, Ella. Le temí.
— ¿¡Te lastimó?!
— Oh no, los golpes que recibí ese día de él fueron meramente psicológicos. Lo merecía.
— Temo también ahora.
— ¿Por ti? Él jamás sería capaz de hacer nada malo en contra tuya. — dijo.
— No es eso. Temo por él. Siento un hueco extraño en mi pecho, no quiero que se haga daño.
— ¿Te refieres a…?
— Sí — susurré viendo cómo a mi acompañante se le ponía la carne de gallina.
— Tenemos que llegar ya.
— Aún nos quedan dos horas, ¡siento que voy a volverme loca aquí!
*Versión de Ian*
Este balcón es precioso, es uno de mis lugares preferidos. Me muestra una vista espectacular, desde aquí todos parecen un puñado de hormigas en el paisaje. Tan fáciles de aplastar, tan sencillos de destruir. Su vida se ve frágil a mi altura. El cielo me inunda cuando alzo la mirada, a veces parece que pudiera robarme un trozo de nube. Eso pensaba cuando era un niño, que podía alcanzar una nube y guardarla en un frasco para deleite mío. Ojalá fuera tan simple. Cuanto quisiera poder tocarlas, poder acariciarlas. Quiero dormir sobre las nubes para siempre. Deberían ser de algodón como en los cuentos infantiles. Yo debería ser un ave para escapar, para concentrarme en mi vuelo, para ser feliz. Sé que puedo si me lo propongo, sé que si me acerco un poco más lograré alcanzar mi cometido, solo tengo que estirar mis brazos, tengo que pararme de puntitas y cerrar los ojos. Lo demás vendrá solo, se acabará el dolor, se acabará el sonido molesto de los automóviles, el olor de la basura, las imágenes, los rostros de la gente. El rostro de Ella. Todo se reemplazará con el azul, un azul profundo. El aire me sostendrá, me crecerán las alas. No me equivoco, será real. Mi corazón me lo dice.
Te amo Ella.
lunes, 19 de mayo de 2014
Al príncipe y su llegada.
Mi nombre es Corina, tengo veinte años de edad. Soy emocionalmente inestable. Me gustan los peluches, el color rosa y los libros. No hay persona más vulnerable e insegura que yo. Escucho el piano para escribir mala poesía, bebo café mientras hago novelas que nunca acabo. Disfruto de los días soleados, pero también de la llovizna, y del olor de la tierra mojada. Tengo una fijación extravagante por las hadas, lanzo a mi boca demasiadas pastillas, y quizá pasan por mis labios demasiados cigarros. Aunque todo esto usted ya lo sabe, me gusta rememorar el milagro de su entrada a mi vida, de cómo se hizo tan esencial de a poco. De cómo me enamoró siendo solo usted. Protector, inseguro, celoso, tierno, romántico, detallista, apasionado, amoroso, distinto, mío. Por sobre todas las cosas, mío. Usted es mi esperanza, usted es mi ilusión. Me encanta ser quien soy cuando estoy a lado suyo, el no tener que callarme nada por miedo al rechazo, el no tener que fingir que algo me da gracia, que todo el tiempo soy feliz de forma absurda. Puedo pasar del cielo al infierno si toma mi mano, si sé en mi corazón que está y estará presente, que no nos dejaremos caer. Sabe que es el único que decidió quedarse en vez de olvidarme, que me ama conociendo todo de mí; incluso lo negativo. Se ha ganado a alguien que lo protegerá y amará para siempre, que le escribirá hasta el cansancio, llena de dulzura, de amor. Y yo me he ganado una luz, un verdadero compañero. Lo amo con toda la energía que hay en mi cuerpo, con mi corazón curado de fe. Lo amo, cariño, lo juro.
Que el final ya nos alcance
Querer no es dañar, amar no es una competencia de quién daña más. Provocas frustración, dudas, y anhelos de destruir. Cada día me pierdes más. Él me dijo, ¿cómo puedes? Batallé y no encontré la respuesta.
Amar no significa sufrir, y eso es lo que causas. No es que se acaben las palabras, es que las únicas palabras que se forman en mi cabeza al oír tu nombre son; desazón, lágrimas, desesperación, e incluso odio. Eso no es normal, no para mí.
Cuando estoy enamorada solo soy capaz de encontrar cosas hermosas en el objeto de mi ilusión, me enloquezco, lo sé. No puedo dejar de describir las cualidades del ser al que amo. Me colmo de alegrías y frases cliché. Y me siento feliz. ¡Y ahora no me siento nada feliz! Escapo como criminal de ti, huyo de tus palabras hirientes, de tus transformaciones, de tu forma de estropear mis ganas de amarte. Porque la intención ahí está, lo juro.
Tengo que ausentarme, contar las horas para largarme y evitar tu presencia. Eso no es amor. No puedo decir que te amo, cuando espero impacientemente alejarme de ti. Y los momentos malos son más que los buenos. Ya son demasiadas culpas, demasiadas tonterías, demasiados intentos; no sé de qué modo hacerte comprender que día a día haces todo para que yo desee rendirme, para que yo no intente quererte más. No sé si rendirme o continuar, aún no descubro la decisión correcta.
Tal vez solo soy una extraña adoradora de la autodestrucción.