viernes, 13 de diciembre de 2013

Acepto

A veces parece que todos los poemas existen para hablar de él. Se refieren a sus ojos cafés, a su sonrisa cálida, a sus labios finos, a su cabello negro y alborotado. Todos los poetas logran que mi corazón enloquezca de amor y anhele aun más el besarlo, abrazarlo para soltarlo jamás.

¿Has visto el suave movimiento de sus labios cuando dice mi nombre? Es arte, es poesía. Me trastorna, me confunde, me atrapa. Jamás imaginé que podría ser provocada por alguien de este modo, nunca creí que él existiría.

Hasta el olor de las flores relaciono con él, hasta el canto desesperado de los pájaros. El amanecer, el anochecer... Toda la vida que me rodea le pertenece.

Él es mis letras, mi música, mis trazos, mi sonrisa, mis libros; está clavado en mi memoria, en todo lo que hago, en cada uno de mis fragmentos.

martes, 3 de diciembre de 2013

Sonatina

La princesa está triste...
¿Qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan
de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que
ha perdido el color.
La princesa está pálida en
su silla de oro,
está mudo el teclado de su
clave sonoro,
y en un vaso, olvidada, se
desmaya una flor.

El jardín puebla el triunfo
de los pavos reales.
Parlanchina, la dueña dice
cosas banales,
y vestido de rojo piruetea
el bufón.
La princesa no ríe, la
princesa no siente;
la princesa persigue por el
cielo de Oriente
la libélula vaga de una
vaga ilusión.

¿Piensa, acaso, en el
príncipe de Golconda o de
China,
o en el que ha detenido su
carroza argentina
para ver de sus ojos la
dulzura de luz?
¿O en el rey de las islas de
las rosas fragantes,
o en el que es soberano de
los claros diamantes,
o en el dueño orgulloso de
las perlas de Ormuz?

¡Ay!, la pobre princesa de
la boca de rosa
quiere ser golondrina,
quiere ser mariposa,
tener alas ligeras, bajo el
cielo volar;
ir al sol por la escala
luminosa de un rayo,
saludar a los lirios con los
versos de mayo
o perderse en el viento
sobre el trueno del mar.

Ya no quiere el palacio, ni
la rueca de plata,
ni el halcón encantado, ni
el bufón escarlata,
ni los cisnes unánimes en
el lago de azur.
Y están tristes las flores
por la flor de la corte,
los jazmines de Oriente,
los nelumbos del Norte,
de Occidente las dalias y
las rosas del Sur.

¡Pobrecita princesa de los
ojos azules!
Está presa en sus oros,
está presa en sus tules,
en la jaula de mármol del
palacio real;
el palacio soberbio que
vigilan los guardas,
que custodian cien negros
con sus cien alabardas,
un lebrel que no duerme y
un dragón colosal.

¡Oh, quién fuera hipsipila
que dejó la crisálida!
(La princesa está triste. La
princesa está pálida.)
¡Oh visión adorada de oro,
rosa y marfil!
¡Quién volara a la tierra
donde un príncipe existe,
(La princesa está pálida. La
princesa está triste.)
más brillante que el alba,
más hermoso que abril!

-«Calla, calla, princesa -
dice el hada madrina-;
en caballo, con alas, hacia
acá se encamina,
en el cinto la espada y en
la mano el azor,
el feliz caballero que te
adora sin verte,
y que llega de lejos,
vencedor de la Muerte,
a encenderte los labios con
un beso de amor».

Rubén Darío.

viernes, 22 de noviembre de 2013

La poesía me estorba.

9:55pm

Escribo mientras escucho sus gritos, las justificaciones. Después llega el silencio y el cristal. No hay nada más que hacer, me queda muy poco por decir. Alrededor todo resulta amargo, recuerdo cada medicamento y abrazo la almohada.

Los sentimientos son inútiles, las lágrimas no me sirven de nada. Leo mil veces el mismo poema que no ofrece respuestas, que no brinda aliento.

Ella expresa molestia, no comprende palabras. Todo estará mal. Funesto.

10:01pm.

jueves, 21 de noviembre de 2013

Ansiedad.

4:28 pm

Esta vez quisiera hablar un poco más de mí. De la verdadera. Sé que me invento tragedias para escribir poesía, pero creo que por cada poema existirá un trozo de realidad. No hay coincidencias en la poesía, la marea, y el café.

A veces ni yo misma descifro lo que siento, lo que intento. Soy una rara clase de sube y baja emocional. Llego a mortificar a mi pareja aún sin desearlo, para después volverme dulce y vulnerable.

Entiendo que no puedo expresar detalles, pero siempre es bueno escribir. Aunque pocos me leen, a pesar de que solo algunos me entienden... Es bueno escribir.

Experimento sensaciones inexplicables, dolor profundo y alegría ansiosa. Todo debe ser perfecto. Cada cosa debe estar en su lugar.

No más caos, obsesiva.

4:45pm

martes, 12 de noviembre de 2013

Ideas sueltas|Novela| 2

Para Ian:

Mi amor, me dueles. Siempre fuiste mi ángel, mi protector. Cada día velabas por mi corazón.  A veces el destino puede ser injusto. ¿Por qué no me detuviste? Nunca debiste dejarme ir, ¡nunca! Debiste insistir y no encubrir a Fany. Yo hubiera confiado ciegamente en ti, amor mío. Te amaba... Y puedo decir que aún te amo.

No puedo comprender por qué Fany tuve que ser tan cruel. Nos separó del modo más despiadado.

En cuatro años no pude olvidar esos besos que me dabas, besos que embriagaban. En cuatro años no pude olvidar tu rostro, ni desechar el dulce aroma que emanaba de tu piel, no pude borrar cada caricia y cada una de las risas, o los "Te amo". Ni cien años podrían ayudarme a sacarte de mi alma. Ahora lo sé, y lo acepto.

¿Adónde te fuiste ahora, Ian? ¿Por dónde empezaré a buscarte? ¿Cómo le hago para que me devuelvas la vida?

Ian, donde sea que estés, espero que pienses en mí.

Te voy a encontrar, mi amor. Te voy a encontrar.

Ella.

domingo, 10 de noviembre de 2013

Ideas sueltas|Novela

Era un recuerdo curioso, ambos estaban bajo los efectos del alcohol. Y la demostración de afecto, poco o nada incomodó a sus amigos. Al contrario, es que ya estaban acostumbrados a sus arrumacos.

Ian: ¿Vamos a la recámara?

Ella: Quita tu sonrisa cínica de satisfación, no pasará nada.

Ian: Oye amor, ¿por qué piensas que soy una máquina de perversión y lujuria? Yo solo imaginaba besos inocentes... Estás enferma.

Ella: Ja, ja.

Ian: Ya, mi amor. Ándale, vamos ¿sí?

Ella: Nada de manoseos, eh.

Ian: No prometo nada.

Ian la ayudó a levantarse del sillón anaranjado, ambos reían. Se dirigieron a la habitación.

Ella: Ian, te amo.

Ian: Y yo te amo a ti, preciosa.

Ella: ¿Si un día dejaras de amarme...

Ian: Sh.

Ella: Me gustaría saberlo.

Se colocó un cigarrillo en la boca. Tosió en medio de una calada, Ian se burló y le arrebató el cigarrillo.

Ian: Deja de pensar tonterías, ¿ok? Siempre te voy a amar. Y vas a incluso hartarte de mi presencia.

Ella: ¡Eso nunca!

Ian: Te amo.

Ambos se quedan dormidos después de algunos besos.

...

Cuando sabes que tomaste la decisión correcta, aún así hiere. De verdad resulta doloroso.

Ian: Tú sabes que me amas. Nuestro amor es infinito, ¿por qué te cuesta tanto volver conmigo?

Ella: Todavía no creo por completo en tu palabra.

Ian: ¿Qué más tengo que hacer para que me creas?

Ella: Ya no sé si eres lo que necesito.

Ian: Mientes, lo veo en tus ojos.

...

Despedida.

3:45pm

Esta es mi última carta, y espero, las últimas lágrimas. Esta es la última vez que te recuerdo con dolor. "Último" qué difícil palabra, no sé cómo describirla. Tal vez los finales felices no existen, pero haré un esfuerzo por sonreír esta noche.

No deseo llenarme de más rencor, ni soñar con el sonido vago de tu voz, tampoco quiero prometerme ni esperanzarme. Lo único que necesito es recuperarme a mí misma y permitirte que te recuperes. Le digo adiós a los enojos amorosos, al insomnio y a las pastillas que solo agravan la tristeza, el vacío. No solo me despido de ti hoy, me despido de los planes, de las estrategias, de la espera. Te pido perdón y te perdono. Liberémonos.

Me demostraste que el amor sí existe, me enseñaste a quererte a pesar de tus lados difíciles. Aprendí tanto de ti, tanto.

Sé que los últimos días fueron difíciles, la tensión me acobardó muchas ocasiones, el estrés de la distancia me ganó la batalla. Antes, amarte resultaba tan fácil como respirar.

Hoy te digo adiós para siempre, aunque una parte de mí estará eternamente contigo. Algo de mí se hizo tuyo, algo de ti se hizo mío. Me agrada pensar que es así.

Escribiendo esta carta, sonrío. Y lloro, y río con ganas para después volver a llorar. ¡Te digo adiós para siempre! Me libero, te libero.

viernes, 8 de noviembre de 2013

Disco rayado.

4:26pm

Es complicado, pero debo recordar quien eres tú, independiente a mí y de lo que hallé en un nosotros. Tú, muchacho desorientado, de emociones furiosas que no se detienen ni por la lágrima de su ser amado.

Sé que a partir de ahora me centraré en mi vida, sin embargo hoy deseo hablar un poco de ti. Muchacho altanero de piel aceitunada. No es nada de lo que me deba sorprender, pero no resulta grato. ¿Existen culminaciones gratas? Ah muchacho, tu escudo es la exaltación, las mujeres, la venganza disfrazada. Tachas las palabras hermosas. Dices, es mentira. Ya no puedo mirarte a los ojos. 

Mencionándome, mi escudo es la debilidad y la fortaleza, algunos poemas, novelas extraordinariamente absurdas. No lloraré, ni siquiera pude hacerlo por Él. Mi escudo me mantendrá siempre al margen.

Muchacho extraño, no sé qué más excusas inventar para justificarte, ni qué metáfora utilizar para embellecer tus acciones erradas. Quiero escribir sobre ti, ideando escenarios tragirománticos de lo que eres. Engañaría a mis lectores para ti. Hoy no.

Esta vez hablo del muchacho de ojos oscuros, el que desborda sentimientos. El que hiere y después finge demencia.

Joven, te recuerdo como quiero. Te exagero. Porque puedo.

5:10pm.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

El frío de cada noche.

12:37am.

Una nueva noche lejos de él. Desearía que todo fuese distinto, pero es exactamente igual. El frío hace acto de presencia, y acabo de recibir un mensaje suyo. Eso me vuelve todavía más frágil, más vulnerable. ¿Por qué no comprenderá que me hace sufrir?

Me siento un poco valiente y otro poco cobarde; sé tomar decisiones difíciles, pero en ocasiones no logro mantenerme firme respecto a ellas. Me dejo llevar, me desplomo, me equivoco. Te amo, pero no. Soy solo fragmentos. Despojos. Miseria emocional.

Esta noche me encierro a escribir. Leo y escribo en un círculo vicioso. Cómo sé disfrutar y llorar la música de Sebastian Larsson.

La ventana ofrece una preciosa vista, un paisaje que no puedo tocar. ¿Será una representación burlona del significado de mi vida? El paisaje en mi vida ¿qué es? ¿la felicidad que me invento? Comienzo a hartarme de los libros.

Mi amor es extraño, es complicado. Tengo que mantenerlo en silencio, convencerme a mí misma de que los recuerdos no me dañan, de que disfruto mi presente. Y hasta creo que ellos me admiran: río con bastante naturalidad.

Se sorprenden. Es que me levanto alegre todos los días, me baño minuciosamente, arreglo mi cabello lo mejor que puedo, experimento en la cocina, leo, escucho la radio, salgo de casa, vuelvo a ella,  llego a la cama. El llanto silencioso no incomoda a nadie y purifica. Espero.

Hallé más ocupación en escribir a mano, es agradable. Disfruto del aire fresco aunque de a poco me estremezco. Lo extraño tanto y me amarga la idea de que no sirve de nada. Lo sé.

Incluso decidí dejar en paz a Stephen King para complacer un poco a mis amigos. Leo libros de romance entre niñas tímidas y hombres guapos y engreídos. Los leo como antes los leía, no han cambiado a pesar de que yo sí.

Esto es confuso, hiriente; pero me sacrifico por amor a alguien. Sé que no me equivoqué, aún así el proceso es difícil. Entiendo todo y relleno los huecos con mil planes. Pocos me leen y algunos nada saben del porqué esto escribo.

1:08am.

viernes, 1 de noviembre de 2013

Papel tapiz

Otra vez me dejé llevar por una emoción; un impulso estúpido en realidad. Creo que me envolví en un sueño, una utopía barata de meses: los que parecían maravillosos e inusuales a mi vida cotidiana. ¿Y qué es mi vida cotidiana? Tafil, cigarros, amigos, alcohol, libros, poesía y terrores nocturnos.

Cuanto le aterrorizaba a Corina la llegada de la noche, porque los recuerdos se le clavaban en la cabeza sin piedad. El dolor le era insoportable, y solo esperaba que apareciera el sol anunciando un nuevo día. Tan alentador y fatídico a la vez.

Oh, malditas lágrimas. Corina nunca pudo ser feliz. Ella se dedicó a sobrevivir. Quiere morir entre un puñado de letras. Volverse una galaxia: la más hermosa de todas. O tan solo aspira a volar, desaparecer en el horizonte. Al final, quizá solo acabe por ser una mota de polvo.

Estás encarcelada, odias tu prisión pero te aferras a ella. Suplicas salvación aun cuando te entierras con éxtasis en tu dolor. Oh, piano encantador, que me atrapas. Dominas mi mano derecha, le obligas a escribir sin detenerse. Piano, conquistas mi espíritu. Ahora solo eres tú mi amor.

¿Hasta cuando, Corina? Depresión, pastillas. Ojalá fueses protagonista de una de las historias que te empeñas en leer.

Corina se hartó de escribir, y llegué a ocupar su lugar. Tengo que sostener su mundo, evitarle las ansias de morir. Debo ahuyentar sus pesadillas, propinarle besos en la frente. Debo adivinar la amargura escondida detrás de sus sonrisas.
La he espiado, oh dios, cuanta alegría ensaya frente al espejo. Qué profundo desazón provoca verla agachar la mirada y suspirar. Sabe que necesita ser rescatada, pero no lo desea.
Mi Corina, te han decepcionado un sinfín de ocasiones. Debo permanecer cerca de ti, tan cerca. Recogeré los cigarros que olvidaste en el escritorio, desecharé aquel extraño polvo entre tus libros. Te recordaré quién eres. Lo prometo.

No soy una princesa, ahora me doy cuenta de lo que realmente soy: una muñeca vieja y rota; aquella que espera la llegada de una dulce niña que la ame con todo y sus cicatrices, su cabello enmarañado, y sus labrios agrietados formando una sonrisa vacía. Lleva a la muñeca muy lejos, pequeña. Llévatela para siempre.

Mi corazón hoy se apagó, no insistirá nunca más. Puedo crear mil metáforas torpes para transformar este agotamiento en un escrito más. ¿Cuántos le seguirán a este? ¿Cuántos más?

Nirvana, llega a mi alma. Te ruego que me separes de la incertidumbre. Desintoxicame de todo. Hazme olvidar.

Ahí está la cruel caja musical, el aroma desesperado del perfume, la colección de notas, la caligrafía inentendible, fotografías.

Su nombre aún es visible. ¡Entiérrame! ¿Qué fue lo último que pronunció su boca?

Cada vez escojo melodías que me destrozan más. Eterno repertorio de melancolías.

Angustia, devórame. Angustia, no me obsequies más esperanzas. Trágame, redúceme a nada. Aquí, ahora.
Sollozos, acaben su acto. No puedo acordarme de su rostro. No sé quién es Corina, lo juro.

Luces, guíenme a casa. Estrellas, háganme parte de ustedes. Abandono mi cuerpo.

Temo dejar de escribir esto, me horrorizan las voces de las paredes. He acariciado la locura, ellas gritan, aclaman mi atención.

¡Arranca el papel tapiz! ¡Allí siguen tus versos! ¡Arráncalo! ¡Desgárralo! ¡Allí está el ataúd, obsérvalo!

¡Ahí estás, Corina!

martes, 29 de octubre de 2013

He aquí que tú estás sola...

He aquí que tú estás sola y
que estoy solo.
Haces tus cosas diariamente y
piensas
y yo pienso y recuerdo y estoy
solo.
A la misma hora nos
recordamos algo
y nos sufrimos. Como una
droga mía y tuya
somos, y una locura celular
nos recorre
y una sangre rebelde y sin
cansancio.
Se me va a hacer llagas este
cuerpo solo,
se me caerá la carne trozo a
trozo.
Esto es lejía y muerte.
El corrosivo estar, el
malestar
muriendo es nuestra muerte.
Ya no sé dónde estás. Yo ya
he olvidado
quién eres, dónde estás, cómo
te llamas.
Yo soy sólo una parte, sólo un
brazo,
una mitad apenas, sólo un
brazo.
Te recuerdo en mi boca y en
mis manos.
Con mi lengua y mis ojos y mis
manos
te sé, sabes a amor, a dulce
amor, a carne,
a siembra , a flor, hueles a
amor, a ti,
hueles a sal, sabes a sal, amor
y a mí.
En mis labios te sé, te
reconozco,
y giras y eres y miras
incansable
y toda tú me suenas
dentro del corazón como mi
sangre.
Te digo que estoy solo y que
me faltas.
Nos faltamos, amor, y nos
morimos
y nada haremos ya sino
morirnos.
Esto lo sé, amor, esto
sabemos.
Hoy y mañana, así, y cuando
estemos
en nuestros brazos simples y
cansados,
me faltarás, amor, nos
faltaremos.

Sabines.

El paisaje de su poesía seguía siendo desierto.

So idiota

Que me nombren Coleccionista de horrores. Tuve que leer a Sabines para encontrar ideas adecuadas que escribir. Resulta que estoy vacía, no tengo musa específica.

Recuerdo lo que dijo el cuentista: soy un montón de fragmentos de prosa mal escrita. Sin más, soy solo palabras, voz ronca y un corazón que odia recurrir al agujero en el papel.

Maldita seas, Misery Chastain.

¿Por qué tengo que utilizar palabras y nombres ajenos? ¿Por qué leo a Benedetti y a Montero? Me fascina combinar su poesía con la crudeza de Stephen King.

Arrogante tristeza, mala idea; un ramo de flores amarillas llegó esta mañana. Anónimo.

Aunque he de imaginarlo de piel pálida y cabello enmarañado azabache. Oh, y esos ojos. Jódete, miseria.

Vacío, vacío, vacío...

No dejes de escribir y cantar. ¿Para siempre? ¡Sí existe, coño!

Deja la cocaína, mierda.

«Desarrollando el comienzo: Recuerdos y gratitud.»

Escucho: Kiss the rain de Yiruma

3:00pm

Acabo de hacer una pequeña creación. Una guarida atestada de libros empolvados, trozos de papel, tazas vacías y una máquina de escribir imaginaria. Pienso en el modo que alcanzamos este punto, en el que nuestros tercos corazones luchan por abandonar nuestros cuerpos. Reflexiono con una media sonrisa dibujada en mi rostro y un suspiro; sobre las interminables palabras dulces pronunciadas por tus hermosos labios, sobre la magia de tantas noches en las que fuimos uno solo. Y sobre todo, de la primera vez que dijiste: "Te amo".
En mi pecho se arremolinan tus canciones. Recuerdo el rasgar de la guitarra; en la hermosura naciente de la alegría, no del dolor. Y es que se me entrecruzan las palabras cuando se trata de escribir de ti.
Ha sido un camino largo. He aprendido tanto de tu amor que difícilmente puedo verme sin ti

~Indicación~
"No añoraré una taza de café, o un perfume francés que está de moda. Mucho menos el lenguaje pueril que se escucha en las calles. En esta oscuridad de cosas, solo me alumbra los ojos de mi ángel." - Montero.

domingo, 20 de octubre de 2013

139

Hay en este mundo un millón de cosas que no sé hacer. No puedo batear una pelota. No puedo arreglar un grifo que gotea. No puedo dar un acorde en la guitarra que no suene a mierda. Pero si quiere alguien que lo asuste, que lo seduzca con una historia, que le haga llorar o sonreír, eso sí que puedo. Puedo traerlo y llevarlo hasta que grite basta. Soy capaz, claro que sí.

sábado, 19 de octubre de 2013

A medio leer

Llueve cada vez que pasa como designación, aclamando mi resignación. Canto en secreto, mantengo algunos sucesos solo para mí misma. Escucho los coros de mi mejor amigo. Y mi casi hermana se frustra.

Una por todas las veces que se tragó su orgullo. Una por todo los momentos en los que el mundo se volvió frío y cruel. Una más por los desengaños, decisiones fugaces y despedidas perpetuas.

Aventuro a acariciar la ausencia, la mujer se va sin decir una palabra se va. Recoge los pedazos de su ilusión.

viernes, 18 de octubre de 2013

Pánico

Llevo varias horas intentando decidir qué tema abriré hoy en el blog. Estaba pensando que mi manera de forzar la imaginación es estúpida. Sin embargo temo perderme, no quiero separarme nunca de ti. Me aterra la sola idea de no volver jamás. Estoy estancada.

Me indisponen los remordimientos, el miedo, y la misma desesperación. Aclara tus ideas, Misery, te estás desviando otra vez.

Detesto el frío y los inacabables ruidos del cuarto de al lado. Detesto irme, detesto quedarme.

Oh, falacia.

jueves, 17 de octubre de 2013

Armonía, un mensaje.

Me pregunto, fuera de poemas basura y problemas psicológicos, ¿cuántas veces habré oído esta canción? Creo que la hago sonar cada vez que se me antoja hundir la cara entre las sábanas y desechar hasta mi propia existencia. Unas lágrimas bastan para completar el ritual.

Decidí que escribiré más seguido, sabiendo que no tengo idea sobre qué escribir. Me guío débilmente de las canciones que escucho, creando situaciones imaginarias...o no tan imaginarias. Prometo terminar esa novela.

No recuerdo haber hecho algo que me gustara después de LLanto de libertad. ¿Puedo inventar que bebo amargo café, que he leído a escritores que la gente con complejo de borrego no conoce y que no paro de fumar? ¿Puedo inventar una tragedia como excusa a mis lastimosos poemas? ¿Puedo corregir una por una mis palabras hasta encontrar la adecuada en un ameno vicio solitario?

O me sincero un poco y confieso que a veces harta el café, que he leído poco y dejé el tabaco. Que mi vida no es una tragedia y por más que embellezca las palabras, siempre saldrá algo mal. Que escribir ya no es ameno, es tortuoso; pero que no podré dejarlo jamás. Que tengo un amor por el cual escuchar canciones de amor con lírica mediocre. Me puedo sincerar, sí.

Te diré que ojalá alguien me obsequiara una máquina de escribir y un abrazo. Te diré que nunca leí para impresionar a la gente, y que jamás hice poesía para conquistar. Te diré que tengo pocos amigos, y que salgo rara vez. Te diré también que me he equivocado demasiado, que ahora quise dejarme a merced del tiempo y que espero reconciliarme con los sinónimos. Te diré que a veces fantaseo con el suicidio sabiendo que jamás concretaré nada.

Ojalá llegue inspiración, aunque aquel escritor haya dicho que la inspiración es una idiotez que inventamos nosotros los poetas de porquería que nadie quisiera leer.

Ojalá vengas, poesía.

miércoles, 16 de octubre de 2013

El tiempo no cura nada...

... El tiempo no es un doctor, él canta. Las heridas se abren con rememorar, que insulto la palabra a mi alma. No existe armonía, ni rimas, ni una mínima estética. He perdido la belleza de la palabra.

El tiempo agrava algunos horrores, nos ofrece mil maneras de sentir dolor. El tiempo nos devora, nos atrapa en sus fauces, para después arrojarnos a un futuro incierto. Aún no sé por qué insistimos en levantarnos.

Ah, cuántos poemas se han escrito inspirados en el vacío que obsequia la esperanza de que realmente el tiempo acalle lágrimas que alguna vez fueron risas.

Si pudiera acelerar vivencias, omitir sucesos, olvidar o solo desaparecer...

*

He visto los espectros.

Todo terminaría así. Ojalá alguien hubiese borrado la sonrisa de mi rostro con una bofetada de realidad. Ojalá las pastillas hubieran ayudado.

Procesos, así les he llamado. Eternos procesos de olvido, los maldigo. Y le escupo a aquella novela que no acabé nunca de escribir. Los personajes se pasean en mi cabeza y gritan , gimen, golpean; hasta hacerme llorar. Viven en el infierno de mi casi bloqueada imaginación. No pueden avanzar o retroceder. Nos torturamos mutuamente.

Encontré mi corazón acobardado entre tantos silencios, y la frialdad de las letras. Mi vicio plasmado en mala poesía.

He vuelvo a notar la presencia de aquellas sombras. Observo cómo intentan esconderse de mi mirada sin darse cuenta que solo aprendí a fingir que ya no las veo.

Me canso de tachar palabras, de buscar sinónimos. Me harto de recurrir a ti, de rebuscar en mis recuerdos el irritante sonido de tu voz. Me niego a continuar buscando los pedazos de tu amor en las paredes de mi habitación. Los fantasmas se irán algún día.

Escribí tanto, ay de mi alma, tratando de hallarlo.

*

martes, 1 de octubre de 2013

Todo un truco.

Fingía desinterés incapaz de sostener mi mirada en esos ojos grises. Sabía que él me veía enternecido, seguía mis frágiles movimientos. Entendí que mi baile lo había conmovido. Noté la lenta respiración y la media sonrisa que inconsciente imité. Y aquellos caballos blancos que le acompañaban, me hicieron sentir como una verdadera princesa. Y yo lo amé. Vaya que lo amé.

El pozo de humo.

La gente seguía igual, supongo que el silencio sentaba bien en una ciudad que albergaba semejante maligno ser, de fuera. Envuelta en sueños me vi allí, con los siete niños; y yo volvía a tener once años. El pelirrojo me observaba ansioso, la niña pecosa me evaluaba, el corpulento su reacción apenaba, el de piel parda me sonreía, el de enormes anteojos solo cruzaba los brazos, el elegante negaba con la cabeza repetidas veces. Y el más pequeño solo respiraba con angustia. ¿Por qué estaba ahí? Justo ahora, con aquellas flores extravagantes y el rumor del agua. Con el sentir de sus ojos sobre mí, no sabía si representaba LA amenaza. Pero entonces todos se tomaron de la mano y me uní, como la pieza faltante. Sabía entonces que éramos nosotros contra aquel embrujado lugar. Descubrí que se podía existir dentro del dolor, a pesar del dolor.

sábado, 14 de septiembre de 2013

Una mujer semidestruida.

Que hermosa puede ser una
mujer semidestruida,
brilla con la verdad
decaída de una ciudad
antigua y sucia,
sus ojos son callejones, son
territorios donde transitar
para reconocerse.
Que bellos los pechos
caídos e inútiles para dar
de mamar a la nada o al
cielo que puede tener texturas
parecidas
/que hermosa cuando llora
con su lágrima azul e
infinita, las ideas raras y
esféricas, el ruido de su dolor
atrapado en el vientre
inhabitado/
la luz se deforma para
darle paso a esa muñeca
que se deshilacha y toma
forma de hembra en batalla
de nadie/
mírale, sus ojos se difuminan
para celebrar la lluvia y un
desencuentro con ella
misma, escribe en la noche y
marchita la saliva para
segregar mariposas o fines
inexpresables/
habítala/cómele su origen y
las noches/
sémbrale tu semen y tu
tiempo para que divida la
vida/desnúdala para
comerle la sangre porque no
le da miedo la herida en
carne viva/
al final de su túnel tu
victoria ante el
desencanto/
que hermosa su belleza
absolutamente imperfecta,
sus piernas grandes, su
blancura
de mármol, su locura
precipitada, su mentira.
/con tus manos la tocas y
palpas luego como le sueñan
los dientes, los días, la
vagina,
como se deshace en el
camino hacia tu boca/
que hermosa transitada de
miedo, no es bella como un
maniquí sonriente, no te
dará la razón, acabará de
desordenarte/
persíguela para soñarte
porque quedan pocos puros
territorios verdaderos como
ella/
no habita este lado del
espejo/tú sabes que te
amará siempre hasta la
muerte
una mujer desmembrada/ y
deslizate silencioso porque
percibe y le altera
cualquier ruido,
que es de aire, que es de
vidrio, que es remota/
cómetela a pedazos para
digerir el sentido de algo/
esto es la vida, esto es la
batalla del anochecer, esto
es algo realmente grande/
que hermosa es una mujer
semidestruida como una
iglesia abandonada y
hueca/
donde parar a conocer el
viento que surge en le
precipicio/
derrotada, insomne, perdida/
la quemadura que produce
no destruye/no es fuego
sino
una luz que te hará
conocer lo que no
conocieron jamás ni tu
cuerpo ni tu memoria.

                           Princesa hinca

viernes, 13 de septiembre de 2013

Contra el mundo.

Y escucho esa canción, porque todo estará bien; mis latidos no se pueden equivocar, todo lo que vemos es real. ¿Por qué no abandonar a la angustia? ¿Cuando dejé de luchar para alejar a las sombras? Somos mi corazón y yo contra el mundo.

Llega la paz, los sueños sobre versos y los poemas de amor. Sé a qué me arriesgo y estoy dispuesta a pagarlo. Me arranco la idea de las heridas y me olvido de los nervios, puedo reír un poco de mí misma. La parte más difícil es aceptar y borrar. Pero, estamos él y yo contra el mundo.

Cigarros imaginarios, polvo que no aspiro, daños irreparables, incorrectos. Las miles de cartas que le escribí, para conseguir amargos silencios. Escuchar su voz diciendo la misma oración; una, dos, tres veces si deseo. Son mis recuerdos contra el mundo.

Su risa, sus gestos, sus enojos, sus lágrimas, sus miedos. El amor que me invade cuando pronuncio su nombre. Somos nosotros contra el mundo.

*

martes, 10 de septiembre de 2013

Llanto de libertad.

Como la ansiedad de mis noches eres tú. Imágenes rotas de esa semilla. Cada juramento y cada dolor. Los sollozos como un canto tétrico. El frío de mi corazón y la representación de mi angustia en las malditas ojeras, la hinchazón de mis ojos, las heridas en mis muñecas.

Ya no soy parte de lo que eres tú. Sueño tu presencia y me desmorono, me hago pedazos entregándome a una imagen distorsionada de ti. ¡De ti me ahogo, me entierro, me desgarro!

Te escribo porque es el único modo de acercarme a ti. Aquí plasmo nuestra historia de terror, los caprichos y pasiones que nos trajeron hasta aquí.
Existen capítulos de amor, pero al llegar a las últimas páginas, se halla rencor, desazón, y una descontrolada tristeza.

Idealizo porque no puedo hacer nada más, te imagino una noche cualquiera; recordándonos. Lanzas una mirada melancólica a las fotografías, y el cigarrillo danza entre tus dedos; tus labios me buscan, y aun sin encontrarnos nos observamos. Añoramos ayeres. Para después, sacudir la cabeza al mismo tiempo, y volver a lo cotidiano de nuestras vidas, separados.

Las estrellas reconocen mi historia, ellas me observan escribirnos en cientos de poemas. A veces creo que se burlan de mí, de mi absurda espera por lo que nunca más sucederá.

Entonces, las rosas sienten el amor que se me acumulo en el pecho y que escapó de mí, hecho lágrimas. Los pétalos son los recuerdos regados con ese llanto. El de libertad.

*

lunes, 2 de septiembre de 2013

Te dedico un solo poema

Le hablé con las mejillas encharcadas, llegué con el único propósito de descargarle mis inacabables dramas y tonterías. Le pido que me escuche, que entienda mi situación y que me aconseje. Y no es hasta que termino mis quejas y mi dolor, que tomo en cuenta el suyo. En una pregunta de falsa atención, le digo: ¿cómo estás tú? Por primera vez es que le escuché, y noté con amargura que se parece enfermizamente a mí. Que se odia un poco, como me odio yo a mí. Que en ocasiones siente un enorme vacío en el pecho. Hoy lo dijo, colmándome de angustia y reconocimiento. ¿Por qué no me había dicho todo esto antes? ¿Tan egoísta le resultaba ser? Jamás te descubriste así, ni me hablaste de tu inmensa depresión. Quiero escribirte a ti hoy. No a mi amor, ni a mis problemas; no a mis fantasías, ni a mis tristezas. Te plasmo en mis torpes letras para mostrarte cómo yo te siento. "Creo que siempre estaré en soledad" Yo te quiero.

jueves, 29 de agosto de 2013

Después de las seis palabras

Me cansa la situación y prefiero no decir nada. Me persiguen fantasmas y evito escribir sobre ellos. Estoy tan harta que voy a rasgar mi propia piel, como si de ese modo pudiera dejar de sentir. Me llamó, le dije que no. ¿Regresos? Oh dios, y las malditas cartas que dejaste en la puerta. Imperdonable.
Si supiera que todavía me he asomado a su vida, no sé qué pensaría. ¿Confusión, miedo, burla, alegría? Lo creo todo, menos lo último. Es mejor que no se entere, que no sepa que hay días en los que escucho las que solían ser nuestras canciones y le pienso. ¿Por cuánto tiempo mi corazón es capaz de amarte? Ya ni siquiera puedo decir que te conozco. A veces ni puedo encontrar al hombre que amé en las fotografías que me han enviado anónimamente. Ya no estás.
Hallo una mirada oscura y un gesto extraño. No hay una sonrisa, ni está el cabello despeinado que "arreglabas" una y otra vez hasta que se me diera por gritarte. Me asusta amarte así, a ciegas.
Ella dijo que estabas bien.
*

viernes, 23 de agosto de 2013

El poema de Michael

Una vez en una hoja amarilla de papel con rayas verdes escribió un poema y lo llamo “Chops” porque así se llamaba su perro.
Y de eso trataba todo
Y su profesor le dio un
sobresaliente
Y una estrella dorada
Y su madre lo colgó en la
puerta de la cocina
y se lo leyó a sus tías
Ese fue el año en que el padre Tracy llevó a todos los niños al zoo y les dejó cantar en el autobús, y su hermana pequeña nació con las uñas de los pies diminutas y sin pelo. Y su padre y su madre se besaban mucho. Y la niña de la vuelta le envió una tarjeta de San Valentin
firmada con una fila de X y el tuvo que preguntarle a su padre qué significaban las X. Y su padre siempre lo arropaba en la cama por la noche. Y siempre estaba ahí para
hacerlo.
Una vez en una hoja blanca de papel con rayas azules escribió un poema. Y lo llamo “Otoño” porque así se llamaba la estación
Y de eso trataba todo
Y su profesor le dio un
sobresaliente
y le pidió que escribiera con
más claridad
y su madre nunca lo colgó en
la puerta de la cocina
porque estaba recién pintada.
Y los niños le dijeron que el padre Tracy fumaba puros. Y dejaba colillas en los bancos de la iglesia
Y a veces las quemaduras hacían agujeros. Ese fue el año en que a su
hermana le pusieron gafas con cristales gruesos y montura negra. Y la niña de la vuelta de la
esquina se rió cuando él le pidió que fuera a ver a Papá Noel. Y los niños le dijeron por qué su madre y su padre se besaban mucho. Y su padre nunca le arropaba en la cama por la noche. Y su padre se enfadó
cuando se lo pidió llorando.
Una vez en un papel arrancado de su cuaderno, escribió un poema. Y lo llamo “Inocencia: Una duda” porque esa duda tenía sobre su chica.
Y de eso trataba todo
Y su profesor le dio un sobresaliente
y lo miró fijamente de forma extraña
Y su madre nunca lo colgó en la puerta de la cocina porque él nunca se lo enseñó.
Ese fue le año en el que murió el padre Tracy. Y olvidó cómo era el final del credo. Y sorprendió a su hermana fajando con uno en el porche trasero. Y su madre y su padre nunca se besaban, ni siquiera se hablaban. Y la chica de la vuelta de la esquina llevaba demasiado maquillaje que le hacía toser cuando la besaba pero la besaba de todas formas porque tenía que hacerlo.
Y a las tres de la madrugada se metió él mismo en la cama mientras su padre roncaba profundamente.
Por eso en el dorso de una bolsa de
papel marrón intentó escribir otro poema. Y lo llamo “Absolutamente nada”
Porque de eso trataba todo en realidad. Y se dio a sí mismo un sobresaliente y un corte en cada una de sus malditas muñecas. Y lo colgó en la puerta del baño porque esta vez no creyó que pudiera llegar a la cocina.

martes, 13 de agosto de 2013

Mi corazón

Cuando me dice que me ama, todo en esta habitación se transforma; parece como si de pronto pudiera dominar mi entorno si así lo deseara.
  La sonrisa crece en mi rostro y el corazón se me enloquece, se me eriza la piel y todo me parece algo hermoso. La magia de su amor me tiene fascinada, deseosa de despertar todos los días; por escribir, escuchar su voz. Algo que me motiva a ser, a existir. Luz a la vida, él es la vida.

  Porque todo lo que representa es mi adoración, incluso lo negativo; él es la razón de cada emoción dentro de mí.

  Cuanto lo amo.

viernes, 9 de agosto de 2013

Hacia el cielo

Me impulsé desde el fondo del pozo, mis alas intentaban abrirse, con dificultad. Sentía un poco de dolor, pero sabía que poco me importaba para lo que sucedería después. Empecé a sentir la frescura de la noche, hasta que abandoné el pozo por completo, mis alas eran torpes y sentía que podía caerme de un momento a otro. Pero no sucedió. Al contrario, cada vez estaba más arriba, el frío me arropaba con cierta dulzura, el aire en mis pulmones se parecía al paraíso.
Me salvé, me enamoré.

lunes, 29 de julio de 2013

Ellas

Eran mis amigas.

  Después de la escuela se nos daba por ir a cualquier parte, nuestras carteras colmadas de dinero. Reíamos en el camino hacia alguna tienda, o restaurante de comida rápida. Inventábamos estupideces y hablábamos de nada, escuchábamos música. Cómo reíamos y qué increíbles se nos hacían los días. Anécdotas, dramas, consejos y lágrimas.

viernes, 26 de julio de 2013

Fatua

Te sientes la única, la más hermosa. Te observas en el espejo con picardía, te sonríes a ti misma, practicas tus mejores gestos, ensayas una mirada brillante; te encierras en tu vanidad.

  Caminas exageradamente, modelas y te ríes, y lo sabes: ellos te miran. Imaginas aquellos pensamientos perversos de hombres que no dicen nada. Finges repudio, demuestras desdén, y sigues presumiendo de tu belleza. Tu inacabable presunción. Fatua. Mujer hermosa, mujer perfecta. Te jactas de la envidia de las demás, es que crees que todas desearían estar en tu lugar; tener tus ojos miel, tu cabello largo y ondulado, tus labios carnosos, tu cuerpo. Aquel cuerpo que sabes, ningún hombre podría rechazar.

  Y a ti he observado también, no con las mismas intenciones. Más con la curiosidad de ti, de tus movimientos tan bien estudiados, todo de ti está idealmente preparado, no hay improvisación en tu sobrevalorada belleza, todo está hecho para provocar, persuadir, engañar, ilusionar y fantasear.

  ¿Qué te ha hecho ser así, mujer? Quizás la atención, la admiración, el deseo carnal. Que tu boca no utilizas para hablar, sino para excitar. Que de tus manos solo haces un uso sexual. Con tus piernas solo alteras, humillas, expones.

  Te burlas de cada suspiro que robas, de cada mirada desesperada. Te ríes sonoramente de las demás mujeres, a las que haces rabiar. Coqueta, hermosa, exuberante.

domingo, 21 de julio de 2013

Lo que a él le correspondía

Ella resultaba ser un poco ingenua, ideaba sueños extravagantes, se veía acompañada de las sombras, de los libros y un montón de tazas vacías. Las cenizas adornaban el suelo de la habitación, la furia y después nada. Absolutamente nada. Una paz colmada de angustia; colores, pastillas, polvo, lápices y papel arrugado. Ella reía con las mejillas encharcadas, y tecleaba en el ordenador, intentaba transmitirlo, convertir los sentimientos en palabras. Acomodar en cada letra su dolor, su alegría, cada duda y cada error.

  Ella sentía como todo se acumulaba en su garganta, y rogaba escupirlo. Sin embargo su cerebro se negó, todo aquel desastre de emociones se dirigió a las manos. Sus dedos temblaban para comenzar a escribir: demasiado pulcro, adornar las palabras, la estética de su propio dolor. Lo hermoso que a los ojos de alguien más podía ser algo que a ella trastornaba, hería y carcomía. No entendía como aquella miseria podía cobrar vida en ese cúmulo de párrafos.

  Desnuda a alguien que escribe, señala sus cicatrices y te contará la historia de cada una de ellas, incluyendo las más pequeñas. De las más grandes, se sacan novelas, no amnesia.


*

jueves, 18 de julio de 2013

Carta lírica a otra mujer

Vuestro nombre no sé, ni vuestro rostro
conozco yo, y os imagino blanca,
débil como los brotes iniciales,
pequeña, dulce... Ya ni sé... Divina.
En vuestros ojos, placidez de lago
que se abandona al sol y dulcemente
le absorbe su oro mientras todo calla.

Y vuestras manos, finas, como aqueste
dolor, el mío, que se alarga, se alarga,
y luego se me muere y se concluye,
así como lo veis, en algún verso.

¡Ah!, ¿sois así? Decidme si en la boca
tenéis un rumoroso colmenero,
si las orejas vuestras son a modo
de pétalos de rosas ahuecadas...

Decidme si lloráis, humildemente,
mirando las estrellas tan lejanas,
y si en las manos tibias se os aduermen
palomas blancas y canarios de oro.

Porque todo eso y más vos sois, sin duda,
vos, que tenéis el hombre que adoraba
entre las manos dulces, vos la bella
que habéis matado, sin saberlo acaso,
toda esperanza en mí... Vos su criatura.

Porque él es todo vuestro: Cuerpo y alma
estáis gustando del amor secreto
que guarde silencioso.....Dios lo sabe
por qué yo no alcanzo a penetrarlo.

Os lo confieso que una vez estuvo
tan cerca de mi brazo, que al extenderlo
acaso mía aquella dicha vuestra
me fuera ahora...¡Sí! Acaso mía...

Mas ved, estaba el alma tan gastada
que el brazo mío no alcanzó a extenderse,
¿Comprendéis bien ahora?

Ahora, en vuestros brazos
él se adormece y le decís palabras
pequeñas y menudas que semejan
pétalos volanderos y muy blancos.

Acaso un niño rubio vendrá luego
a copiar en los ojos inocentes
los ojos vuestros y los de él unidos
en un espejo azul y cristalino...

¡Oh, ceñidle la frente! ¡Era tan amplia!
¡Arrancaban tan firmes los cabellos
a grandes ondas, que al tenerla cerca
no hiciera yo otra cosa que ceñirla!

Luego, dejad que en vuestras manos vaguen
los labios suyos; él me dijo un día
que nada era tan dulce al alma suya
como besar las femeninas manos...
Y acaso alguna vez, yo, la que anduve
vagando por fuera de la vida
- cómo aquellos filósofos mendigos
que van a las ventanas señoriales
a mirar sin envidia toda fiesta-
me allegue humildemente a vuestro lado
y con palabras quedas, susurrantes,
os pida vuestras manos un momento
para besarlas yo, como él las besa.

Y al descubrirlas lenta, lentamente,
vaya pensando, aquí se aposentaron
¿cuánto tiempo, sus labios, cuánto tiempo
en las divinas manos que son las suyas?

¡Oh, qué amargo deleite, este deleite
de buscar huellas suyas y seguirlas,
sobre las manos vuestras tan sedosas,
tan finas, con sus venas tan azules!

¡Oh, que nada podría, ni ser suya,
ni dominarle el alma, ni tenerlo,
rendido aquí a mis pies, recompensarme
este horrible deleite de hacer mío
un inefable, apasionado rastro.

Y allí en vos misma, sí, pues sois barrera,
barrera ardiente, viva, que al tocarla
ya me remueve este cansancio amargo,
este silencio de alma en que me escudo
este dolor mortal en que me abismo,
esta inmovilidad del sentimiento
que sólo salta, bruscamente, ¡cuando
nada es posible!

miércoles, 10 de julio de 2013

Inseguro


En su mirada anida el miedo, no sé de qué. Inseguro, camina a mi lado, toma mi mano pero de su boca no escapa nada. Lo volteo a ver y busco en sus ojos, veo mi reflejo y encuentro la angustia de mi propio rostro; ¿quién te lastimó? Intento sonreír y al tratar de imitarme solo encuentro falsedad en su sonrisa.

Te quiero salvar y aun no sé a qué monstruos me enfrento.

martes, 9 de julio de 2013

Me había olvidado de mí por pensar en ti


Pero nadie podía negar que solo yo te amara de verdad. Creía haber nacido para ti, creía que tanta espera recibiría una recompensa, creía y soñaba con que llegara el día en que volvieras, tan solo para componer las ruinas de aquella infantil historia de amor.

Aunque no niego que a veces maldigo tu nombre, y todo lo que representas. No niego tampoco que existen noches en las que no puedo dormir, porque de pronto todos tus recuerdos me atacan, no digo que no añoro el beso que marcó la despedida, para siempre de nuestras vidas.

Ella escribió tu nombre, ella dijo que estabas bien, y que aunque sombrío, aún quedaba algo de ese ser dulce y entregado. Nos lastimamos y no supimos qué más hacer, nos alejamos. Ella dice que nunca volvió a hablar de mí, que escribe malas canciones y que aún no se le da la poesía. ¿Se preguntará dentro de su memoria si aún escribo? Armé nuestra historia en una pésima novela, y ahora no sé cómo terminarla.

Fueron cuatro años en los que me olvidé de mí, de un momento a otro yo ya no existía. Limpiaron mis lágrimas, y solo decían “deja que el tiempo lo sane todo”. Fueron días en los que dormía sollozando y acariciando mi celular como si de algún modo pudiera invocar una llamada, un mensaje, un regreso. Instantes en el ordenador, desapareciste definitivamente. Solo ella me conectaba a ti. Aún me pregunto tantas cosas.

Tu sonrisa solía fascinarme, tu vida resonante; ahora estoy limitada a la vida que dejaste atrás.

Me había olvidado de mí, de mi propio dolor, de mis angustias y mis preocupaciones, de mis inseguridades y mi fatalidad. No te vi más. Sin embargo, todavía siento que tu presencia persiste. Estoy tratando de que sepas, pero no sé cómo llegar a ti, intento encontrarte y al mismo tiempo me escondo. No le digan que me han visto.

sábado, 6 de julio de 2013

Cuatro años hacia delante XXI



— Soy sincera — repitió Phany. — Dime, ¿amas a Ian?
— Lo amo con todas mis fuerzas — suspiré diciendo por fin la verdad.
— ¿Entonces qué demonios hacemos aquí sentadas? — Sonrió — debes ir por él. Busca la felicidad que solo él te puede brindar
— ¿Dónde…?
— Ven conmigo a Guadalajara.

*Versión de Ian*

Estaba derrotado, en realidad ya no había nada que pudiera hacer para salvar aquel amor que tantas alegrías y lágrimas me había provocado, forzar las cosas era lastimarme aún más.

Después de mi conversación con Phany, y de revivir unos cuantos recuerdos más, decidí que era el momento de regresar a Guadalajara. Aprendería a vivir sin ella, si pude soportar cuatro años, podía sobrevivir lo que me quedaba de existencia. No era algo grato, pero apenas si pude rescatar algunos pedazos de mi corazón, los suficientes para mantenerme vivo.

De mi regreso no recuerdo nada, solo sé que bajé de un taxi con unas cuantas maletas, me metí al baño y me sumergí en la tina. Por fin estaba en casa. Había regresado completamente solo.

Flashback

— ¿Qué es lo que te gusta de mí, Ian? — me preguntó mi novia mientras acariciaba mi cabello dulcemente.

— Veamos — me alcé un poco — me gustan tus mejillas sonrosadas — pasé una mano sobre su suave piel — me gusta la intensidad de tus ojos cafés — la miré con fascinación — me gusta el olor de tu cabello — acerqué mi nariz a sus rizos y aspiré — me gusta la forma de tus labios — la besé fugazmente — me gusta tu risa — cosquilleé su estómago y ella comenzó a reír — me gustan tus pucheros — ella fingió enojo — me gusta tu cuerpo — se tapó molesta, como si estuviera desnuda y me eché a reír — me gusta tu voz, tu forma de pensar, tu fortaleza, tu debilidad, tus celos, tu delicadeza, la magia que impregnas a todo lo que tocas, a todo lo que ves, a todo lo que amas.

— ¡Ian! — Me interrumpió con lágrimas en los ojos — Mi amor, te amo — se colgó de mi cuello.

— Me asfixias — dije con dificultad

— Perdón — sonrió y yo la besé.

Fin del flashback

viernes, 5 de julio de 2013

Misery

No se comprendían ni un poco, sin embargo sus labios encajaban casi a la perfección. Sus cuerpos se ajustaban idealmente, pero en palabras pocas veces coincidían. Hablo de esos amores que destruyen dulcemente. Los malos momentos siempre eran más, pero los buenos resultaban ser maravillosos. Era una terrible adicción; placer, caricias, lágrimas y sonrisas feroces. La piel les quemaba, caían irremediablemente juntos.

jueves, 4 de julio de 2013

Cuadro hipotético

 
¿Me puedes decir por qué estás ahí? 
Ni siquiera sé donde estoy.
¿Es que acaso has terminado de volverte loco?
Nunca lo supe en realidad, nadie me aclaró nada
¿Y fuiste al médico? 
Sí.
 ¿Le hablaste de tus síntomas?
¿El dolor en el pecho, la quemazón en la garganta, las lágrimas y la vigilia?
 Las pesadillas y los gritos que a todos despertaban, también
 Le he dicho todo eso.
¿Cuál fue el diagnostico?
Todo está en mi cabeza
¿En tu cabeza? ¿Y existe una cura?
Aún no existe cura para el desamor
Tal vez podrías ir al psicólogo
Solo puede controlar la enfermedad, no erradicarla
Quizá el tiempo…
El tiempo es solo un triste consuelo para los desesperados
Es un buen doctor para tu mal
Solo quien me provocó el daño puede repararlo.
¿Y cómo lograrás que alguien que te odia te repare?
¿Odio? No, ella me amaba.
No ama quien destruye
El amor en sí ya es destrucción
¡Hablas de nada! ¿Qué harás?
Esperar a su regreso, o a mi despedida.
¿O la muerte o su presencia?
Precisamente.
Ella no va a regresar, lo sabes.
Sobreviviré de recuerdos y alimentaré mi alma con sus fotografías
¿Por qué una vida tan detestable?
Es todo cuanto me dejó.

miércoles, 3 de julio de 2013

Recordaba

Ni siquiera noté el pasar del tiempo, los años no me decían claramente que habíamos cambiado. Pero es verdad, hoy somos distintos. Sé que es extraño, pero los recuerdos se arremolinan en mi cabeza cada que quieren, me controlan. No significa que me duela, pero es nostálgico saber todo lo que fue. Las personas, los mensajes, los poemas, las canciones. La primera vez que oí esa melodía. Las veces que creía estar enamorada, pero puedo decir que estaba solo ilusionada.

  Soñaba sobremanera, y me caí muchas veces tratando de seguir aquellas voces que aclamaban incongruencias, idioteces que adoraba. Amores que se vestían de eternos, juramentos de adolescentes enamorados e ingenuos que comienzan a reconocer al amor. No lo sé, pero hasta puede ser gracioso; me pregunto si esas lágrimas que derramé únicamente fueron un desgaste sin importancia, o si realmente significaron algo. Para mí cada sensación era intensa, procesos de olvido que no se acababan, después esas llegadas inesperadas. Y volver a comenzar.

  Había amado con cada parte de mí y recibí mi primera lección, había vivido en carne propia aquel desgarre del corazón, ese ahogo inexplicable, la sofocación. Entre letras plasmé mis heridas, fue así durante un tiempo tristemente prolongado. No existía una sola noche que pudiera dormir sin que las sombras me acosaran, solo bastaba que cerrara los ojos para que las memorias se apoderaran de mi fragilidad.

  Personas que llegan y sin explicarlo se van.

  Hoy la vida me brinda una sonrisa amenazante, me provoca, me arroja al vacío para salvarme al final.

  Estamos bien.

martes, 2 de julio de 2013

¿Que si te amo? |Para "Novia o fan"|

Paulina, sé que acostumbro a decir palabras tontas; que de mi boca torpe sólo escapan versos errados que de coherencia no tienen ni la mitad. Necesito que disculpes mis silencios; porque llegaste a mi vida para eventualmente envolverme en, debo decir, una obsesión por estar cerca de ti, por averiguar en qué demonios piensas cuando te pierdes en detalles abstractos y lejanos. Pareciera que tus labios intentaran decir algo distinto de lo que a veces demuestran tus ojos.

  Sé que callé, sé que rechacé la siquiera idea, la oportunidad de hacerte saber…el terror me alcanzó, el miedo de ti, el temor a sufrir. Y es que ya me había acostumbrado a no vivir esas adversas sensaciones, a olvidar y rechazar el papel amoroso. No me preocupaba en lo absoluto que una niña boba me hiciera dramas de cosas que difícilmente entendía, ni entenderé.
  No deseo volverme a decepcionar.
  Cuando dijiste esas palabras, el nervio ocupó mi cuerpo y habló por mí, lo que en realidad el corazón quería decir…lo que mi lengua desobediente tendía a alegar era el hecho innegable de que desde que te vi la primera vez, no sé cómo, supe que eras diferente, supe que entre toda esa gente que reía al son del alcohol; tú sobresalías. Porque lucías tan bonita, tan inocente, tan para mí. Y cómo voy a olvidar el modo en que jugueteabas con tus manos e impaciente te mordías los labios, desde ese momento inconscientemente mi corazón ya rogaba por ser de ti.
  Entonces me acerqué a ti, y al pasar de los días, con todas tus torpezas, tus ideas, tu sencillez y hasta tus cambios constantes de humor, me hiciste adicto a tu esencia.
  Debo decirte lo seducido que me tienes, la inmensa necesidad que tengo de acunarte entre mis brazos. Que no sé, pero tu llegada a mi vida ha sido como la entrada del sol alumbrando la habitación al amanecer, que tu sonrisa me desvela por las noches. Eres bella no sólo en apariencia, eres asombrosa del pensamiento; y eso es lo que más me vuelve loco. Me traes inquieto, desesperado, esperanzado, estúpidamente enamorado. Y debo confesarte, nunca me había sentido así, nunca había experimentado tal grado de amor y devoción por una mujer. 

  Eres eso que me ha hecho falta por tantos días de soledad, esa persona que puede ser mi complemento si me regala la oportunidad de ser algo importante en su vida. Eres la que a mi existencia le puede dar una verdadera motivación, una razón. La niña que logre librar este corazón-coraza.
  Tal vez parezca absurdo pero te amo, te amo y no puede existir más verdad en mis palabras y te lo digo con todas sus letras.

  Paulina, yo te amo; así como la noche se fascina con el vagabundo que canturrea para ella en madrugada. Yo te amo como el otoño a las risas de una niña juguetona al crujir con sus pisadas las hojas. Te necesito en mi vida, como el papel a los trazos constantes de una pluma.  Como las estrellas que brillan para la ciudad; yo estoy a la expectativa de ti. Te amo como seguramente las flores del jardín aman la llegada de sol; tan necesaria en mí. Te amo del mismo modo en que los árboles aman la lluvia que les brinda la vida tiernamente. Te amo tanto como el escritor ama a las letras, como el músico ama cada composición, como el pintor ama con devoción la creación de sus pinceles.
  Te amo así, como la mujer solitaria que aspira el aroma de una rosa antes de morir, como Cortázar ama a Lucía describiéndola una y otra vez en Rayuela. Te anhelo como el fumador las caladas de un cigarrillo.
Así de tanto es que yo te amo.
  Paulina tú eres la noche y yo el vagabundo, tú eres la niña juguetona y yo el otoño, tú eres la pluma y yo el papel, tú eres el sol, eres la lluvia, eres las letras, los pinceles.
No hallo más palabras para decírtelo, José Madero se enamoró de ti.
Tal vez parezca absurdo, pero te amo; te amo y desde ahora no puedo mantenerme lejos de ti.

martes, 18 de junio de 2013

Tu voz

Emboscado en mi escritura
cantas en mi poema.
Rehén de tu dulce voz
petrificada en mi memoria.
Pájaro asido a su fuga.
Aire tatuado por un ausente.
Reloj que late conmigo
para que nunca despierte.

Alejandra Pizarnik

Complemento

Hay algo de lo que aún no les he hablado, y ahora que empezó a sonar Fix You pensé que era el momento adecuado para expresar lo siguiente. Esa canción es perfecta para lo que él me hace sentir, para el modo en el que me arregla el corazón aún cuando el suyo está hecho pedazos. Y quería decirles libremente que su compañía es una de las cosas que más aprecio de los desastres de mi vida. Muchas personas se han ido, sin embargo, él como un protector extraño que a veces se esconde; se ha quedado.

domingo, 16 de junio de 2013

Cartas

Te escribí el sábado, te escribí el domingo, te escribí ayer. No he hecho nada más, no he salido, no he ido a ninguna parte, no he visto a nadie. (De veras estoy loco. Ahorita me estoy dando cuenta. Esto es anormal.)

Jaime Sabines, Cartas a Chepita (octubre 9, 1951)

Confesión

Fue a conciencia pura que perdí tu amor, nada más que por salvarte. Hoy me odias, y yo feliz; me arrincono para llorarte. El recuerdo que tendrás de mí, será horroroso; me verás golpeándote como un malvado. Y si supieras bien, qué generoso fue pagarte así, tu buen amor.

Sol de mi vida, fui un fracasado y en mi caída busqué echarte a un lado, porque te quise tanto que en mi rodar, para salvarte solo supe hacerme odiar. Y hoy después de un año atroz, te vi pasar. Me mordí para no llamarte, ibas linda como un sol, si se paraban para mirarte.

Y yo no sé si el que te tiene, así se lo merece. Solo sé que la miseria cruel que te ofrecí, me justifica el verte hecha una reina. Pues vivirás mejor lejos de mí.

Para salvarte solo supe hacerme odiar.

Un mensaje

Después de tanto tiempo, ¿te decides a abrir esa maldita boca? Y aún por todas las lágrimas que derramé, hasta este momento te empieza a importar, ¿por qué acercarte cuando finalmente soy feliz? Te juro que no termino de comprenderte, y la verdad es que ya no tengo interés en hacerlo. Esa necesidad por ti, desapareció. Ahora descubrí que merecía más que los pedazos de amor que me ofrecías. Tener que soportar tus ausencias, ahogarme en mis enojos y fingir que todo estaba bien, perdonándote sin que me lo pidieras.

Porque ahora tengo el amor completo de una persona maravillosa, que ha soportado tanto de todo lo que tú no pudiste ni siquiera conocer, porque no puedo sentirme más enamorada y más amada. Él reconoce mis sentimientos, si se equivoca lo remedia, y si lo hago yo; también. No vengas a colocar esa sonrisa cínica frente a mí, hoy ya no te servirá de nada; no me importa qué tanto te acerques, nunca más voy a volver a caer. Lo que sentía por ti no es absolutamente nada si lo comparo con lo que siento por él. Y si te dedico mi tiempo escribiéndolo, es para que comprendas por fin todo lo que perdiste por las dudas y el miedo.

Así que no me hables con esa mirada nostálgica, ni me amargues con tus canciones de amor, no me digas qué tan grande es tu amor, ni tu miseria por perderme. Ya en el pasado me heriste lo suficiente, no vas a arruinar mi presente, eso te lo prometo.

http://youtu.be/aLbI20CO30M

Ausencia de Dios

Digamos que te alejas definitivamente
hacia el pozo de olvido que prefieres,
pero la mejor parte de tu espacio,
en realidad la única constante de tu espacio,
quedará para siempre en mí, doliente,
persuadida, frustrada, silenciosa,
quedará en mí tu corazón inerte y sustancial,
tu corazón de una promesa única
en mí que estoy enteramente solo
sobreviviéndote.

Después de ese dolor redondo y eficaz,
pacientemente agrio, de invencible ternura,
ya no importa que use tu insoportable ausencia
ni que me atreva a preguntar si cabes
como siempre en una palabra.

Lo cierto es que ahora ya no estás en mi noche
desgarradoramente idéntica a las otras
que repetí buscándote, rodeándote.
Hay solamente un eco irremediable
de mi voz como niño, esa que no sabía.

Ahora que miedo inútil, qué vergüenza
no tener oración para morder,
no tener fe para clavar las uñas,
no tener nada más que la noche,
saber que Dios se muere, se resbala,
que Dios retrocede con los brazos cerrados,
con los labios cerrados, con la niebla,
como un campanario atrozmente en ruinas
que desandara siglos de ceniza.

Es tarde. Sin embargo yo daría
todos los juramentos y las lluvias,
las paredes con insultos y mimos,
las ventanas de invierno, el mar a veces,
por no tener tu corazón en mí,
tu corazón inevitable y doloroso
en mí que estoy enteramente solo
sobreviviéndote.

- Mario Benedetti.

miércoles, 12 de junio de 2013

Lejanía



Mi ser henchido de barcos blancos.
Mi ser reventando sentires.
Toda yo bajo las reminiscencias de tus ojos.
Quiero destruir la picazón de tus pestañas.
Quiero rehuir la inquietud de tus labios.
¿Por qué tu visión fantasmagórica redondea los cálices de estas horas?

- Alejandra Pizarnik. 

Cuatro años hacia delante XX

Cuando reconocí a la persona que había llegado, reuní todas mis fuerzas con la única intención de asesinar.



— Chaparra, ¡suéltala! ¡La vas a matar! — Me dijo Eduardo preocupado, tratándome de sostener.

Mis puños cobraron vida y aunque mi cerebro me decía que me detuviera, no podía dejar de golpear a Phany. Me temblaban las manos debido a la adrenalina y el coraje incontrolable que sentía en esos momentos. Era la primera vez que mis sentimientos me dominaban así. Por fin Eduardo logró zafarme del cuello de Phany y reaccioné.

— ¿Estás bien, Phany? — preguntó Ángela inquietada.
— No pasa nada, Angie, lo tengo más que merecido — respondió la chica limpiándose la boca cubierta de sangre.
— Sígueme Phany, voy a curarte. Ángela, encárgate de ella — dijo Eduardo señalándome con la mirada, y sentí vergüenza. ¿Qué rayos pasaba conmigo?


— Ya tenemos que irnos — dije rompiendo el silencio.
— Creo que te pasaste un poquito — se rió Cecilia.
— ¿Tú crees? — sonreí aliviada de que mis amigas no me tuviesen miedo.
— Debo decir que lo disfruté, pero es un secreto — Terció Ángela acariciando mi cabello de forma maternal.

Eduardo salió seguido de Phany, quien seguía luciendo muy mal. Me acerqué a ella y retrocedió con miedo en la mirada, sentí una repentina lástima.

— ¿Puedes decirme a qué viniste? Estoy a punto de irme — dije tranquilamente.
— ¡Tú no puedes irte sin escucharme! — gritó de pronto y todos nos miramos angustiados — Si después de lo que te digo, decides irte, lo respetaré. Pero te ruego que me escuches. Sé que no lo merezco, sé que fui una completa zorra y no sabes cuánto me arrepiento. Solo escúchame — comenzó a llorar.
— Wow — dije venenosa — quién lo diría, Phany llorando.
— Por favor.
— Serán solo unos minutos, acompáñame a la cocina — le dije dándole la espalda. Comencé a caminar nerviosa, pero fingiendo cinismo y soberbia, ella no podía verme flaquear.

Me acerqué a una silla y me acomodé, le señalé a Phany que me imitara y así lo hizo sin mediar palabra. Empecé a golpear mis dedos en la mesa, esperando a que ella comenzara a hablar.

— Escucha, he sabido que Ian vino hasta aquí a buscarte. He sabido que lo dejaste ir, así que me decidí a dar la cara yo misma. — Suspiró — No juzgues a ese pobre chico de buen corazón por culpa de una cualquiera. Quiero que sepas que todas y cada una de las palabras que él te ha dicho son verdaderas. Antes de que Ian se fijara en ti, yo ya me había enamorado de él, y estaba muy molesta. No tienes idea de la envidia y el odio inmerecido que sentía por ti. Ideé un plan para que él te fallara. Pero de nada me servía, cada momento que lo seducía él me rechazaba, alegando una y otra vez cuánto te amaba y respetaba.

Sentí que mi corazón tartamudeó.

— Harta de sus negativas, planeé algo que definitivamente lo separaría de ti. Porque te conocía, sabía que no ibas a escucharlo. Ese fatídico día me metí a su cama, él estaba inconsciente. Y ante cada caricia no dejaba de pronunciar tu nombre. Cuando nos viste y te fuiste, reaccionó y al darse cuenta de que era yo, inmediatamente me alejó y corrió a buscarte. Jamás quisiste escucharlo, y en pocos días ya te habías ido de la ciudad.

“El primer año fue el peor, puedo jurártelo, todos temían que fuese a suicidarse y él solo se reía. Sus facciones y actitudes se transformaron, de ser una persona llena de luz se volvió en una sombra que solo deambulaba por las calles en la madrugada. Su familia buscó ayuda y poco a poco logró recuperarse. Pero los días oscuros no acabaron, los cigarros y las drogas. Verás, cuando me di cuenta del mal que había causado en su salud mental, ya era demasiado tarde.

Pero él es tan bondadoso, que al pasar de los años por fin logré que me perdonara, nos hicimos buenos amigos. Pero no había un solo maldito día que no pensara en ti, que no se preguntara si estabas bien, si la vida te sonreía, si te acordabas de él.

Todo esto me hizo sentir miserable, porque sabía que aquello era solamente mi culpa. Luego supo que volverías y carajo, parece que le regresó la vida. Me mantuve al margen para no causar problemas, por supuesto. Y ahora vino hasta aquí a decirte que te amaba, que todo había sido un error que se podía reparar.”

— Por favor, basta. Detente ya — comencé a llorar.
— No puedes negarte a la verdad — me insistió Phany — Ian te ama, y nadie más podrá quererte así. Te ruego que no te vayas y lo busques, antes de que sea tarde.
— ¿Tarde?
— Tengo tanto miedo de que vuelva a caer — lloriqueó — Yo sé que lo amas, por favor no lo dejes ir. El amor entre ustedes es puro y estoy segura de que es para siempre. Sé que los cuatro años que pasaron no han modificado eso, porque puedo ver el mismo brillo en tus ojos que he visto en él cuando me habla de ti.

lunes, 10 de junio de 2013

A él

Fue algo extraña la forma en que entraste a mi vida, debo decir, pero creo que esa misma extrañez es lo que ha hecho que nuestro amor se haga más fuerte, que las adversidades no nos venzan, que cada día que hablemos nos sea importante. Nos ayudó a valorar las palabras, y aquellas pequeñas cosas que en otras circunstancias no serían nada; nos hizo fuertes para soportar distancias, ausencias, angustias y silencios. No puedo negar el miedo que me acosa, pero puedo decirte que ese mismo miedo me hace amarte y disfrutarte más. Planear una vida no es fácil, sin embargo no hemos dejado de hacerlo. No tenemos una remota idea de lo que nos depara el futuro, pero sabemos que nos va a encontrar juntos, y esos sueños trascenderán a la máxima expresión de belleza que la realidad puede ofrecernos. Tenernos. Intentaría escribir un poema con versos ideales, trataría de escribirte cada día una canción. Compensemos las discusiones con besos desesperados, abrazos inacabables, sonrisas y caricias.  Puedo decir una y mil cosas, mas nunca serán suficientes, puedo señalar que un beso de tus labios me transformará. Sé decirte que te amo, porque es la única cosa que me sale bien. Pudiera cometer cientos de errores, y aún así sé: en la medida que he de amarte, nadie puede superarme.

http://youtu.be/axH961PascM

viernes, 7 de junio de 2013

Cuatro años hacia delante XIX

— Gracias — dije respirando entrecortadamente — tú eres muy bueno, sí, muy bueno. Eres muy bueno… — dije somnolienta y, por segunda ocasión, todo se volvió oscuro. Apenas si escuché a Eduardo gritando mi nombre repetidas veces.



—Pequeña, ¿estás bien? — oí la voz preocupada de mi amigo.
— ¿Eh? ¿Qué pasó? — pregunté tratando de vencer la pesadez de mis párpados.
— Sufriste un desmayo.
— Vaya, ya me está gustando — me reí.
— Sabes que no es gracioso — me dijo serio — no es normal, deberías ir al médico.
— Oh, por favor, cualquier cosa menos eso. Estoy perfectamente — me levanté demasiado rápido y perdí el equilibrio. Por supuesto, Eduardo me sostuvo con agilidad.
—Gracias.
— Ahora dime, ¿qué pasó con Ian?

Me solté de él y me acomodé en una silla, suspiré y procedí a relatarle la misma historia que Ian – perspicazmente - me había inventado. Después de que terminé, ambos nos quedamos en silencio por varios minutos, hasta que me harté y decidí abrir la boca.

— Así que ya no tenemos por qué preocuparnos más, Ian me prometió que no volvería a molestarme jamás — sonreí, o al menos eso pretendí.
— Chaparra, tal vez lo que Ian te dijo sea verdad…
— ¡Dios! ¡Tú! — me irrité.
— Nena, Phany siempre fue así, pero tú no lo notaste, a mí nunca me agradó su presencia. Era una mala persona.
— Eso no justifica a Ian
— Pero por supuesto que lo hace — me sonrió tiernamente — Él te explicó el modo en que Phany terminó en su cama, y eso es posible.
— ¿Cómo? ¿No se dio cuenta de que el cuerpo asqueroso que lo estaba tocando no era el mío? Por favor…
—¡Es posible! Los hombres adormilados somos más idiotas que de costumbre.
— ¿Por qué te pones de su parte? — chillé.
— No me pongo de parte de nadie — rió tranquilo — pero si analizas bien las cosas, puede que durante estos años, Ian haya vivido en tu odio injustamente.
— Qué importa, lo lamento por él; porque yo estoy contigo ahora.
— No tienes por qué…
— ¡No vamos a discutir eso! Por favor, solo apóyame, te necesito.
— Tranquila pequeña, yo no iré a ningún lado. Te amo.

Después de eso tuve que repetir una vez más la historia de Ian, pero ahora con Cecilia y Ángela. Por supuesto, Ángela se puso totalmente de parte de él. Cecilia me apoyó. Supongo que con eso tenía suficiente, no había fuerza humana que me hiciera cambiar de opinión, por más que aún amara al estúpido de Ian con locura.

Los días desfilaron, parecía que la visita de Ian solo había sido un sueño borroso; pronto todos se olvidarían de aquella experiencia, o eso esperaba. Eduardo estaba más amoroso que nunca, los detalles que tenía me parecían maravillosos; él era romántico por excelencia, y apenas lo estaba descubriendo. A pesar de que era muy distinto a Ian, se había ganado una parte importante en mi corazón. De alguna manera me había demostrado que el amor no solo eran los juegos bruscos e ideas frágiles que Ian me enseñaba. Era algo más profundo, no había modo de explicarlo.

Y por fin llegó el día de mi partida, estaba muy excitada y nerviosa. Lo mejor era que Cecilia y Ángela me acompañarían en esta locura. Lo peor era que Eduardo no estaría con nosotros, y extrañarlo era lo que más dolería.
Estábamos en casa de mi mejor amigo, Cecilia y Ángela no dejaban de gritar como un par de tontas, y yo había acabado con mis uñas. La sala estaba rodeada de maletas. Eduardo nos miraba sin dejar de reírse.

— Ya cálmense — sonrió — todo va a salir excelente.
— Hermanito, ¡cómo te voy a extrañar! — expresó Cecilia con lágrimas en los ojos.
— Ven a mis brazos, tontita — lloró Eduardo.

Sonreí con dulzura al verlos abrazados así, no había algo más hermoso que la protección y complicidad que ambos se tenían.

— Bueno — carraspeó Ángela — Déjame darle un abrazo a este bombón.
Eduardo soltó a Cecilia y abrazó a Ángela.
— Cuídalas mucho — alcanzó a decir — tú eres la única sensata de este grupo de niñas.
— Oye, ¡te oí! — dije pellizcándolo.
— Los dejamos solos un rato — dijo Ángel a arrastrando a Cecilia.
—Voy a extrañar a ese par — me sonrió Eduardo.
— ¿Y a mí no? — hice un puchero.
— Cómo me preguntas eso — acarició mi mejilla — si esta niña boba es la que más me hará falta.
— Te extrañaré tanto — lloré — Cuando decidí hacer este viaje, solo pensé en liberarme de todo, que no me haría falta nada. Sin embargo, separarme de ti me dejara un gran vacío.
— No te preocupes por mí, pequeña. Aquí te esperaré siempre.
—¿Lo prometes?
— Te lo prometo.

Ambos nos abrazamos y yo acaricié su nuca con suavidad. Fuera de cualquier cosa, el proceso de despedida resultaba aun más doloroso de lo que imaginaba.



Nos reunimos con Ángela y Cecilia. Los cuatro nos miramos, y en medio de algunas lágrimas mal disimuladas, nos dirigimos a la salida. Nos vimos interrumpidos por el timbre de la casa.

—¿Quién molesta ahora?
— Debe ser algo de tu trabajo, ve, aún estamos con tiempo.

Observé el fastidio de Eduardo al decidirse a abrir la puerta. Todos estábamos expectantes para saber quién interrumpía nuestra extraña despedida.

Cuando reconocí a la persona que había llegado, reuní todas mis fuerzas con la única intención de asesinar.

http://youtu.be/mX95Pcf79Ko

jueves, 6 de junio de 2013

Amigo, ¿querrías escucharme?

Hola, aún tengo la esperanza de que me leas, y sabes que me dirijo a ti. Sé es extraño que te busque, seguramente has pensado que yo ya no te necesitaría más, y con razones de sobra. Quiero decirte que necesito de tu ayuda, tal vez es demasiado pedir porque yo nunca he hecho nada por ti, pero en estos momentos no encuentro a quien más recurrir. Es que estoy muy sola, me quedé totalmente sola; por perseguir un sueño que jamás trascendería a mi realidad, no medí que todo acabaría, y que cuando abriera los ojos, todos los amigos a los que había ignorado me habrían abandonado, se habrían cansado de esperarme. Y no los culpo.
Amigo, te necesito, aún no sé exactamente por qué. Quizás solo anhelo que me escuches, que me brindes tu apoyo, que me hagas recordar aquello que yo era; mis tonterías y las risas, los dibujos y la preparatoria. Ayúdame a recordar eso, porque siento que me voy a caer, que lo único que busco es suicidarme. Encontrar una maldita escopeta y acabar con todo.
No quiero asustarte, pero no puedo evitar sentirlo así, todo va terriblemente mal y ya no sé qué hacer, te necesito aquí a mi lado, necesito recuperar aquella vieja persona que tenía amigos verdaderos que la apreciaban tal y como era, que la apoyaban y hacían un esfuerzo por escuchar sus penas.
Sé que tú y yo nunca fuimos grandes amigos, pero al sentirme así solo pude acordarme de ti, de lo que me hacías sentir, lo acepto. Pero más allá de eso, quiero que sepas que me muero, que me abraces, que me detengas. Por favor, no quiero cometer una estupidez otra vez, sé que todo esto es consecuencia de mis inconscientes actos, pero ya no puedo remediarlo, no puedo con esto sola. Amigo, desesperadamente, ruego porque aún me leas, porque veas estas letras que plasmo con lágrimas en los ojos y con una puta navaja al lado mío. Sálvame, por favor.
Ya no tengo nada por lo que luchar, no tengo una razón para avanzar el camino y dejar de escribir las ganas que tengo de suicidarme. Suicidar, parece una palabra hermosa.

miércoles, 5 de junio de 2013

Sus versos

Mejor vivamos en esos poemas que escribes, cuando los leo me siento amada; en ese mismo instante todo parece perfecto. Pero al terminarlo, todo vuelve a estar mal. Sí, ya lo decidí; viviremos para siempre en un poema, que nada ni nadie más puede importar cuando estamos así.

Lo sabías

Vos que nunca fuiste nada, pero que por una extraña razón representabas todo. Sí,  te diste cuenta, me había enamorado de ti. No esperaba que me correspondieras, por supuesto. Apenas nos conocíamos y compartíamos un par de cosas, eramos amigos, pero tampoco nos hablábamos demasiado. Pasábamos buenos ratos, compartíamos historias graciosas. Nos burlábamos un poco de la vida.
Vos y yo siempre fuimos distintos, sobra decir la edad, la ciudad, la madurez. Pero de cualquier manera - y Dulce lo sabía - me había enamorado como una niña que acerca un dedo al fuego sin saber que se quemará. Ella lo sabía porque me dedicaba a hablarle de ti, y por dentro se partía de la risa, y también se alegraba de que estaba superando el pasado. De que quizás, me había recuperado, y que las crisis tontas no volverían jamás. Ya no tendría que escuchar cómo extrañaba aquellos días.
Yo sabía que vos lo sabías, es que era demasiado obvio, los poemas que escribía. Deberías ser un tonto para no haberlo notado. Pero sé que fingías demencia, no me querías del modo en que yo deseaba. Y en verdad no importaba, porque sin ser nada me hacías sentirlo todo. Además, qué importaba, yo quería saborear el momento. Verte reír y dejarme llevar por aquella música que brotaba. Y cuando me robé esa melodía y me derretí por completo. Oh vamos, realmente sabías que yo te admiraba, que me enojaba cuando no me hablabas. Que inventaba excusas para decirte "HOLA". Lo sabías, y me alegro que jamás hayas dicho nada. Era feliz con esa amistad extraña en donde se escondía un inmenso amor.
Pero te agradezco desde el corazón, me ayudaste a superar algo que imaginaba que jamás pasaría a segundo plano. Gracias por dejarme quererte. Gracias.

Cuatro años hacia delante XVIII

Estaba en el hotel y me preparaba para volver a Guadalajara. Mi teléfono celular comenzó a sonar y sin ganas me dispuse a responder.

— Hola Phany



— Cuéntame todo, ¿lo lograste? ¡Dime que sí! — respondió agitada Phany del otro lado del teléfono.
— Phany… — suspiré.
— ¡Habla, carajo!
— Ella, ella no me creyó — lloré por primera vez.
— Pero Ian… ¿Le explicaste? ¿Le dijiste todo tal y como era? ¿Incluyendo el hecho de que yo era una maldita piruja? — se molestó.
— Le dije todo y además, ella me dijo que ama a Eduardo.
— ¿Eduardo? — ¿de qué Eduardo hablamos?
— ¡Su mejor amigo, Phany!
— ¿Eduardo está viviendo allí? — dijo por completo sorprendida.
— Sí. Phany, ella me dijo que lo ama y yo — se me quebró la voz por un instante — yo no puedo luchar contra eso.
— Yo no puedo creer lo que me estás diciendo, yo la conozco. Estoy segura de que lo dijo por tonta y orgullosa. O por razones totalmente erradas. Pero ella, dios, ella debe amarte a ti.
— ¿Qué parte del “Me mandó al demonio, no quiere saber nada de mí; prefirió a Eduardo” no entiendes, Phany?
— Ojalá un día puedas perdonarme.
— Phany, no te tortures más con eso, yo ya te perdoné hace mucho tiempo.
— Es que fui una maldita perra, no sé cómo pude hacerle eso a mi mejor amiga — lloriqueó — todo por un capricho adolescente.
— Tú lo has dicho — comenté — un capricho adolescente. A esa edad todos cometemos muchos errores. Lo importante es que ahora sabes que estuvo mal, y eres mi mejor amiga. Te quiero, Phany. No te tortures más con el pasado.
— Pero por mi culpa perdiste al amor de tu vida…
— Hicimos todo lo que estuvo en nuestras manos. Ya no podemos intentar nada más. Y yo me recuperaré de todo esto, te lo prometo. Tal vez algún día pueda querer a alguien una mínima parte de lo que amo a ella ¿sabes? Quizás dentro de lo posible, pueda hasta olvidarla.
— Te quiero mucho, Ian. Yo estaré contigo.
— Gracias Phany. Ahora, de regreso a Guadalajara.
— ¿Tan pronto?
— Ya no tengo nada que hacer aquí.
— Cuídate mucho, te esperaré.
— Adiós.

Era gracioso. Justamente la persona que me separó de mi novia, era la que ahora me brindaría su apoyo para recuperarme. ¿Cuántas cosas extrañas pueden suceder en tan solo cuatro años? Ahora había que dejar la lucha, tenía que regresar. Me hubiera gustado verla por última vez, pero le había prometido no volver a molestarla jamás.

Vamos Ian, no hay nada por hacer.

Versión de Ella*

Llegué agitada a la casa de Eduardo, sentía que me rompería en mil pedazos si no lo veía, si no escuchaba su voz para que me reconfortara. Necesitaba esa paz que podía transmitirme, rogaba que me demostrara que había tomado la decisión correcta y que ahora todo marcharía bien. ¿Todo estaría bien, correcto?
Toqué con impaciencia y él inmediatamente abrió. Sus ojos oscuros me miraron con curiosidad, me dejé llevar por los sentimientos y exploté. Me arrojé a sus brazos y comencé a llorar de verdad.

— Chiquita, no me asustes así ¿qué pasó? — me separó de él para mirarme. — vamos pequeña, entra a la casa.
Abrazados nos dirigimos hacia la cocina, sirvió un vaso con agua y me lo ofreció, lo bebí con rapidez.

— Gracias — dije respirando entrecortadamente — tú eres muy bueno, sí, muy bueno. Eres muy bueno… — dije somnolienta y, por segunda ocasión, todo se volvió oscuro. Apenas si escuché a Eduardo gritando mi nombre repetidas veces.