miércoles, 16 de diciembre de 2015

Extraño

Quiero decirte tantas cosas, extraño. Dios sabe por qué te vuelvo a escribir.... Quizás es la necesidad que llega cada año, la necesidad de ponerte al día sobre mi vida. Es una estupidez, sí.
Qué importa, nadie puede verme en fachas escuchando música en la sala, mientras escribo...Qué importa, si nadie sabe que te llamo con mis letras, extraño.

  Aquí todo ha cambiado de forma drástica y un poco cruel. Sé que hay cosas que deberían ponerme feliz, sin embargo no las estoy disfrutando. Se apoderó de mí esa enfermedad mental que había estado persiguiéndome durante años. Sí, dejé que me absorbiera y ahora estoy aquí, hablándote llena de desconcierto, de ideas descabelladas y metas algo siniestras.

  ¿Recuerdas cómo fumabas? Nunca me ofendió, pero no me interesaba. La verdad es que hoy fumo como desquiciada. ¿Recuerdas cómo te hablaba de mis problemas familiares y de las sobredosis en mi madre? Bien, me he convertido en su espejo, a veces no controlo las pastillas; ellas me controlan a mí.

  Ay extraño, cómo hiciste que todo alrededor careciera de importancia, y cómo hiciste que los días miserables de olor a alcohol se volvieran de brillantes colores... sólo por escuchar tu voz cantándome con esa horrible tonada tuya, sonriéndome con esos labios de inocencia, arrullándome. Tus ojos oscuros, extasiados de ternura hacia mí. Todo lo transformabas y a pesar de los años transcurridos no he encontrado a nadie que lo haga. Sólo hay chispas, pero no está tu luz. Mierda, mírame, sin querer vuelvo a escribirte de añoranza y de amor.

  Sigo escribiendo mal, extraño, podrías esperar que hubiese mejorado, pero sinceramente no ha cambiado casi nada. He abandonado mis libros de poesía ¿sabes? Los dejé empolvarse por leer de horrores ficticios. Me encanta creer que así puedo olvidarme de mi vida, y de todos esos poemas que me recordaban tu nombre.

  Aún estoy luchando, no creas que me he rendido. Todavía trato de borrar las malas experiencias y de abandonar aquellas cosas que me dañan, y quiero alcanzar el punto medio de la tristeza y la alegría. Pero deseaba decirte, desahogar al monstruo para seguir caminando... Para no escribirte más.

Alegría

Quiero encontrarte en las pequeñas cosas. Quiero verte en mis fotografías favoritas, deseo sentirte. Y cada vez que aparece el espectro de la ansiedad; invocarte con recuerdos de sonrisas, de abrazos, y de las manos que acariciaron las mías con sinceridad.

  Y cuando me visita el miedo con su sombra de muerte; necesito pensar en ti cuando él me protege, cuando me mira con esa sonrisa pícara y algo insegura. Cuando está a mi lado, y piensa en cuidarme inundando todo mi corazón de esperanza. Deseo que llegues a mí aunque sea a trocitos, cuando las lágrimas se me escapan y se desbordan sobre mi rostro... ¡Cuando ya no puedo más, cuando mi fuerza se acaba! Al dormir todo un día, anestesiada por fármacos; te recuerdo cuando me dicen que me quieren, cuando les importo. Suspiro aunque sean tan pocos...

  Ven hacia mí, dulce alegría, ven que te grita mi alma con el último aliento, ven porque las cicatrices arden inexplicablemente. Ven alegría con tus pedazos, estoy dispuesta a armarte; a base de recuerdos placenteros, de pequeñas risas, de esfuerzos y de aquellos éxitos que apenas empiezo a celebrar.

  Dame una última oportunidad de serte grata, de serte útil. No me dejes sola, porque la tristeza asecha, y puedo sentir su aliento abrasador, puedo escuchar su siniestra voz llamándome.

Ellos y mamá
El olor de las velas
El pelaje de mi perro
La música y los libros
El orden
La colección de rarezas
El sabor del té
Las tardes de vídeos
Las noches para escribir
El esfuerzo físico
El esfuerzo mental
Las compras absurdas
El frío desde mi cama
El piano
Sus voces y sus risas
Mis risas
Mi alegría.

martes, 15 de diciembre de 2015

No hay colores en el viento

En este post trataré de hablar sólo con la verdad, y ni siquiera me atrevo a publicarlo en ninguna otra parte. Probablemente logre que nadie pueda leerme, y está bien; es una estupidez, pero está bien. 

  Me estoy ahogando en ese pozo sin fondo del que tantas personas con depresión hablan, estoy llenándome de ansiolíticos que ya no hacen efecto, cigarros que desfilan por mi boca para que al final me causen un asco extremo. Tengo marcas negruzcas entre los dedos de mi mano derecha a causa de ellos. Ni siquiera siento nada cuando fumo; No puedo sentir nada. Pobre absurda.

  He caído en una obsesión que me avergüenza, que aún en toda mi sinceridad no puedo traducir en palabras. Sin embargo, todos pueden notarlo ¿por qué no soy capaz de dejar de proyectarlo tan obviamente? Ni eso puedo hacer bien, quisiera morirme y nada más me interesa. Quiero cerrar los ojos y dormir, dormir es una ilusión. Dormir es la paz.

  No sé qué me pasa, y al mismo tiempo lo sé. Entiendo que estoy enferma, pero no quiero salir. No quiero dejar de intentar alcanzar esa meta siniestra y estúpida. A veces quisiera encerrarme para siempre en el psiquiátrico, sé que eso también es descabellado ¿quién lo desearía? Tal vez sólo yo que quiero escapar del mundo. Tal vez sólo yo. 

  No sé qué quiero, no sé que no quiero, mi mundo y mis letras solo son un no sé constante. Repetitivo, repetitivo, no sé... Ya no me acuerdo de nada, ya no me acuerdo de cómo me llamaba, de cómo sonreía y se formaban hoyuelos en mis mejillas. Ya no me acuerdo de esa risa que dolía. Del dolor, tampoco sé de tristezas y dolor. Dolor, dolor, dolor. No tengo vida, ya no la tengo.

https://www.youtube.com/watch?v=f_ZZWaQoPiY

viernes, 11 de diciembre de 2015

Besos vacíos

Soy la representación del rencor y del odio.
Acabé por ser un beso vacío de la ansiedad, y no tengo nada que ofrecerte...
Aunque todavía te miro, admirando tu maldito cinismo.
Sólo para sentir un poco...
Sentir.

sábado, 5 de diciembre de 2015

Evoco

Deja que te diga algo de lo que no me arrepiento: De ti. Eres lo único que me ha salido bien.
Ojalá mi mente no fuera tan vaga, porque siempre se encarga de difuminar hasta los recuerdos más hermosos. Cómo desearía que mi memoria fuera exacta, permanente; soportaría las remembranzas de malas experiencias con tal de recordar a detalle todo lo que viví contigo. Todo lo que hizo que me enamorara de ti.

Qué extraño - digo con ironía - volver a necesitar del pasado. Volver a ti, en aquellos días de sol en dónde nada importaba, en dónde de modo extraño solo éramos tú y yo. Conversaciones, seguridad y muchos libros. Muchos libros. ¿Tú recordarás? Espero que sí, te aseguro que me quedo con eso.
Me niego a llamarlo amor, porque resultaste aún más que eso. No puedo definirte, no puedo...

Gracias al destino o a la casualidad por conocerte, porque llegaste a mi vida para que yo siguiera escribiendo. No me importa a quien le agrade y a quien no... Pero me hiciste escribir, día con día eras tú. Te escribí con ilusión, con decepción y con odio. Te escribí, te escribí, te escribí. Qué deliciosas me saben las palabras cuando las pronuncio así. Suavemente te escribo.

La noche está estrellada, y él no está conmigo...

Quiero acordarme de todo, Perseo. Quiero acordarme de la primera vez que hablamos, de lo indiferente que fuiste y de la mala primera impresión que tuve de ti. Quiero acordarme de cómo fue que me agradaste, y del instante exacto en el que mi corazón decidió acunarte. El instante exacto en el que sonreí diciéndole tu nombre a las paredes.

Adormecida

Diez cigarros
Un té
Y veinticuatro horas.

viernes, 4 de diciembre de 2015

La vida es una hermosa canción triste

01/12/15

Te odio, te detesto; me eres insoportable.
Me contaminas, destruyes mis esperanzas y jamás dices nada.
Juegas, no sé por qué es tan divertido, pero juegas. Pareces herido, pero jamás...dices...nada.

Provocas mi rabia y desdén, tú tú tú. Y no puedo hacer más que extrañarte; solicito tu nombre al frío de diciembre, me anclo al recuerdo de tu voz que no es voz. Repudio necesitarte cada minuto para sentirme real, para creer que en medio de tanta basura sigo siendo yo.
La enamorada de un imposible.

Hazme sentir que soy yo, con todos mis poemas de amor desesperado, con todas tus reacciones irracionales y los momentos tiernos que no puedo olvidar. Quiéreme con tu silencio a gritos, tu extraña forma de querer... quiéreme así como yo te he odiado. Déjame un poco menos sola, con tu punto exacto de compañía etérea; sólo un poco menos sola.

No puedo soportar que existas, mi corazón duele. Odio tu respiración que no puedo sentir, odio tu risa que no puedo escuchar. Duele saber que tú existes. No te puedo tener, pero me quedo con los trozos de palabras, las frases que se clavaron en mi memoria, la irritante maldición de tus ojos... Ojos que dibujaría cada día por lo que me queda de vida, sea mucho, sea tan poco como un instante.

Porque tu amor está hecho de instantes que ahora unidos te han vuelto imborrable.
Todavía no sé qué soy yo sin ti, todavía no...

miércoles, 11 de noviembre de 2015

Neblina

Estoy tan cansada; te necesito en mi vida, y no hay otro modo de decirlo, anhelo que acaricies mis angustias y las alivies. Deseo uno de tus besos, tan sólo regálame uno; para recuperar las ganas, la energía. Sé que me juré no decirlo más, pero es que tú... siempre serás tú.  Un sueño dramático, un amor vuelto cruel. Te necesito en el frío de mis mañanas, reemplazar el café por el roce de tu barba hirsuta. Te quiero en el camino a la universidad, o esperándome al salir. Despreocupado, con los brazos abiertos hacia mí. Invádeme con ese calor, enardece este corazón de hielo. Ya no tengo más distracciones y excusas, no puedo parar de fantasear.

Soy humana, y perdón por echarte en cara lo que me provocas. Soy humana, y sólo le pido a la vida un poco de tus palabras, un trozo de tu alma. Un abrazo con tu olor, con tu aroma...
Ven a tocar mis manos frías, mis manos sinceras que solo han querido aferrarse a tus dedos, al espacio que no guardas para mí.

viernes, 30 de octubre de 2015

Dama de gris

Eres demasiado poderosa, más de lo que había imaginado; confié en las habilidades de mi mente, en mi segura razón, y en todo lo que ya sabía. Y así ganaste.
Ganaste, monstruo frío, criatura engañosa de sonrisa siniestra, de lunares perfectos.  Lograste borrar aquella parte de mí, más que borrar, la aniquilaste. Acabaste con todos mis deseos futuros, con todos los placeres. Te llevaste todo lo que hacía de mí algo. Algo. 
Ahora no soy nada, no soy nadie. Te cedo torpemente mi eterna dedicación, te doy mi vida, te doy estos estragos del cuerpo; ya no tengo razones para intentar abatirte, para cerrarte el paso. 
Entra…
Entra.
Dama de gris, dama ávida: eres todo lo que siempre quise. Y hoy que estás aquí no puedo disfrutarte; pues me consumiste y me acabaste. Ya no tengo la fuerza para deleitarme con lo que he logrado, con las palabras dulces que he oído; me consumes, me consumes… 
En un beso cruel de boca carmesí me transmites tu veneno. Valioso veneno, adictivo. 
Ya no puedo vivir sin ti,
Y contigo me estoy matando.

viernes, 23 de octubre de 2015

Respira

Pravo corazón ¿qué quieres de mí?
Arrastrándome del cielo al infierno, del cielo al infierno, del cielo al infierno.
En un día; corazón agobiante ¿qué pretendes obtener de mí?
Ya te llevaste todo, ya me entregaste todo.

Alegría melancolía, alegría melancolía, alegría melancolía.
Vuelves y te vas, no te tengo; no me pertenece nada
No pertenezco a ninguna parte. 
¡Déjame en paz!

Quiero respirar, me gusto cuando estoy bien.
Me admiro cuando sonrío, cuando nada externo me interesa
Cuando soy madura o inmadura, cuando mi risa se torna insoportable
Cuando los demás escuchan mis comentarios imprudentes
Me gusto cuando soy normal, y cuando hablo con él,
me gusto intolerablemente cursi, soñadora. Real.
Yo me amo cuando estoy en la superficie.

jueves, 22 de octubre de 2015

Huesos fríos

No es que no sepa quién soy, es que ni siquiera sé qué soy.
No es que me duela la vida, porque no soy capaz de sentir nada y ahora no entiendo qué es peor.
El infierno del vacío no quema, hiela.

Y apenas una chispa de fe me mueve, abro los ojos.
Aunque las siestas me parecen más placenteras que el tener que rozar el suelo con mis pies, incluso más que el olor de las cosas viejas, o el sabor del café en un día nublado.
Largos días, eternas horas que los sueños saben volver veloces.

Alguien me grita, pero no puedo entender lo que dice...
Alguien me toca, pero tampoco puedo sentirlo,
alguien sufre y me resulta cruelmente indiferente.

Quiero huir, y en cualquier parte me siento encerrada.
Todo en el mundo se ha hecho celda.
Gris, oh gris.

Apenas la pasión de las letras me salvan,
o mejor decir que me mantienen sostenida al borde de la nada.
Besos, digo de grietas; abrazos, digo de las horas en la regadera planeando el horror de los demás. Ayúdame, gran inexistencia. Ayúdame, porque me ahogo y no hiere, no asusta.

A veces recupero razón y la habilidad de acelerarme,
tiempo demasiado pequeño, tiempo ingrato...
Soy la buscadora de esperanzas a trozos, esperanzas mediocres.
No mereces estar aquí.

Tengo miedo de no volver a funcionar jamás,
de anclarme a esta amargura alimentada de vacíos y ansiolíticos.
A este gris de sonrisas engañosas y de huesos fríos.

martes, 20 de octubre de 2015

Melifluo

De manera sencilla depende de ti, dependen mis besos; mis abrazos tiernos.
A los lugares que tú quieras se dirigirán mis pies...
A los bosques, los desiertos, los inhóspitos lugares que cobrarían magia por ti.
Por nosotros, si quisieras.

Eres tan exacto, parece que dios tuvo el capricho horroroso de crearte especialmente para mí, para que nunca estés conmigo... Si de novelas trágicas hablamos, mi vida es una. ¿Por qué no podemos romper con todo? ¿Por qué no recibir al infierno con los brazos abiertos?

De todos modos, atrapándome al cliché, te puedo susurrar: Cualquier lugar en que no estés ya es un báratro.

domingo, 18 de octubre de 2015

Demonio de agua

Vuelves de esto el féblil lamento, de todo lo que aún no sé; ni quiero saber. 
Me tienes, como quieres, acobijada entre el colchón y los suspiros. 
Esperando a que se calle, esperando a que se detenga. 
Me rodeo de los libros, de las historias ficticias que distraen todo lo demás. 
Es proficuo lograr olvidar, los anhelos fisiológicos se evaporan. 
El efugio. 

viernes, 16 de octubre de 2015

Los cinco sonidos del suicida

El silencio también grita, sabe quebrar tímpanos. El silencio habla de soledades, del gran laberinto sin fin. No hay más después de aquí, no hay más. El callado cuarto oscuro que rodea a un insomne, es la representación del infierno poético, del deseo de no haber sabido nunca…

  El lápiz trazando palabras dolorosas, escribe emociones acumuladas en el oscuro precipicio de un alma ignívoma. Detalla lo que nunca dice el prisionero. Preso en un cuerpo donde la única ventana para respirar es apenas un hueco mental que lo une al lápiz y el papel.

  El frasco destapado, lanzando aroma a fallecimiento y a gozo. El hombre-sombra empieza a adamar su olor y su función. El ruido de las píldoras al caer es música, su significado es de libertad absoluta. La sombra suspira, llora y suspira.
  El sonido de su garganta al tragarse a cada monstruo. Uno, dos, tres, cuatro, veinte…Todo se desvanece, esta noche toda la gente dormirá contigo. Para él será el final de todo cuanto puede ver, hombre sombra, no deja de alimentarte, no se detiene. Se acaba el mundo para para él, y es como si los demás murieran también.
  La eufonía favorita es la de la última exhalación. El final del claro.

lunes, 5 de octubre de 2015

Deja que me encierre en mis libros

Deja que me encierre en mis libros, porque no quiero nada más. Quisiera limitarme a ello y borrar todo lo demás, dejar atrás la angustia de no saber a ciencia cierta qué va a pasar; tengo miedo de ser feliz porque la vida me ha demostrado que siempre habrá lugar para las desdichas y la amargura. No puedo esperar al día en que el mal caiga sobre mí, cuando llega todo es caos y lloro en mi interior, porque no me quedan más lágrimas que expresar. Por dentro grito hasta destrozar mis cuerdas vocales, por dentro no hay nada. Solo vacío. Por favor, deja que me encarcele en mis fantasías y nunca añorar a cada personaje mientras me decepcionan. Mi corazón arde y se enfurece, decide que debe volverse adorador de historias. La quimera es maravilla, mi realidad, mi escape a la vergüenza de un mundo devastado; desintegrado. De las falsas e hipócritas sonrisas, de las risas que no soporto. ¡No soporto! Me harta la verborrea de sus bocas carmesí, me fastidia su desinterés ante cualquier cosa, la intrascendencia de sus cerebros estancados y mediocres. Soy cobarde, quiero serlo, no me interesa, quiero empaparme de palabras, envolver mi lengua entre frases que nadie entiende, quiero reírme de mí misma y matarme al final de cada historia. Resucitar como lo hacen, una o mil veces. Quiero sentir que pertenezco a algún lugar.

sábado, 26 de septiembre de 2015

La ira de la muerta vagabunda

Odio a todos y ahora todos me odian a mí. Antes le sonreía a lo adverso, y ahora me encargo de regalarle mi mirada más fría y cruel. No entiendo qué pasa dentro de mi cerebro, ni sé lo que se rompió dentro de mí, porque ya no puedo recordar la última vez que de mi rostro una sonrisa natural brilló, ni mucho menos de las risas desvergonzadas. No recuerdo nada de lo que era y ni siquiera puedo saber quién soy hoy.

  Quizá es que ya no sea capaz de sentir nada, puede que mi piel sea gris…mis manos frágiles trémulas de coraje y frustración. No importa lo que digas, te odiaré. No importa lo que hagas, detestaré el modo en que te dirijas hacia mí. Por favor no digas nada, porque no quiero lastimarte y en el fondo lo sé. Tal vez aún me queda un poco de cordura y puedo querer que estés bien, solo aléjate de mí. Y todo irá bien, que así sea. Óyeme bien, te lo ruego.

  La soledad me sienta bien, cuando todo lo demás se desvanece soy lúcida y encuentro estabilidad. Mis emociones vuelven a bajar, me siento como antes. Qué poco dura el placer, cuán largas son las horas de cólera. Ya no puedo llorar, ya no puedo abrazar. Siento cómo me aburre el amor y todas las cosas que me parecían perfectas. El mundo no es para mí, soy hija de nadie.

Obra en wattpad.

domingo, 20 de septiembre de 2015

Él duerme

Te siento, más allá de cada minuto y cada kilómetro. Y no me importa cuántas veces te haya visto, ni las veces en las que dijiste adiós; de alguna manera las cosas se reducen a esto, al momento en que te siento cerca y hablamos de nada. Porque a veces incluso las palabras se desvanecen, dejando espacio al cierne de la ansiedad, esa que aviva y no ahoga. Esa que me haces sentir cuando me escribes. Sin importar lo que digo, borrando las últimas discusiones, solo apareces en forma de calor y anidas mi alma por segundos eternos. Antes odiaba que llegaras cuando te creía olvidado, y oh, amor de bruma, ahora lo adoro. Lo adoro.

  Eres sin importar las circunstancias y mi falta de horas. El tiempo apremia. Mi falta de descanso me habla de ti, al agotarse el cuerpo la mente lanza tu nombre fugaz, lo grita en mis oídos. No puedo dejar de soñarte, amor escurridizo, te escupe el subconsciente. Todos los días en que no estás también estás. Sabes que te necesito más allá de mis fuerzas.

  Hoy escribo para ti, haciéndome de un espacio que no me pertenece, perdiéndome de cosas que deberían importarme. ¿Por qué? Porque el corazón también apremia, y hace falta escribirte, me falta. Hay un vacío que hace eco en todos los días que no te sé, que no te dibujo. Llámale inspiración o basura acumulada. Los domingos son más que nunca de ti.

  Solo me queda esperar, viajando a las historias imaginarias u ocupándome de la vida real. Esperar a todo y también a nada. Aguardo paciente y tranquila, mientras leo, ahuyento lo amargo. Ya vendrás o jamás lo harás. Pero ahora soy paciente y tranquila. Le sonrío al reflejo. 

martes, 25 de agosto de 2015

Violín y agua

¡Cómo pierdo mi tiempo hablando de otras personas! 

Pero no he de negar que adore escurrirme de mí para fantasear con los demás. Es casi como leer una novela. Busco la inocencia en escenarios que deseo, los que no me pertenecerán jamás. A veces me hago creer que es mi vida la que vivo, la que escribo; cuando mi presente es muy distinto. Cuando en la habitación no hay más que el consuelo de la música y el colchón. Intento engañar a nadie, a todos. 

Cada vez que pruebo hablar con crudeza sobre mí termino inventándome desdichas de cuentos magníficos. Mi ciudad es aburrida, mis sentimientos son fríos, le grito a las paredes y al mismo tiempo sonrío para los demás. Paseo con el perro pensando en cada una de mis responsabilidades. No soy una película poética, no fumo todos los días, y en ocasiones me canso de los libros. Es válido aceptar las horas que puedo pasar viendo la televisión y burlándome de las estupideces ajenas. Cualquiera que quiera calificarme nunca logrará hacerlo mejor que yo. Entre los días y los meses; soy mi mejor juez.

Estoy segura que no abandonaré el vicio.  La adicción de intercambiar mundos es demasiado poderosa, ¿qué loco no desea afrontar la realidad tan dulcemente?

viernes, 14 de agosto de 2015

Anxiety


Hay muchas cosas que quisiera decirte, o quizá, aullarte.  Lo único que me ofrece compañía es lo que más ruina me ha producido. Y eres tú. Como un sayón llegas a la oscuridad de mi abrigo. Pareces afable de lejos, pero cuando te acercas tu sombra me abraza en el vértigo del miedo a no sé qué. Me haces sentir las caricias de la muerte, su lengua infecta en mi oído, su farfulla y sus humillantes risotadas.

  Proyectas cuadros de cadáveres de la gente que amo, de mi cuerpo yaciendo en un sepulcro solitario. Me haces creer que siempre todo puede decaer. Y aunque a veces me desclavas, como deseándome felicidad; te veo reflejada en la ventana esperando a que la prosperidad escape de mi carne. Eres como un amante.

  Te enmascaro en cafeína, te envuelvo en textos de poesía, te represento en cientos de cartas jodidas; mensajes  a nadie. Con la llegada de la luna te vuelves titánica, tanto que me ciñes en tu manto. Mi sello desaparece y soy suplantada por un ser que respira por rutina, que no sabe amar, que no entiende de dichas. Todo me sabe a cenizas cuando estás conmigo.

  Hoy te puedo sentir a lado mío, juzgando mis palabras y mi forma de expresión. Sé qué dices que no puedo parar de perder mi tiempo, me hablas de mi estancamiento espiritual, odias todo lo que soy y reclamas todo lo que nunca seré. Nunca estarás satisfecha. A ti, que exclamas mis fallas, que repites de muerte muerte muerte dolor problemas; urges mi corazón como si me sintiera enamorada, vuelves trémulas mis manos. Me haces aporrear a las paredes mientras escucho el futuro turbio que me ofreces.

  No se muere. Me he vuelto loca y lo has logrado, fiel satélite.

jueves, 13 de agosto de 2015

Caballero

Quiero encontrarte pero no sé ni por dónde empezar. Cuando creo encontrarte en alguien, cuando parece que apareces en la sonrisa de un hombre… al tiempo noto el espejismo un poco roto; no eres tú. Y me digo: aún no.  Te busco entre la desquiciada red, llego a creer que unas palabras me enamoran, que un sentimiento en común me unirán para siempre a su lado.  Pero se repite la historia y ellos no son tú. Caballero invisible trazado para alguien como yo ¿acaso existes?

  Tal vez solo te encuentre en mi imaginación, desdibujado o lleno de colores, en los nombres que varían. Un día te llamas Nicolás Cohen y al siguiente eres Roland Deschain. Te transformas en Romeo Montesco o en el poeta imaginario que me ama en secreto, Ben Hanscom. Vives en la imaginación de mis autores favoritos ¿por qué no escapas conmigo? Existes y no existes.

 Tú puedes entender lo que expreso, eres capaz de alejar los días de ansiedad, me curas sin píldoras, no tienes que decir nada porque nuestras miradas gritan. Estoy cansada de esperarte, no puedo seguir buscándote en falsos caballeros, ellos que presumen una portada encantadora y que por dentro están consumidos. Me canso de necesitarte, porque estoy a punto de renunciar, a punto de caer en el amor mediocre que todos los demás aceptan. Aquel amor barato de cien fotografías, mil peleas, engaños e hipocresía en línea. O me transformo en el ser solitario que se burla del afecto, el quejoso que solo vive del vacío. El que no tiene la capacidad de  sentir nada.

Tengo miedo de repetir la historia de toda mi familia, de mantenerme encerrada en el letargo, la depresión real. Tengo miedo de perderte, de cruzarme contigo y no saber que eres tú, de equivocarme, de alejarte. Quizá estás demasiado lejos, quizá no coincidiremos jamás.

Existen otros mundos aparte de este.

¿Y si tú no estás aquí? 

martes, 11 de agosto de 2015

Es cuando sonrío y digo: quizá sea el momento...


Porque cuando pienso en ti parece que todos los problemas que me ahogan se desvanecen, hasta mi forma de escribir me parece hermosa, el reflejo me devuelve sonrisas resplandecientes. Tu nombre me sigue en sueños, y te prometo, no es tortura; es la sensación más grande de mi vida. Soy incoherente conmigo misma y contigo, sé que somos extraños y sé también que para volver a empezar tengo que olvidar. Aunque a veces me persigan los fantasmas guardo mi esperanza en ti, pues cuando te siento cerca mis monstruos escapan, el pasado se queda en su lugar. Y si estás a mi lado solo sé mirar hacia delante.

  Mi angustia avanza a la par de la alegría; pues hay demasiadas cosas que puedo perder; pero eso no detiene la lucha, la ilusión, las fantasías de como cuando era una niña. Me recuerdas a ese primer amor ingenuo e infantil. Me haces sentir que puedo volver a empezar, y que en mi vida ninguna otra persona existió. Eres tú, tú. El que debió llegar mucho antes que todos aquellos que me hicieron daño, que todos aquellos a los que no supe querer. Despídete de las tardanzas, y si vas a amarme; ámame. Por favor, si vas a amarme; ámame.

  Siento haberte atrapado en mis palabras, siento el pánico que pueda causarte el que yo necesite escribir todos los días sobre ti, y que me falten hojas para describir el color de tus ojos, el sonido de tus labios, la forma en la que miras. No es suficiente nada de lo que hago, pero siempre trato de sacarte aquí. Y te pido perdón, otra vez, por hacerte preso de mi locura e insensatez. De mi enfermedad.  Ojalá pudiera evitar que me leas, ojalá pudiera provocar que leyeras mi caos. Incoherencia estúpida.

  Eres el centro de mi esquizofrenia, no puedo dejarte ir. Sin embargo, cómo sueles ausentarte, y te vas, te vas… Dejándome el arrullo de un piano vacío, de libros viejos. El cliché de una cajetilla de cigarros. Los vicios regresan cuando te vas tú. No te vayas, o quédate siempre. No puedo entender lo que digo, mi cabeza se pierde entre frases que no entiende, viaja a no sé dónde volviendo sin respuestas de ti. No entiendo nada de lo que pasa, lo juro, solo puedo quererte sin pretender que tú me quieras.


  ¿Pero qué pasaría si por un maravilla tú…?

viernes, 24 de julio de 2015

Destino de tragedias

¿Seré capaz de soportar un poco más? La condena de vivir conmigo misma me parece demasiado eterna. A veces amanezco esperanzada, le sonrío al reflejo, y me parece que soy un poco especial.
Qué efímera sensación.

Sueño con la perfección en todo, quisiera sentirme amada. Ámame, porque yo no puedo dejar de odiarme a diario. En todo lo que hago busco la autodestrucción, no puedo seguir engañándome. Río de angustia y locura, despierto para la ansiedad de los amaneceres. Desleal me adormezco con pastillas, dejando que me transformen en un vago espejismo. Es infinitamente cómodo sentirse irreal.
Sentirme irreal.

He intentado ser una persona completa o menos enferma para los que aún esperan algo de mí. A cada intento rechazo más a la gente, a sus bailes llamativos, a sus pieles y su olor. Finjo escucharlos pero mi mente está lejos. Viaja al recuerdo de la paz de mi habitación llena de polvo, de mi caja de pastillas, mis libretas y el aroma a vainilla. Me transporta a la imagen de mi perro viejo y me muestra mi rostro atrapado sobre los libros de horror.

Ya no puedo más.

El final parece lejano, yo podría acercarlo con cada uno de mis gritos, con el roce del fuego en mis dedos. Podría desechar mi piel vacía, mis ojos oscurecidos, mis frías heridas. Podría en una noche como esta, destino de tragedias inacabables.

miércoles, 8 de julio de 2015

Necesito escribir sobre ti


Debes salir de mi cabeza, amor mío.
Debo lograr transformarte en mis letras. Para no volverme loca debo imaginar que en otra vida me has querido como yo te quiero ahora. Me urge explicarte a nadie lo que soy cuando te siento cerca de mí. Y aunque no me quieras, necesito escribirte, y amarte y escribirte. Sobre esas divinas manos, ese creciente vello facial, esos ojos que encierran todo lo que quiero saber. 

  Ojalá pudiera verte, pudiera tocarte. Recuerda: Palma con palma. Y reconocerte entre la gente, sentirte por primera vez real y como eres. Aunque no me ames, eso no cambia nada. Adoro atormentarme esperando… esperando llamadas ddel ser desconocido, el reconocimiento de TU voz en mi oído. Aguardo a que tu alma se abra a la mía, aunque eso no suceda jamás. 

  ¡Y maldito seas! Me haces jugar con el tiempo, tiemblo amargamente, me ilusionas, me sueltas otra vez, me das esperanzas y a pesar de saber que te necesito solo me escupes tu ausencia voraz. Tu ausencia que mata más lentamente que todos mis Camel maltrechos en mis bolsillos. Nada quieres de mí, cuando yo lucho por tu todo. Me pareces la calma que ocupa mi vida, e irónicamente el caos, el desastre, la tormenta de angustias y sangre. 

  Eres, necesito escribirte cuando no me lees, anhelo convertir mis impulsos en prosa que ya no es poética, prosa sin estética que recurre a la llana repetición de ti. Tu nombre en mis sueños, tus caricias invisibles, tu eterno rechazo que con los labios agrietados acepto. Porque deseo que un día solo tú pruebes de mi boca fría en forma de corazón roto.

  Aunque no me quieres debo componerte, escribirte, hacerte parte de mis espejismos. Mis poesías solo acuden a la fe de una quimera. Aquí puedes amarme sin ataduras, sin engaños, aquí borrosamente te concibo real. 

  No puedo escribir tu nombre así que debo gritarlo. Sobre mi ventana con barrotes frente a la vista gótica me desgarro la garganta diciendo tu nombre, invocando aquella parte de ti que sí me perteneció. El pedacito tuyo que se amoldó a los destrozos de mi cuerpo. Me pertenecen tus recuerdos de mí, y una parte de mí es tuya. Sin embargo debo decir que todos mis fragmentos desean construirse con tus manos suaves y tus dedos delicados.

  Podrías reconstruirme.

  Me atrevo a caer en redundancia, y decir que amarte y que tú no me ames no cambia nada en absoluto. Pues debo seguir vomitando tu recuerdo en mil poemas, sentir tu abrazo en cada frase, aferrarme a mi imaginación trastornada por las píldoras en mi garganta. No sé quién soy ahora, urge hablar sobre tus pestañas, tus dientes, tu cabello castaño, y todo lo que deseo y no puedo ver.

  La depresión me ha vuelto su esclava, me obliga a ahogarme en el dolor. Y debo adormecerla con las drogas y los cigarros corrientes. Mi única luz es dibujarte en mi cabeza, mi esperanza es que algún día, uno solo, necesites escribir sobre mí. 

jueves, 25 de junio de 2015

Galimatías

Me enseñaste a esperar como un perro todos los estragos de ilusión que dejas para mí. O para quien sea. Estoy segura de lo poco que te importa. Soy un caos, escribo sin estructuras y hastiada de fallas, resumo en malos textos lo que esperé de ti. Posiblemente lo que aún espero.

No puedo parar el pensamiento de tu piel sobre la mía, ni de crear escenarios contigo y conmigo siendo por fin un nosotros. Nunca entendiste el guión.

Si no fuera por esas veces que fuiste casi humano, que te sentí real. Si no fuera por los días que decidiste quedarte, tal vez ya te habría olvidado de modo ineludible. Mis recuerdos se pudrirían. Y las puertas de alguien nuevo se abrirían de par en par.

Áspero, te preocupas por causarme dolor; y me quedo a gran pesar del alma.

miércoles, 10 de junio de 2015

Tierras baldías

A pesar de cada guerra y cada esperanza, acabé convirtiéndome en todo lo que más detesto. Deterioro mi vida, mi cuerpo exige descanso que no puedo darle; cuando cierro mis ojos mi cerebro me martillea con lo que fuimos. Alcancé las tierras que casi nadie ha visto. Cuando decidiste que no era suficiente aterricé en terreno de nadie. Y ahora soy de nadie.

Mis letras no te pueden engañar, me ahogo en delirios. Me aterra la idea de olvidarte. No quiero a alguien en mí si no eres tú. Me niego a olvidar tu nombre, no quiero que tu rostro se desdibuje de mi mediocre imaginación.

Debo buscarte en cada prosa, debo inventarte. Alumbrar mi espíritu con espejismos de ti. En una nueva lucha en la que gano a medias. A medias puedo verte de nuevo, a medias respiro. Quisiera huir del miedo, que fuera más fácil dejarte marchar. Pero ya no me siento capaz de avanzar, acabaste conmigo.

Me encuentro en el lugar que ya reconozco como hogar. Observo las nubes grises sobre mí, me dejo llevar por los sueños, y los libros que gritan las palabras que juraste alguna vez. Escucho los versos del poeta triste, lloro y río con él. Me acomodo ferviente en su agonía, haciéndola mía. Estamos solos en la tierra de los vacíos, celebrando a los cadáveres de la alegría.

Rechazo mi pérdida, porque no existe ni existirá nada como tus labios adaptándose a los míos. Y desdichados sean los que no sepan amarte, los que no hallen la dulzura de tus manos, la luz en tu mirada ensombrecida, la calma de tu cuerpo cálido.

lunes, 1 de junio de 2015

Intromisión

No puedo seguir engañándome, ni puedo insistir sobre amores milagrosos. No, en mí la vida no supera a la ficción. Corazón vagabundo, regreso a las viejas canciones de ilusión. Sobre fantasías aún me conduzco, en la nada se sostiene mi fe.

A mi alrededor el fantasma del engaño, solo soy un fragmento. Para los que he amado no soy ahora más que un espacio vacío. Mis palabras son el caos de una existencia destinada al fracaso.

Oh gran quizá, no puedes consolar a un loco.

martes, 26 de mayo de 2015

Ansiedad

No es que yo me vea distorsionada en el espejo; veo lo que soy. Y lo que soy es mi verdugo entre las masas. Siempre sola. No puedo detener el temblor de mis manos, ni puedo conseguir que las voces en mi cabeza dejen de realzar mis horrores físicos.

Intenté luchar contra esto de un modo digno, heroico. Y conseguí ilusiones fantasmas, espejismos de fe para volverme hermosa. Demasiado temprano caí de mi castillo en el aire, por poco ignoro la burla de mi encierro, la irritación de mi fobia social. Evitación. Soñé vagas historias que terminaban con una sonrisa en mi boca.

¿Por qué hasta ahora entendí que mi camino siempre será hacia la negrura? Nací para vagar entre abismos, para sangrar desolaciones, para entregarme a los demonios. Acostumbrarme a sus sombras en mi cama, en mis alegrías rotas, en todas y cada una de las putas cosas que hago. Llegué al vacío, y no puedo escapar de este pozo sin fin. Deformo mis labios con mis dientes, me arranco el cabello desgreñado, entierro mis uñas en piel antiguamente lacerada. Me entrego a la locura llena de paz, acepto lo que soy para el mundo y sus carencias. Como una desquiciada sucumbo a la tortura diaria de vivir en un cuerpo al que odio.

lunes, 18 de mayo de 2015

Desde el pensamiento

La angustia y las despedidas, la dicha frente al crepúsculo. Qué si hay un mañana, y qué importa si me toca uno. Aún puedes sonreír, pero ¿por qué?

  Pensar los recuerdos, amarlos. Despedazarlos, torturarlos; engañándote. Viviendo en un cuerpo ajeno, todos los días vacíos. Ya no sabes lo que tienes que decir, gritas en el caos de tu espíritu. Por fuera nadie percibe nada. ¿Cómo es respirar solo? Piensas, rompes tu cabeza, destruyes tu mundo interior. Te rompes sin interés por detenerlo. Cierras los ojos como el anciano bondadoso que ansía el descanso, el final.

  Mis letras se han convertido en un reclamo a la melancolía, en añoranzas hechas polvo. Pensar... En la alegría que no se queda, en todo lo que no he escrito.

jueves, 14 de mayo de 2015

Desconocidos con recuerdos

Ya no me conoces, y yo apenas logro reconocerte en fotos; con una idiota pose de superioridad. Pero no puedo culparte, toda la gente a tu alrededor se ha encargado de volverte así. Las miradas suplicantes de todas las mujeres que te han querido, quizás amado como yo.

  No sé si alguna vez hubo una diferencia entre ellas y yo, llevé durante años el peso de tristes cuestiones. Mi única fe vive de los pocos recuerdos que compartimos juntos. Una vez, solo existían tus letras y las mías. Tus cantos, mis suspiros en una noche hermosa que no puedo olvidar. Dijiste todo lo que deseaba escuchar, no pude más que oírte en este cuarto oscuro, y danzar con la certeza de ti. No puedo parar de escribirle a un recuerdo tan minúsculo, una memoria que pudo perderse en la bóveda celeste.

  Atrapaste una estrella que hoy no me deja dormir, ancló en mi alma. Aunque no conoces de nombres, sabes de las sensaciones, de las experiencias mutuas. No puedo huir de eso, bórrame tu cielo estrellado y cruel. Para dejar de asociarte al nombre del dolor, de mis añoranzas.

  Las imágenes más felices las guardará mi cerebro, sin quererlo. Repito en sueños mi torpe baile, mi amplia sonrisa; de una madrugada en la que me revelaste verdades a medias, en que en éxtasis hiciste juramentos que no podrías cumplir.

  Solo compartimos recuerdos, porque ya no sé quién eres, te olvidaste del sonido de mis risas escandalosas. Porque no sabes quién soy yo, me olvidé de tus gestos tiernos, de tu ingenua belleza. Ya no eres el mismo que cantaba tan mal y que intentaba escribirme poesía, el que sonreía de forma sincera. Yo ya no soy tan frágil.

Pero aún no he logrado descubrir quién soy yo después de ti.

jueves, 7 de mayo de 2015

Como yo te veo

Reconozco esa sensación tan bien como tú, sé cómo sientes cuando caminas entre calles transitadas; estás atrapado en tu propia inseguridad. Miradas imaginarias recaen sobre tu paranoia. Y desearas acaso esconderte, envuelto en tu espíritu. Eres, frente al espejo, tu propio enemigo. Autodestructivo.

  No comprendes de libertades, te atas a la amargura poética. Como ves, el mundo es frío. Escuchas a los que murmullan, te hunden a modo de susurros, ojos sin rostro que parecen analizarlo todo. Yo escucho esas voces que te nombran entre risas: imperfecto. Lloro quedamente a tu lado, y ruego protegerte; ruego que te veas como yo te veo.

domingo, 26 de abril de 2015

Piano vacío

Adoro verla improvisar en aquel piano de cola. Ella siempre ha sabido arrullar mi alma, sé que parece un cliché poético, pero ella sabe arrullar mi alma. Lo juro. Cómo suelo envidiar esas teclas desgastadas, parece que Ofelia las mata y revive de forma continua. 

  Ella no puede sentir todo el amor que me provoca, en los días de ese lugar olvidado por dioses y demonios, donde se entierran sordos; yo la escucho, y la escribo. Soy invisible para ella, y aún así no puedo dejar de adorarla. Ojalá pudiera sentirme con su sensible oído, escuchar mi poesía. Ojalá la transformara en suaves melodías, como hace con todo alrededor suyo. 

  Temo a perderla, los seres terrenales como yo acabamos destrozando las palabras, las arruinamos con torpezas. Por eso escogí las fantasías en cobardía, porque no hay nada más valioso en el mundo que verla tocar aquel piano de cola. No podría vivir lejos de este paraíso abandonado.

  Sus ojos verdes no son fríos, una vez la tuve tan cerca que descubrí una mirada perdida y triste, que encierra pasiones. Parecen gritar y aún no comprendo lo que dicen. Sus ojos verdes parecen fantasmas, anhelan encontrar luz en un mundo de oscuridad eterna. Sus ojos no pueden verme. 

  Demoro hablar de sus labios, porque ya una vez me han hecho un desequilibrado. Quizá pueda algún día abandonar mis miedos por esa boca fina, de fragilidad y duda. Si solo se acercara un poco más… Si pudiera ella sentir mis dedos en sus mejillas sonrosadas, mis besos honestos, la calidez de mi abrazo. 

  Quisiera leer sus pensamientos, decirle quien soy yo. Ganarme su confianza como nunca han podido hacerlo. La realidad de las cosas me obliga a quedarme en esta mesa sucia de alcohol y cigarrillos, a admirarla desde el anonimato. 

No dejes de tocar, Ofelia mía, no dejes de tocar.

Rafael. 

lunes, 20 de abril de 2015

Pero cuando llega la noche...

Otra vez sobre nosotros, se me acaban las ideas para adornar esta agridulce obsesión. Del deseo por el pasado. Sé que la historia terminó, que la felicidad de mi personaje nunca fue real, que tus sentimientos solo bastaron para la tinta y el papel. Los besos en la utopía, las caricias, la planificación de mi tragicomedia. No puedo dejar de pensar en ti, aunque mi cerebro ruegue descanso, aunque tus imágenes destruyan; siempre estás aquí, viéndome teclear, aún no sé si te burlas de mí, o solo te avergüenzas de mis estúpidos recuerdos. Lo que fue nada en ti, hoy lastima. Como nunca.

Quiero dejarte, con los días siento que las cosas no cambian. Cuando me atrevo a ser fuerte, se oculta el sol, revelándome tu rostro en la ventana, tu respiración en mi cuello, tu fantasma maravilloso que me hace sonreír amargamente. Tu nombre que en mis labios sabe a poesía. Solo puedo cerrar los ojos y pronunciarte a cada minuto, en suspiros callados, en un desamor secreto. Porque aún no saben todavía a quien quisiste en cobardía, y quien te amó en ingenuidad. Tal vez es la razón, estoy atrapada en lo que nunca pudiste decir.

A qué espero para desechar tu recuerdo, a qué espero para odiarte un poco. Jamás tus intenciones fueron cómo las mías, no tuve la dicha de gritarle al mundo que por primera vez en mi vida me sentía feliz, que sentía que podía controlar mi caos, mi desastre, mi eterna inseguridad. Mi odio por lo que veía en el espejo diariamente.

No. Lo cierto es que no te importaba. Temiendo ser herido acabaste hiriéndome. Yo sé lo que eras, y sé lo que hasta ahora finges ser. Te reconozco en todas mis cartas, siempre has sido mi engaño favorito. Pero cuando me veo a mí no puedo encontrar más que vacío. 

¿Serás excusa, serás el suplicio, serás mi catarsis?

miércoles, 1 de abril de 2015

Sombras

No sé quien soy ahora, ni qué tendré que hacer a partir del olvido. Ya no tengo razones para discutir, todo lo que me parecía importante se me escapó de las manos. Nunca supe retener a lo que amaba. Me mantengo por años cobarde, débil. Me transformo en nada.

He aprendido a ser el vacío, tras las caladas a un cigarro, después de mis tormentas y grandes engaños. Quizá en lo absurdo solo volví a ser yo misma, esto me ofreció el final de los días buenos y las sensaciones agridulces. 

Añoro la belleza siniestra del cielo nocturno, de todos los planetas, los universos que desconozco. Es lo único que tengo para sentir en la piel la alegría, el miedo, el nerviosismo. La expectativa ante lo que ignoro me ha hecho vivir.

lunes, 23 de marzo de 2015

Más de usted

Cómo sería que usted me tocara… cómo sería. Con solo la yema de un dedo suyo sobre mi piel, me habría podido matar. Todas las mañanas imagino lo mismo, la llana sensación de la fantasía me dice que está a mi lado, que puedo tocar sus labios entreabiertos, que puedo sentir la maravilla de su acompasada respiración.

Lo puedo todo en los sueños, porque nunca se separa de mí. Cómo sería que usted me abrazara… el dolor es demasiado dulce, infinitamente embriagador. Si solo una vez lo hubiese tenido, si solo pudiera alcanzarlo. Cuántos crímenes no hubiera cometido por esa voz susurrándome al oído, por su calidez, y por las mil razones que lo han hecho asombroso.

El drama de un domingo

En cada uno de los relojes. Fuiste y eres, invariablemente tú.
Tú, tú, tú. Lo que soy, lo que escribo todos los días. Dejé que huyeras de los planes futuros, perdiéndote, y permitiendo que te olvidaras de mí. Aún no estoy segura de si fue un sacrificio trágico, o pura imbecilidad.

Te prometo, te prometo… y escapas, dejando tus canciones hundidas en mi memoria. Yo te juro, te juro. La bella falsedad. Estoy caminando en círculos amor, y todos parecen notarlo.

Mírame caminar en círculos, belleza de ojos negros
Mírame caminar en círculos, labios finos
Mírame caminar en círculos, palabras que atrapan
Mírame caminar en círculos, nunca te vayas
Mírame caminar en círculos, no hay nadie como tú
Mírame caminar en círculos, al observar a la luna estaré contigo
Mírame caminar en círculos, es imposible dejar de quererte
Mírame caminar en círculos, amor inefable.

lunes, 16 de marzo de 2015

Monstruo romántico

Vivo en el arte del drama, en medio de atardeceres amargos, enterrada en mí misma, acariciando a los demonios. Me aíslan en el olvido, y me hacen recordar cada día el abandono del monstruo romántico. El que al agitar sus alas me cegó para siempre.

Respiro en un hueco de fe, por segundos soy feliz con la ilusión de verte aquí. Mi cuerpo se convierte en el desastre tuyo, y tus fantasmas me enferman hasta el final. Pues repiten tus palabras, las distorsionan, pero siguen siendo el eco de tus juramentos. Desgasto la tinta escribiendo de ti. Escribo, adorno las letras que terminan por decir lo mismo una y mil veces. 

Vivo en el arte del coraje, mi corazón se fortalece de odios, y decido alejarlos a todos. Sin excepción, porque nadie vale nada en mi nuevo universo. No hay quien se pueda quedar a soportarme, y en definitiva no puedo soportarlos. Hoy irónicamente le hago a alguien más el daño que me hiciste a mí. 

Vivo de… círculos viciosos, de tu recuerdo y del odio. Soy el rechazo, sonrío maliciosa al espejo. En el reflejo están tus ojos negros, jamás los míos.

miércoles, 11 de marzo de 2015

Hasta hoy, nunca me fui

Me mantuve esperando una señal cualquiera, me dije que fuera jamás hallaría algo mejor. En realidad fuiste ciego a mí dolor, y aunque hice hasta lo impensable para que te quedaras, ni siquiera tuviste la capacidad de enfrentar mi voz, de afrontarte al amor que surgía entre nosotros. Porque no me cansaré de asegurar que alguna vez fue real. Tan real como la belleza de tus melancólicos cantos.

Me quede aquí, sin que lo notaras. Esperé callada lo que no ocurre. Aunque me resigno a que no seas para mí, mi corazón me tiene anclada a tu ausencia, a tu indiferencia, a tu enorme cinismo. Nunca revelé tu faceta oscura, te defendí y justifiqué todo. Y maldita sea, lo sigo haciendo.

Al final todo ha sido mi culpa, por permitir que desfilaran los falsos amores, por dejar que te alejaras de mí para refugiarte de nuevo en ella. Es cierto que es el destino que me ha tocado, el amar a quien nunca me ha amado.

Lo siento, por todo; por aquellas veces en que inventé excusas para que me miraras, por jugar a la amiga. Perdóname por haber sentido que me querías cuando me inventaba celos tuyos, por imaginar que un gesto vano era tu oculto amor por mí.

Qué idiota.

También hace falta disculparme con mis esperanzas por alimentarlas, por eludir contigo al vacío, por arrojar mi ilusión para ganarme tu afecto, por aquellas canciones que desperdicié obsequiándotelas. 

Ojalá me pudieras leer por una última vez, y de un modo sobrenatural lo supieras; que hablo todos los días de ti, que te quise demasiado y no voy a continuar quedándome. Serás el recuerdo hermoso de mi juventud, la pasión enaltecida de mi alma, el de la voz que transportaba, el invisible que me dio la oportunidad de tocarlo. Siempre el que se fue.

miércoles, 25 de febrero de 2015

Si te hubieras quedado

Ojos tristes, si te hubieras mantenido aquí un poco más solo para permitirme mostrarte el lado oculto de la luna, llevarte de huida a mis planetas y a cada una de mis estrellas... Si te hubieras quedado un momento habrías descubierto la pasión enjaulada en mí que repite tu nombre. Sé que hoy no puedo hablarte de infinitos, porque incluso tu mirada ha de volverse gris.

Ojalá me hubieras dado una oportunidad, descubrirías que tus sombras y las mías se amaron en el pasado. Porque contigo me sentí protegida, porque sabía que me querías. Y yo te adoraba. 

La vida me ha hecho más loca, los horrores que atacaron mi salud mental no me abandonarán, me lo han dicho, e interminablemente les creo. Me paseo en el camino equívoco, al buscarte a ti me pierdo a mí. Pero él canta, y no dudo; No puedo ni sé olvidarte. 

viernes, 20 de febrero de 2015

Mi dulce compañía


Él cree que alguna vez entendió cómo me sentía, que era capaz de percibir mi alegría o mi dolor. En su consciencia se clavaron mis frases engañosas. Él imagina que mi pensamiento siempre fue suyo. Y está bien así, porque yo también creí y el cielo lo sabe. Pero en las madrugadas el drama surgía en sueños, mostrándome falsedades vencidas por tu nombre, por tu voz. Ojalá en lugar de desaparecer me hubieras odiado, por qué no me trataste con el desdén con el que desechaste a las demás mujeres que dijiste amar… Hubiera sido un poco más fácil. En cambio en silencio te fuiste, regalándome tu colección de recuerdos, abandonando a las sombras que creamos juntos. Las mismas que se volvieron en mi contra, ¡que no me dejan en paz!

Él tiene fe en algo que no existe, yo también tuve esa fe. De mis fragmentos formé un nuevo cielo de estrellas muertas. Acabadas por ti. Lamento la incoherencia de hablar de alguien que no lee.

Me hostigan tardes frías que inventan más historias sobre nosotros. Lo que sucede ahora es aún más grande que la realidad que compartiste conmigo. Una realidad que nos alcanzó para una sola página de mil anhelos. Tengo que terminar el libro, debo llenar cada hoja. Por aquello que ya no es.

Te necesito, fuera de adornos y hierba. Te quiero de vuelta y no sé qué más puedo hacer. Sé que la sensatez volverá a gritarme de relojes, de los días, del olvido y de un amor que me espera.
Un amor que no quiero.

Nunca fui tanto como lo soy al escribir sobre ti. 
Y no sé cuando acabaré el libro.

martes, 17 de febrero de 2015

Demonio encantador


Te pensé, cuando estaba convencida de ser libre, de la paz de mi corazón.
Como mis frustraciones volviste, burlándote. Fastidiando con tus risas. 
¿Realmente me creí ser tan fuerte ante tu dulce imagen de niño cruel?

Me miento otra vez, te entierro sabiendo con amargura que eres la historia de terror que siempre se repetirá. Inoportuno. No fui ni en esos días dichosos importante para ti, pero sigo siendo inútilmente tuya. 

Irónico que sea probable que ni recuerdes mi nombre.
Corina, Corina, Corina, Corina. Tu Corina, la que nunca olvidó. 
La que extraña aún tu torpe ortografía, la que reconoce tu blanca y tersa piel, la que sonríe melancólica a tus fotografías, la que acepta que está loca por seguir aquí. La que te ama o no. La que muere cada noche, porque fue una noche en la que dijiste que al mirar la luna estarías conmigo. 

He perdido la noción del tiempo, te escribo aunque hace tanto dejaste de leerme. Aunque la esperanza me grita que no sé si un día tus palabras vuelvan a cruzarse con las mías. Tal vez pueda llamarte con mi voz fuera del pensamiento.
Quizá, quizá cariño.

No supieron borrarte, perverso divino. No alcanzaron el lugar que ocupas en mí. ¿Para qué, infierno mío? Infierno de ojos negros. La cálida desesperación me arrastra a ti, recordándome las cadenas de una promesa maldita. Acabo por sentir que sigues aquí. 


Y no lo sabes.

lunes, 16 de febrero de 2015

Almas cercanas

Recuerdo aquellos días más que cualquier otra cosa, y los momentos que parecían acabar con todo terminaron siendo olvidados. No valían nada en su estupidez, Nunca valieron nada, 

Y puedo ser desdichada en muchas maneras, escribirle a la nostalgia de todo lo que nunca podré tener; pero sobre esto no existen mentiras, no hay duda pues es real. Vive como ninguna otra cosa en mi entorno. A su manera brilla, con su calor reconfortante me acompaña. A través de los años. A través de cualquier pelea, grito, o reconciliación. No todos logran perturbar la soledad como lo hago yo junto a ellos. Con dos amigos que en medio de risas y lágrimas se volvieron hermanos.

Hemos cambiado mucho, pero cambiamos juntos. Hay largos lapsos en los que dejamos de vernos, sin embargo el amor se mantiene intacto. No somos expresivos, lo sabemos, pero también sabemos sentirnos. Desde el corazón puedo sentirlos, desde el día hasta la noche. Quién sabe qué pueda recibirnos en el futuro, quién sabe a que gran nuevo problema debamos enfrentarnos; lo único seguro aquí es que en ello estaremos de la mano. Confío en esas dos almas con los ojos vendados. 

Tengo que escribir nuestra historia, de cómo algo simple se volvió maravilloso. De las mañanas de colegio; compartiendo la música, los anhelos, la extrañeza, las burlas, el color negro, las fotografías, los descubrimientos, el amor, las decepciones. De crecer; reconocernos, los abrazos, los cambios, las tazas de café, los juegos de mesa, el silencio. El cómodo silencio que solo provoca alguien en quien confías. Sin máscaras.

Los quiero, 

lunes, 9 de febrero de 2015

Vida de papel

La viajera se perdió en un sueño,
Modificando en amor las conjeturas.
Tracé una alucinación que supo entender el mal, y acariciar mi frustración.
Amarme como yo lo amaba.

No existió, la conciencia, un gesto amoroso. Con sus facciones inventé al monstruo que me destruiría. Esperándolo sobre la luna cliché de un poeta, solitaria, mi mente emprendió el viaje a sus labios. Su boca húmeda que añoraba, deseaba. Te juro que parecía apunto de desvanecerse.

Me quedé allí, y esperé que se hiciera real. Segura de oír sus pasos, de sentir el roce de su aliento sobre mi cuello, sus brazos enganchándose a mí para siempre. Ojos cerrados, sensación infinita. Su voz, como jamás la escuché.

Envejezco en el mundo de los sueños, donde miles de sombras emiten su propia fantasía. Nunca he hablado con ellas, pero las conozco como si fueran parte de mí. Porque compartimos la triste creación de vidas de papel.
No nos sentimos frágiles.

No estuviste aquí, ni siquiera me llegó el eco de tu sonrisa. Solo ha sido el personaje al que le concedí tu nombre. No te conocí, tan solo fui capaz de robar tus palabras y ajustarlas a mi vidriosa conveniencia. 
Soy yo quien al pasar los días se evapora. Soy yo.

miércoles, 28 de enero de 2015

2010 - 2012

Recuerdos de letras mediocres que aún siendo lo que eran me lograban llenar. Sé que no necesitaba escribir como ellos para sentir que creaba algo especial. Solo rozando el teclado llegaban las palabras a amoldarse alegremente a mí. Éramos felices juntas, en medio de corazones rotos. Caminábamos de la mano en un prado de decepciones, de trozos de ilusión y sonrisas a medias. Me consideré la viajera de los sueños. Cómo amaba imaginar. 

Es que la fantasía siempre fue mi hogar, ¡cuántas veces no le escribí a ella! Porque no había un rincón en el mundo real que se igualara a la utopía. Hoy me ha cerrado las puertas pues decidí erróneamente enterrarla. Porque yo ya no necesitaba saber más de lo que Andrómeda me susurraba. Sentí que su belleza me había aburrido para siempre. Era más razonable enfrentar al mundo que me condenó, a los amores que se olvidaron de mí, al hombre que nunca me quiso, a la vida que me ha abandonado, a un cerebro marchitado por la ansiedad. Claro, era más sensato. 

¡La maldita sensatez no sirve para mí! Me alejó de lo único que me hacía dichosa, de lo único que tenía poder. El desahogo espiritual. Realmente no sé quien soy, no sé a qué pertenezco. 
Pero sé que la vida no es para mí.

domingo, 25 de enero de 2015

Fuego

¿Por dónde escapo de la vida que me ha tocado? No puedo despedirme de mí misma, es imposible dejar de ser quien soy. ¿Cómo puede el alma atarse a un cuerpo que no tiene meta alguna? Nadie ha sido tan cobarde como yo lo soy ahora. Estancada, sin ganas. Pues no río, no lloro.
A veces tengo la intención de cambiar, llego a pensar que sí soy capaz de luchar contra el mundo. Hacerme de un espacio entre las masas, compartiendo mis pensamientos con una sociedad a la que odio. Pero al final pasa algo que me recuerda que sigo siendo yo.
Yo; silenciosa, vacía, borrosa. Enferma de personas y sus voces: de risas escandalosas que no entiendo.  Y aunque sé que no soy tan distinta a ellos, ¿cuál sería el objeto de soportarlos si conmigo tengo suficiente?
Estoy entre la muerte y la indiferencia; puedo dejar que mi vida continúe, acumular el dolor. Puedo quedarme a soportarlo todo, fingir que me interesa avanzar.
O puedo solo irme sin más. Marcharme.
Tal vez como el fuego me esparciré incontrolable, destruyendo lo que cruce mi camino. Un fuego que brilla solitario, que no se deja tocar jamás.

martes, 6 de enero de 2015

Valse triste

Sí, probé el sabor dulce de un beso suyo; pero jamás adiviné los secretos que guardaba su alma.

Sí, escuché y leí todas las veces que confesó que me amaba, que me exigió que jamás lo dejara. Mi corazón siguió cumpliendo una promesa olvidada. Pero entonces no comprendía que en realidad solo añoraba conquistarme, añadirme a su lista de éxitos y después del logro obtenido, alejarse.

Sí, florecieron mil ilusiones en mí, dejé que el amor – en su gran torpeza e hipocresía – me llevara a donde él estuviera, a donde su rostro hermoso me condujera. Pero había firmado la condena de mi vida al encierro, al suplicio de una, quiero creer, maldición sobre mi cabeza. Que no me cede a razonar, que volvió de mi edén un averno.

Jamás en mi existencia había querido tanto, me decía. Eres especial, eres distinta. ¿Realmente me creí todo eso? No, yo lo sabía, lo juro… fui una apenada marioneta. Me arrepiento, dios caótico. Me arrepiento, corazón, vida, futuro incierto, ¡cómo me arrepiento! Perdóname, alma. No sabía cuando me mentía…

Sus negros ojos transmitían, engañaban. Sus palabras envolvieron de tal modo, que hoy su eco persiste. Letras clavadas en mí, que aunque no me lapidan, me han destrozado. 

Cómo me ha roto tu ausencia, cariño. Si solo hubiera estado preparada, si solo yo misma me hubiese protegido, si acaso me quisiera un poquito. Solo un pedacito. Para rescatarme de ti. De tu adiós perpetuo. 

Odio para el mundo, para quien pretende acercarse, malos gestos y repulsión. Heridas como defensa, demonios que utilizo a mi favor. Recuerdos asesinos. Quiero soledad, pero la detesto. Y ella, por supuesto, me detesta a mí.

Algún día dejaré de escribir sobre ti, te obsequio este nuevo juramento. Cuando llegue el momento, sabrás todo lo que no me atreví a decir y traduje en poesía barata, y tendrás que enfrentarme como un hombre. Y seré libre, y serás libre. Y…aprenderé a amar lo que hay aquí, lo que no se ha ido, lo que tengo que soportar hasta el día de mi muerte; mi propio cuerpo. Brindándole paz al espíritu. Para siempre. El único siempre en el que deberé asentar mi fe a partir de ahora. 

http://youtu.be/rCvvk9i_3YU